La primera vez que tuve oportunidad de
conversar con el Canciller de la República, Arq. Andrés Navarro, le
externé mis hondas preocupaciones sobre una invasión pacífica a gran
escala de haitianos sobre nuestro territorio. Estuve consciente de que
mi interlocutor (que recién había llegado al cargo días antes), podía
entender erróneamente que estaba en presencia de un extremista,
paranoico, que estaba fantaseando sobre un peligro imaginario. Por ello
seguí mis apreciaciones con la petición encarecida de que viajara a la
frontera; que escuchara a las autoridades; a la población de sus cinco
provincias, convencido de que sólo con una experiencia personal (in
situ) pudiera sensibilizarlo de la realidad de lo que está ocurriendo en
nuestra zona limítrofe con Haití.
Me alegré cuando leí la información de que el Canciller visitaría la frontera en compañía del Ministro de Defensa.
En
efecto, las informaciones que él recibió de todos los puntos que visitó
fueron cónsonas con lo que yo, de la mejor buena fe, le había
advertido. Y más aún, por encima de la masiva inmigración ilegal y la
devastación de nuestros bosques para suplir la demanda de leña y carbón
el pueblo haitiano, el director del Indrhi denunció de forma valiente y
responsable, que los haitianos están desviando las aguas de los ríos
fronterizos (en violación a tratados internacionales), con todo el
desastre que eso significa para las paupérrimas poblaciones dominicanas
que aún habitan la frontera.
El porqué se ha convertido el
fenómeno ancestral de la inmigración haitiana en una invasión a gran
escala sobre RD radica en los siguientes factores: 1) La prohibición de
deportación de ilegales haitianos contenida en el Decreto 327-13,
mientras dure el proceso nacional de regularización que concluye en
julio de año 2015. 2) El temor del gobierno dominicano a tomar medidas
efectivas de control migratorio y de seguridad fronteriza, cediendo al
chantaje de los haitianos, los traidores del patio y la comunidad
internacional de que cualquier medida en ese sentido pudiera ser
interpretada como racista, xenófoba o producto de un sentimiento
antihaitiano. 3) La política de éxodo masivo sobre la República
Dominicana, alentada por la élite gobernante de Haití como una política
de Estado, como forma de descompresionar su situación social y
económica, apoyada por la comunidad internacional, que no le interesa
desarrollar Haití en Haití, sino fomentar la población masiva de sus
habitantes a la parte Este de la isla. 4) El aprovechamiento del Plan
Nacional de Regularización para invadir con tranquilidad y sin
preocupación alguna la República Dominicana, para organizar esa
población en una inminente rebelión (con apoyo internacional y con el
reciente fallo de la CIDH en las manos), en procura de bloquear
cualquier acto de soberanía de República Dominicana a ejercer las
deportaciones de ilegales. 5) La política del gobierno dominicano de
brindar toda la infraestructura de salud y de educación con desayuno,
merienda, almuerzo y tanda extendida incluida, a todos los hijos de
ilegales que quieran venir desde Haití.
Reflexionando sobre lo
anterior, al oir el mensaje de Navidad del Papa Francisco sobre la
ecología y el desarrollo del ser humano, pensé en mi viaje en
helicóptero a la frontera. Mi país no sólo está siendo invadido por
Haití, sino destruido impunemente en el plano ecológico por una
población haitiana que ya hizo lo propio en su territorio devastado en
el último siglo.
El año 2015 será un año decisivo para la suerte
de la República Dominicana. El 23 de diciembre las ONG’s haitianas
pagadas desde el exterior ofrecieron una rueda de prensa en la que
pidieron al presidente Medina una prórroga del Plan Nacional de
Regularización, que vence en 7 meses, para que concluya en julio de 2016
(después de las elecciones), todo con la finalidad estratégica de
proseguir la invasión pacífica sin ningún tipo de contratiempo.
Otro
hecho relevante se produjo en el fin de semana con la nominación de un
ex -alcalde de Puerto Príncipe, vinculado a Jean Bertrand Aristide,
enemigo público e histórico de la República Dominicana, como nuevo
primer ministro. Es de esperarse que Aristide vuelva a jugar un papel
hegemónico en la conducción de Haití. Una de sus estrategias
predecibles será organizar la rebelión de los haitianos en la República
Dominicana cuando el Estado dominicano quiera ejercer su derecho
soberano migratorio.
Las presiones internacionales sobre el
Presidente Medina para que dé prórroga; no tome medidas efectivas de
control en la frontera y su gobierno no deporte a nadie, se
incrementarán. Regresará Ban-Ki Moon y todo el desfile de
personalidades de la comunidad internacional con el único y solo
objetivo: La fusión RD-Haití.
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Vinicio A. Castillo Semán |
El 2015 será un año en que estará
en juego la supervivencia de la República Dominicana, como país libre y
soberano. Nunca antes desde 1844 y 1863, había enfrentado una
maquinación internacional con ayuda interna más peligrosa como la que
tenemos a la vista. Sólo con un gran movimiento nacionalista y un
pueblo unido, sin importar banderías políticas, podrá hacer salir airosa
nuestra amada patria, que ha llegado a esta triste encrucijada
apuñaleada por un grupúsculo de sus peores hijos y la indiferencia
pasmosa y el miedo de algunos que estaban llamados a asumir su defensa y
han desertado lastimosamente de ella.
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