LA MONEDA.- Los gobiernos nunca están
sobrados de apoyo, y en el caso remoto que sí, lo aconsejable es que por
prudencia no lo echen en saco roto. Que lo conserven como si fuera
moneda de oro. El refranero lo dice en verso: “Labrador gentil, guarda
pan para mayo y harina para abril”. La administración de Danilo Medina,
por ejemplo, muestra números envidiables, y los dos años que se cumplen
la semana que viene no pueden ser mejores en la consideración de la
gente. Una larga y feliz luna de miel. Razones hay sin dudas.
La
oposición no tiene ideas de su papel, y ni siquiera amaga, y el régimen
lleva a cabo pequeñas tareas que complacen a la población. No obstante,
hay que reconocer su buena suerte. Hay gobiernos que compran todos los
billetes y ni así se ganan el premio mayor, y en la gestión de Medina el
juego sale a pedir de boca. El premio se entaquilla, o como dicen los
billeteros, cae adentro. Y todo es ganancia...
LOS TRECHOS.- La
buena suerte o el desempeño eficiente no es un certificado de cuatro
años. La simpatía en la población no es una línea recta hacia el
infinito, sino que se da con subidas y bajadas, con caídas y levantadas,
como ciertos territorios con montañas y llanos. Cada trecho, por tanto,
obliga a un comportamiento distinto, y del cuidado que se tenga
dependerá el éxito final. No es cuestión de una medida un día, que como
todo lo bueno, se olvida pronto. Gobernar es, parafraseando a Renán, un
plebiscito diario. Y el primero en saberlo es el presidente Medina,
quien no se deja apresurar, y que cuando debe recular lo hace antes de
que lo empujen. ¿Populismo? Sí, populismo, pero para mantener la
gobernanza hay que apelar a todos los recursos posibles, los cuales,
incluso, se legitiman con el resultado. No se sabe, entonces, cómo es
que las autoridades no se dan cuenta de que las nubes van cambiando de
color, y que hay nublado, aunque tal vez no caiga lluvia. Que el cobro
de aduanas a las compras por Internet es una piedrecita en el zapato
equivocado...
LA CARGA.- En la situación que se da
alrededor del cobro a las compras por Internet de menos de doscientos
dólares hay cosas que se ven y cosas que no se ven. No hablan claro las
autoridades y los courriers, tampoco, y lo único claro es que las habas
serán pagadas ñcomo siempreñ por el destinatario final. El comprador.
Aduanas no convence a nadie, y menos puede hacerlo si actúa manu
militari, que es una forma de decir que no cuenta con la razón, o por lo
menos con toda la razón. Nadie puede negar que el gobierno necesita
fondos, y nadie puede negar ñpor igualñ que las administraciones
peledeístas saben buscar dinero hasta debajo de las piedras, como las
jaibas en los ríos. Solo que está apretando mucho la tuerca, y que al
golpear al sector equivocado, podría crearse problemas innecesarios. Los
divorciados saben que hay matrimonios que no pasan de la luna de miel,
aun cuando esta haya sido larga. Danilo Medina no lleva la carga
equilibrada, y el sobrepeso podría hacer que el burro se vaya de lado y
caiga a tierra...
NO GUISA.- Los pobres no se quejan, y no
puede hacerlo, si como se dice, muchos van saliendo de su marginación
social y económica. Los ricos se quejan, pero es una manera de
defenderse y sobre todo evitar de que los carguen demasiado, incluso de
conseguir ventajas. La que no guisa y tal vez ni huele es la clase
media. Danilo Medina la tiene en un lugar que con palabras de Joaquín
Sabina sería “donde habita el olvido”. El cobro de Aduanas a las compras
por Internet inferiores a doscientos dólares afecta a todo el mundo,
pero en particular a la clase media, que por esa vía se protege de un
comercio interno que a veces se pasa de codicioso. Pero igual da rienda
suelta a sus caprichos, o necesidades secundarias, que no son tales
cuando se sabe que, por ejemplo, los libros o las novedades no llegan
con prontitud ni en cantidades suficientes. El director de Aduanas tal
vez no sea como su homónimo mejicano, que fue un crooner de fama
internacional, pero por lo visto canta, y aunque se queda atrás de la
música, no desafina para los fines del gobierno...
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