Sin ninguna duda, la semana recién transcurrida
quedará registrada en la historia como el inicio de un proceso
institucional sin precedentes, al reunirse el Consejo Nacional de
Migración encabezado por el Presidente de la República en el Palacio
Nacional, en el que se anunció que el gobierno dominicano acatará
plenamente la decisión del Tribunal Constitucional, aperturándose los
trabajos del Plan Nacional de Regularización de los ciudadanos
extranjeros residentes en el país.
República Dominicana, bajo el
mandato constitucional de Danilo Medina, por primera vez, en décadas,
abordará el espinoso tema de la documentación irregular de ciudadanos
haitianos y de la falsificación que en el Registro Civil se ha hecho con
absoluta impunidad, de la nacionalidad dominicana. Ese proceso, como
bien ha sido anunciado por el vocero de la presidencia, será en
cumplimiento de la Constitución, de las leyes y del respeto a los
derechos humanos de los que puedan resultar afectados.
El
Presidente y el gobierno merecen ser felicitados por asumir la actitud
correcta, desde el punto de vista institucional, y desechar, tirando al
zafacón, las propuestas desesperadas de los grupos de traidores del
patio, que le pedían la locura de desconocer la sentencia del Tribunal
Constitucional, dándole una especie de golpe de estado a éste, lo que
hubiera llevando al país a una crisis constitucional y política de
grandes proporciones.
El pueblo dominicano está más unido que
nunca en la defensa de la decisión del tribunal constitucional y del
plan de regularización ordenado por el gobierno dominicano. El reducto
de traidores que hace de comparsa a los ataques que el gobierno haitiano
hace contra la República Dominicana en el exterior, es cada día menor.
Sin
embargo, a pesar de lo anterior, se hace imprescindible y urgente que
el Presidente ordene cuanto antes la contraofensiva diplomática y
mediática internacional para contrarrestar el laborantismo pernicioso de
los haitianos en el exterior. A mi juicio, el gobierno debe de poner
máxima atención en Washington, capital norteamericana, en la que el
gobierno haitiano tiene muy buenos lobbies con gran influencia en el
denominado black caucus, con el que están procurando algún tipo de
sanción o condena de parte de la administración del Presidente Obama
contra la República Dominicana.
Ahora bien, de nada valdrán los
gigantescos pasos institucionales que han marcado la histórica sentencia
del Tribunal Constitucional, el anuncio del gobierno dominicano del
inicio del citado Plan Nacional de Regularización y la contraofensiva
diplomática que podamos implementar en las próximas semanas, si no
adoptamos como país, los controles fronterizos indispensables para
impedir que todo el que quiera llegar a nuestro territorio desde Haití,
lo haga con la pasmosa facilidad con que ocurre hoy día.
En ese
contexto, la mano de Dios y de la providencia nos ha brindado una
coyuntura extremadamente favorable, de que el gobierno de Haití ha
ordenado un muro de grandes dimensiones en algunos puntos de la frontera
entre los dos países. No puede haber una noticia más trascendental e
importante para la República Dominicana, si sabemos aprovecharla, que
esa iniciativa haitiana.
Tengo la convicción firme de que si la
iniciativa de construir un muro en la frontera de Haití y la República
Dominicana hubiera provenido de parte del gobierno dominicano, o de los
que hemos asumido la defensa de la nacionalidad dominicana, hoy
estuviéramos en las cuatro esquinas, tanto internacional como
localmente, víctima de la maledicencia de los traidores del patio,
acusándonos de fascistas, xenófobos, trujillistas y cuanto calificativo
mentes perversas, como las que nos adversan, puedan imaginar.
Como,
gracias a Dios, la iniciativa viene de los haitianos, creo que el
pueblo dominicano debe movilizarse y expresar nuevamente su solidaridad
motorizando un poderoso movimiento de ayuda a Haití en la construcción
de su muro, bajo la consigna de “Un Block para el Muro de Haití”, que
nos permita un efectivo control fronterizo a nuestro territorio y a
ellos el control comercial de los productos importados de la República
Dominicana, para el fortalecimiento institucional de sus aduanas.
Estoy
plenamente seguro que si hacemos un gran telemaratón para ayudar a
Haití en el muro fronterizo, van a sobrar blocks, cemento y varilla. El
pueblo dominicano mostrará nuevamente su solidaridad. Propongo la
consigna “Un Block para el Muro de Haití”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario