Lo cierto es que las cartas de renuncias están
listas, y que fue, de modo sucesivo, un contacto del expresidente Leonel
Fernández, una gestión de aplazamiento de la decisión encomendada por
el propio Presidente a su asistente Miguel Mercedes y una visita
sorpresa del diputado Vinicio Castillo a Medina a Palacio lo que abrió
un compás de espera. El controversial –y violatorio– reglamento se
“pulió” un poco antes del decreto, pero parece que no lo sufi ciente
para evitar el peligro de “una zona franca migratoria”. Es lo que está
por definir. Para los fi nes, y al margen de las críticas a los
Castillo por “aguantar” su decisión, y al gobierno por no dejarlos ir
sin darles una satisfacción, lo cierto es que, en principio, se impuso
el buen tino y la madurez política.
Para unos y para el otro -pero en especial para Danilo- sería un error poner término a la alianza política y dar por cerrado el compromiso institucional. Con todo y que la alianza entre la FNP y el PLD continuaría de todos modos, un rompimiento con el gobierno y con Danilo, enemigo de los ruidos, no deja de ser una peligrosa baja para el cabeza del sector oficial, pues al tiempo de perder una pata de la base de sustentación política, también envían una mala señal a los demás integrantes del Bloque Progresista que le apoyó en las urnas. Y es que el grueso de los aliados -algunos no del todo animados por la falta de “calor” de parte del Presidente- tendrían esto como espejo para mirarse todos en el mismo. La fuerza y el peso específico de los Castillo y de la FNP es mayor o mucho más que un apellido y su votación en elecciones.
Por Luis Encarnación Pimentel ;-
encar-medios@hotmail.com
Para unos y para el otro -pero en especial para Danilo- sería un error poner término a la alianza política y dar por cerrado el compromiso institucional. Con todo y que la alianza entre la FNP y el PLD continuaría de todos modos, un rompimiento con el gobierno y con Danilo, enemigo de los ruidos, no deja de ser una peligrosa baja para el cabeza del sector oficial, pues al tiempo de perder una pata de la base de sustentación política, también envían una mala señal a los demás integrantes del Bloque Progresista que le apoyó en las urnas. Y es que el grueso de los aliados -algunos no del todo animados por la falta de “calor” de parte del Presidente- tendrían esto como espejo para mirarse todos en el mismo. La fuerza y el peso específico de los Castillo y de la FNP es mayor o mucho más que un apellido y su votación en elecciones.
Por Luis Encarnación Pimentel ;-
encar-medios@hotmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario