La semana pasada una turba haitiana que
asaltó el consulado de República Dominicana en Puerto Príncipe apaarte
de otros destrozos quemó una bandera dominicana. Por suerte no hubo
tragedia humana.
Esto dio como resultado que Danilo Medina en su condición de presidente
dominicano, cerrara la embajada en Haití quejoso de que las autoridades
de ese país no protegen las delegaciones extranjeras. Un asalto como ese
no se producia en Haití desde los años 1940 cuando Trujillo intrigaba
con presidentes haitianos.
Ese hecho es bastante ilustrativo de que se debe cerrar un acuerdo serio entre Haití y la República Dominicana.
Ellos tienen un exceso de mano de obra que desean colocar en los centros de trabajo de la República Dominicana.
Ambos países pueden suscribir un acuerdo marco que permite a
trabajadores haitianos laborar en fábricas, tiendas y talleres
dominicanos. Eso sería muy bueno, pero tiene que ser estrictamente
vigilado y los beneficiarios tienen que estar claramente identificados.
Así sucede ahora entre Israel y Palestina.
Los haitianos siempre querrán venir, pero nosotros tenemos la obligación
presente y futura de preservar a nuestro pueblo, a nuestra tierra y a
la esencia que significa ser dominicano.
¡No hay que decir más!
Por Silvio Herasme Peña ;-
Por Silvio Herasme Peña ;-
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