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martes, abril 14, 2015

De justicia y de sombras (Cuando las sombras sirven para distinguir la luz)

Cuando recordar es morir  
Si para encontrarle sentido a la vida nada hay como enfermarse, para valorar nuestro actual sistema de justicia nada hay cómo compararlo con el pasado; incluido el pasado recientísimo del período 2000-2004, cuando un presidente de la República, sin ser juez ni fiscal, cerraba programas informativos por estrés, ridiculizaba a negros, trabajadoras domésticas y a homosexuales por diversión, insultaba por “gadejo”, o apresaba periodistas al amanecer. O si prefieren, lleguemos hasta la dictablanda de los doce años para preguntar por el tristemente celebre Juez Severino.
O por aquella granada y aquel revólver calibre 38 utilizado tantas veces por los jueces de entonces para encarcelar a opositores. Sentencias  redactadas en bufetes de honorables. Como ocurre con el PLD y sus adversarios, las luces de nuestro actual sistema judicial son las sombras del pasado.
Los “progres” del atraso
Como ya he dicho antes, el PLD se ha quedado sin adversarios porque les ha ganado o los ha comprado a todos. Por vencer, los peledeístas han vencido incluso a cierta “izquierda” que se suponía liberal, progresista, tolerante, plural y respetuosa del ciudadano y sus derechos, pero ya ven, el fin de la guerra fría y la caída del muro le pasó sin darse cuenta. El E-Mail que lo anunciaba nunca llegó. Y así le va.
Uno defiende un Estado de Derecho que no pueden ofrecer las dictaduras de izquierda o derecha.  Dictaduras que si son de “izquierda”, estos señores defienden con vehemencia andaluza y justifican en pleno 2015. Por eso, para sobrellevar con mayor paciencia la democracia gris y un poco puta que nos gastamos, nada cómo haber vivido en la URSS comunista, comprado flores en la Albania de don Enver, o haber desayunado en Café del Louvre, ay, puente de Carlos en la Praga triste e invadida casi siempre. ¿Cómo pueden reclamar impunidad cero, transparencia; ofrecer cátedras de respeto a los derechos humanos y a los valores democráticos, quienes defienden dictaduras y gobiernos que no toleran ni partidos ni elecciones, ni libertad de prensa, ni la libertad a secas, ni la justicia independiente, ni la vida.
Los “próceres” de la anti-corrupción
Y puesto a la labor, debo hablar también de unos señores que, seducidos por los veintiún puntos con los que en agosto 2011 el candidato Hipólito Mejía superaba a Danilo Medina, decidieron apoyar al candidato que había sido presidente en 2000-2004, ese, el mismo que ordenó a su jefe de Policía apresar a un ciudadano ñsin orden de juez ni fiscalñ porque según él había dicho que en su comunidad no había agua en el acueducto recién inaugurado; como le ordenó no asistir a una citatorio del poder judicial. A ese  candidato fue a quien apoyaron los señores, y a punto estuvieron de convencernos de que era una perra indecencia preferir al sureño Medina sobre el agrónomo de Gurabo, aplicándonos una vez más la implacable “espiral del silencio” de la profesora Noelle-Neumann, tan de moda en estos últimos meses de tanta manipulación, tantos tribunales mediáticos, y tantas campañas de acoso y derribo.
De preservativos y bicicletas
Ahora, después de haber sido rescatados con el afecto de madre banileja por las modernas y confortables ambulancias del 9-1-1, andan los señores “consternados y rabiosos”, preocupados por un sistema de justicia que nunca ha sido menos malo, menos corrupto, menos irrespetuoso de la Constitución, los códigos y las leyes, y menos mal pagado que éste, que todavía ñlean bienñ es malo, corrupto, irrespetuoso de la leyes, mediocre y mal pagado. Pero, cuidado. Los preservativos son para el sexo como las bicicletas son para el verano.
Por Pablo Mckinney ;-

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