
Muchos pensaban que tras coronarse el pasado 19 de marzo y luego de
saborear una extensa temporada de Grandes Ligas con actuaciones
destacadas de muchos de los quisqueyanos que participan allí, así como
la corona mundial obtenida por un equipo popular en el país como los
Medias Rojas de Boston, los dominicanos olvidarían un poco los actos de
celebración que se habían prometidos, luego que los héroes del país
comenzaron a dispersarse hacia diferentes destinos con una sonrisa a
flor de labios y el orgullo de ser protagonista de un acontecimiento
gigante e histórico para su nación.
Pero no, hoy cuando el contingente de jugadores e integrantes del cuerpo
técnico arribaron a las proximidades del estadio Quisqueya pasadas las
cuatro de la tarde los esperaba una gran muchedumbre preparada para
realizar junto a ellos el recorrido de unos 20 ó 25 kilómetros, pues
entendía que era justo realizar una gran celebración.
El corazón les palpitaba con mayor aceleración a los cientos de
seguidores cada vez que veían llegar a uno de estos héroes quisqueyanos,
como aconteció con José Reyes, Hanley Ramírez y Robinson Canó, quienes
arribaron juntitos al parque capitalino, hecho que llamó de inmediato la
atención de los amantes del béisbol.
“Mira a Hanley, Observen a Robinson Canó”, era el murmullo de un buen
grupo de fanáticos, muchos de ellos apenas los han observado por
televisión, leído sobre sus historias en los periódicos o mediante la
internet.
Tras una media hora en el Quisqueya, en el que intercambiaron la gala
exhibida en su encuentro con el presidente, quien le entregó los anillos
de campeón, por un t-shirt blanco alusivo al clásico, inició el desfile
de los campeones en tres gigantescas patanas, en una viajaban los
jugadores, en otra varios amigos y familiares, mientras que en una
tercera transitaban ejecutivos de la Federación Dominicana de Béisbol,
así como varios familiares.
En motores, carros, jeepetas, a pie, cientos de simpatizantes iniciaron
el recorrido que salió desde el estadio Quisqueya y comenzó su
trayectoria por la Pepillo Salcedo y la Arturo Logroño hasta doblar a la
derecha en la Ortega y Gassets y luego hacer una izquierda en la John
F. Kennedy.
En la medida en que el recorrido tomaba su curso de esta misma manera la
congregación se convertía en más numerosa y alegre entonando el popular
merengue Dominicano Soy, de Fernandito Villalona, un símbolo de los
dominicanos, así como otras interpretaciones de este género, tan seguido
como el mismo béisbol.
En el desfile no podía faltar el platano, famoso rubro que se convirtió
en la inspiración y símbolo de los dominicanos durante la congregación
de encuentros entre lás principales potencias de béisbol a nivel
mundial. Muchos de los vehículos iban con racimos de platanos, las
personas los llevaban en sus manos y por momentos olvidaban las
cervezas.
Algunos de los peloteros en el desfile fueron Canó, Hanley, Reyes, Edwin
Encarnación, Nelson Cruz, Carlos Santana, Samuel Deduno, Wandy
Rodríguez, Miguel Tejada, Erick Aybar, Fernando Rodney, Pedro Strop,
Francisco Peña, Kelvin Herrera entre otros. Junto a ellos figuraba Tony
Peña, el manager ganador, Moisés Alou, el gerente general, además de
los miembros del cuerpo técnico.
“Cuando jugamos contra los Filis de Filadelfia en Tampa y observé cómo
le bateamos a Cole Hamels me pregunté que este equipo estaba para algo
grande”, expresó el receptor Carlos Santana, quien condujo de manera
magistral el pitcheo dominicano, el cual presentó una de las mejores
exhibiciones de pitcheo de toda la historia en cualquier certamen de
béisbol. La efectividad colectiva del equipo fue de 1.75.
“Definitivamente fue un gran logro, competimos con gallardía para
alcanzar esta corona y gracias a Dios que la alcanzamos”, expresó Nelson
Cruz, otro de los principales héroes de la corona obtenida por los
dominicanos.
Mientras que Héctor-Tito- Pereyra, presidente de la
Federación Dominicana de Béisbol destacó que el pueblo dominicano se
merecía esta celebración. Era algo que no queríamos dejar pasar por
alto”, expresó el ejecutivo. Tras culminar el desfile cerca de las 7:30
de la noche, que recorrió varias arterias de la capital los peloteros
arribaron al parque Quisqueya para festejar la gran fiesta del triunfo.
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