EL ESCRITOR.- En la política de estos
días el escritor de discursos es un elemento importante en el equipo de
un candidato, pero para serlo debe conocer los humores del individuo y
en detalles su estrategia. Ese, al parecer, no es el caso de la persona
que piensa y escribe lo que lee Hipólito Mejía. No invento, prueba al
canto. En su alocución de la semana pasada, al inicio de su
comparecencia ante el Grupo Corripio, Mejía hizo consideraciones sobre
la situación social, política y económica del país, aunque lo que se
esperaba era que dijera si sería o no candidato. Como si se tratara de
un operativo Swat, tiró una bomba de humo y salió por una ventana y no
por la puerta principal.
Dejó su decisión en manos de la circunstancia y
las mayorías. Como si jugara con niños y la audiencia no tuviera
inteligencia suficiente para conocer al cojo sentado y al ciego
durmiendo. Solo los seguidores de Luis Abinader se equivocaron, y no les
quedó de otra que dejar sin efecto la celebración...
MARTES.-
Sin embargo, y es lo interesante, el discurso que Hipólito Mejía debió
haber pronunciado el miércoles de la semana pasada, aprovechando las
facilidades del Grupo Corripio, lo dijo de boca este martes al visitar
al embajador de Israel. Mejía habló con los periodistas como acostumbra
hacerlo, sin papel y de manera repentina, y sorprendiendo a los
reporteros que no esperaban que fuera tan jugoso. No obstante, intrigan
algunos aspectos. ¿Cómo es que la visita a un amigo convocó tanta
prensa, si de por medio no había nada extraordinario? ¿De quién era el
interés, de los periodistas o del expresidente? De los periodistas
siempre, pues con Mejía, si no hay noticia, hay gozo, y en estos días
cualquier relajo es un desahogo oportuno. Pero parece que Mejía tenía
interés en decir lo que dijo después de la comparecencia de Luis
Abinader en Diario Libre y la reacción de Héctor Guzmán. Nadie lo
advierte, pero no es la primera vez que Mejía habla después de Guzmán,
sin desautorizarlo, pero dando la sensación de que no fue suficiente. De
que se hacía necesario ser más concluyente...
EL PARTIDO.- Hipólito
Mejía con sus propias palabras, y no escritas por nadie, puso de lado o
aclaró todas las conjeturas que menudeaban en el ambiente político
sobre la que sería la organización base de La Convergencia. No será la
Alianza Social Dominicana, cuya propiedad se atribuye a la familia
Abinader, ni el Partido Demócrata Institucional de Ismael Cruz Reyes. Lo
será el grupo del PRD Mayoritario convertido en partido. Cómo se tomó
esa decisión nadie lo sabe, y es posible que nunca se sepa, pues desde
hace meses se va y se viene, se dice una cosa y la contraria, sin
definir lo que debió haber sido el punto más importante,
estratégicamente hablando. Ahora podrá hablarse de división, pues del
vientre del PRD surgirá otro partido, como sucedió con el PLD, con el
PRI, con el PRSD, y sin considerar antecedentes más viejos. El anuncio
da cuenta de una salida, y podría serlo, solo que desesperada...
BRUSCA.- ¿No
se tenía decidido todavía la semana pasada hacer del PRD Mayoritario un
partido, o por qué se descartó la Alianza Social Dominicana, o no se
consideró el PDI? Las preguntas, como siempre, primero que las
respuestas. Y aunque se venían trabajando muchas ideas, la información
dada por Hipólito Mejía, por brusca, luce temeraria. Así no se forman
los partidos, y menos aquellos que tengan vocación inmediata de poder,
con una consulta a la vista como la del 2016. Lo que dijo Mejía fue que
“tenemos todas las firmas de los que estamos en el PRD mayoritario y la
vamos a pasar a un padrón, le ponemos un nombre, y ya ese será el
partido”. A la Junta Central Electoral que se
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Orlando Gil |
prepare, ya que si difícil
es peinar pelo crespo, mucho más bandearse ante un desafuero que no
tiene pie ni pisada. Ese problema va para allá, y allá tendrán que
arreglarlo, puesto que cualquier resistencia o atraso, y no se diga
rechazo, será denunciado como malsano. La semana pasada Mejía le puso
banderillas al organismo, de manera que con terror de por medio, no le
queda más que oficializar lo que lleven...
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