De no producirse ahora una reforma
constitucional que implante el sistema electoral norteamericano de dos
períodos presidenciales, ocurrirá inmediatamente después de las próximas
elecciones y el presidente en ejercicio en ese momento --sea Leonel
Fernández o Miguel Vargas--, permanecerá en el poder por ocho años, del
16 al 24.
Danilo Medina y su gente, en consecuencia, que no hagan
planes para volver en el veinte si salen del poder al vencer su mandato
el próximo año sin aprovechar la brecha que le abre en este momento su
popularidad para propiciar esa modificación a la Carta Magna.
Porque
el sistema electoral del futuro hay que proyectarlo sobre la base de
una reforma constitucional en la que todo el mundo está de acuerdo: la
implantación del modelo americano que permite una repostulación
presidencial que casi automatiza los gobiernos de ocho años.
El
país no puede continuar en la incertidumbre de si un presidente de turno
forzará la reelección esté o no proscrita en la Constitución. Porque
todos sabemos que cuatro años es un período muy breve para ejecutar una
buena obra de gobierno y que en ese caso el pueblo debería tener la
opción de reelegirlo para un segundo mandato.
Y si es un gobierno
malo que no merece ser reeditado --como el caso de Hipólito Mejía en
2004--, simplemente se vota en contra y también fuera para siempre…
… El modelo americano
Es el modelo que ha imperado en los Estados Unidos desde el año 1945, tras la muerte de Franklin D. Roosevelt, último presidente en ser elegido indefinidamente. Agotó tres mandatos completos entre 1932 y 1944, y falleció en 1945, a los 74 días de iniciar el cuarto período.
Es el modelo que ha imperado en los Estados Unidos desde el año 1945, tras la muerte de Franklin D. Roosevelt, último presidente en ser elegido indefinidamente. Agotó tres mandatos completos entre 1932 y 1944, y falleció en 1945, a los 74 días de iniciar el cuarto período.
El
propio Roosevelt propuso la enmienda a la Constitución norteamericana
poco antes de morir para evitar que un Presidente se eternizara en el
poder, pero después de agotar la oportunidad de un segundo mandato, en
el entendido de que un período de cuatro años resulta corto para una
gestión gubernamental con realizaciones tangibles.
Es el caso del
presidente Danilo Medina. Se le reputa como el mandatario de mayor
aceptación que ha tenido el país y ninguno como él tiene su popularidad
en América Latina, pero la Constitución le impide optar por un segundo
período y el próximo año deberá salir del poder.
Lo que se plantea
es que se haga ahora una modificación constitucional definitiva que
acoja el modelo norteamericano y que permita la posibilidad de que
Medina agote un segundo y último mandato.
Los sueños, sueños son…
Danilo Medina piensa que al salir del poder con tan elevados niveles de popularidad tiene garantizado el retorno cuatro años después… Pero la política no opera de forma automática… Desde el poder la política se ve de otro color, y ese daltonismo pudiera engañar a los estrategas del danilismo, empezando por el propio presidente Medina que en menos de dos años superó a Leonel Fernández en aceptación popular.
Danilo Medina piensa que al salir del poder con tan elevados niveles de popularidad tiene garantizado el retorno cuatro años después… Pero la política no opera de forma automática… Desde el poder la política se ve de otro color, y ese daltonismo pudiera engañar a los estrategas del danilismo, empezando por el propio presidente Medina que en menos de dos años superó a Leonel Fernández en aceptación popular.
Al salir
del poder, la popularidad de Leonel rondaba el 70 por ciento, pero hoy
las encuestas más generosas lo colocan con poco más de un 20 por ciento,
aunque se mantiene como el aspirante mejor valorado por el electorado.
El próximo Presidente --que podrá ser Leonel o Miguel si Danilo no logra
agotar un segundo mandato--, probablemente inaugure un nuevo modelo
electoral que “automatice” los gobiernos de ocho años… ¡… En ese caso a
Danilo se le aleja el retorno!
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