Los constantes anuncios de “unidad” de Hipólito Mejía y Luis Abinader
confirman las amenazas de división con que nació y transita el
indefinido grupo político PRM.
Luis e Hipólito están en campaña
abierta lo que, conociendo el “temperamento” y los ímpetus de Mejía,
solo dan tiempo a que se produzcan duros encontronazos por las ofensas
esperadas, más porque en boca de mucha gente he oído la versión que dice
que aunque Abinader debería ser el candidato, Mejía le ganará la
convención, aunque no tendría las mejores posibilidades en las urnas.
Hoy,
la salida abrupta, pero no inesperada, de Tony Peña Guaba de la
dirección del PRM revela lo débil de ese intento de organización
política electoral.
La encuesta del CEC publicada la semana
pasada, que sitúa a Abinader con una preferencia para ganar la
“convención” del PRM con muchos más votos que Hipólito y las elecciones
del 2016 muy por encima de Leonel Fernández, no logró la reacción
esperada porque, sencillamente, los analistas de la política nacional no
se lo creyeron. Pero hacia adentro, Hipólito y su equipo, que menos lo
creyeron, lo consideraron un ‘golpe bajo’ y arreciaron sus críticas
internas contra Luis.
En el PLD, el laborantismo del grupito de
funcionarios que presionan por la reelección del presidente Medina,
sufrió dos reveses: la declaración de conocedores de la política, que
como César Pina Toribio, han sentenciado que a ese proyecto “se le ha
hecho tarde”, y la difusión del informe del Servicio de Investigación
del Congreso de Estados Unidos que pondera cómo los gobiernos de Leonel,
2004-2012, devolvieron la confianza en el país, perdida en el desastre
2000-2004, y que alaba sus mediaciones en conflictos internacionales,
derrumbando la tesis que propagan sus enemigos, dentro y fuera del PLD,
de que el “imperio” le habría dado “la espalda” al lider peledeísta, y
que eso sería decisorio para el resultado electoral.
En el
escenario el PRD es el único que navega con pies seguros, ya con su
candidato presidencial, Miguel Vargas -elegido desde agosto pasado-,
quien tiene ante sí el reto de revitalizar su partido como la opción
electoral que ha sido por más de 50 años.
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