
Muchas personas que han sido diagnosticadas con esquizofrenia son emocionalmente sensibles
frente a estímulos negativos, adversos o estresantes. Esta
vulnerabilidad es lo que probablemente puede acentuar los síntomas o los
trastornos asociados a la enfermedad.
Teniendo en cuenta las emociones y los diferentes tipos de reacciones
de los pacientes que padecen esquizofrenia, se han establecido dos
tipos de síntomas, los llamados síntomas negativos y los llamados
síntomas positivos.
Los síntomas negativos: están relacionados con la
disminución de las funciones psicomotoras. Se manifiesta con una
deficiencia en los movimientos espontáneos, apatía, alogía (no habla de
manera fluida), abulia (falta de voluntad propia o energía) y anhedonia
(pérdida de interés o satisfacción por las actividades realizadas).
Los síntomas positivos: son provenientes de las
alucinaciones y de los delirios. Depende del grado, puede desembocar en
psicosis. Las alucinaciones o delirios pueden ser de varios tipos: voces
que comentan los actos propios, voces que discuten, percepción
delirante, imposiciones varias: de sentimientos, de actos, de impulsos,
etc. y otros síntomas. Incluso en casos más extremos pueden llegar a
crear una realidad paralela.
Si nos centramos en el tratamiento, se puede afirmar
que a pesar de ser un proceso crónico y degenerativo, tiene una
respuesta muy positiva respecto de el. Se suelen utilizar varios
antipsicóticos y se complementan con terapias psicológicas,
psicoanalíticas y conductuales. Este tratamiento también incluye educar a
las familias para que sepan como convivir con una persona que sufre
esta enfermedad. Es muy importante que todos los miembros de la familia
sepan técnicas para manejar la enfermedad y técnicas de solución frente a
conflictos de diversa índole. El apoyo familiar es muy importante para
estos pacientes.
A continuación les dejamos los dos vídeos explicativos desarrollados por Citec-b que completan la información sobre la esquizofrenia.
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