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jueves, mayo 29, 2014

¡El poder y la vergüenza…!

César Medina
lobarnechea1@hotmail.com
El profesor Juan Bosch sacrificó el poder por sus principios Eso no resiste discusión, lo documenta la historia dentro de la lógica de los partidos doctrinarios que como el PLD en su origen, renuncian a las mieles del poder por la liberación nacional.
Bosch tuvo la oportunidad de disfrutar a plenitud del poder siendo aún un hombre muy joven, con apenas 54 años y un envidiable futuro político y económico al que renunció por dignidad y por respeto a la libertad, a la vida, a la democracia que tanto defendió.
A partir de entonces no sólo renunció a la posibilidad de regresar al poder en condiciones negadoras de sus principios, sino que denunció el sistema con vehemencia y no se prestó jamás al juego electoral que quiso imponerle su partido de entonces, el Revolucionario Dominicano que había fundado en el exilio de La Habana en 1939.
El precio que pagó Bosch por la incomprensión de entonces fue muy alto, no sólo le significó el partido, sino también la simpatía de las mayorías electorales que le votaron en el 62 y en el 66 y que hasta llegaron a tomar las armas para que retornara al poder.
Un caso muy especial
El profesor Bosch fue un líder singular, como ningún otro de su época, honesto a rabiar, no sólo porque jamás le interesaron los bienes materiales sino porque no transigía con sus principios políticos.
En su tiempo la alternativa era congeniar con los métodos antidemocráticos y sin respeto por la vida. Lo derrocaron en 1963 porque se negó a perseguir a más de cien izquierdistas cuyas cabezas exigía la CIA dentro de la infame lucha ideológica que separó a la humanidad en dos grandes bloques.
Bosch prácticamente resignó el poder ante la disyuntiva de violar sus principios, permitir el enriquecimiento ilícito de funcionarios y amigos, perseguir a sus contrarios ideológicos y limitar las libertades públicas después de 31 años de tiranía.
Luego de su derrocamiento, de la revuelta armada del 65 y de las elecciones del 66 que perdió de Balaguer, Bosch le impuso al PRD una abstención electoral que lo distanció cada vez más del poder pero que le generó serios cuestionamientos internos.
El resultado de esa política fue su salida del PRD para fundar otro partido, el PLD, basado en los principios de la liberación nacional y por el adecentamiento de la vida pública...
¡...Pero todo cambió!
Mientras el profesor Juan Bosch y sus más fieles seguidores creaban un partido de principios ideológicos, el mundo se transformaba superando las grandes diferencias que separaban a la humanidad, se desplomaban los regímenes de fuerza y la represión desaparecía de los esquemas oficiales.
Hasta Balaguer cambió... pero también Juan Bosch y Peña Gómez y sus respectivos partidos, que rompieron el bipartidismo tradicional cuando en 1990 el PLD se convirtió en la tercera pata de un trípode electoral que conserva vigencia.
Entonces el peledeísmo devino en una fuerza electoral capaz de disputarse el poder con el PRD y con el PRSC, pero sólo una estrategia inteligente podía catapultar su liderazgo de relevo mediante la sumaria de dos contra uno. Y eso ocurrió hace 18 años, en 1996. Al PLD le llegó una transformación inesperada que lo sacó de su claustro de convento...
¡Donde todos gozan del poder... Pero muertos de una vergüenza hipócrita...!

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