Dilema reformista

Por Leo Hernández

Por Leo Hernández
Entre los reformistas crece en la actualidad el gran dilema de si renovan su dirigencia mediante el sistema de primarias (sean abiertas o cerradas) o a través de la tradicional asamblea de delegados, con representatividad orgánica. Los apremios de las partes se orientan hacia conseguir que se decida una que otra de las metodologías sugeridas, por cuanto se estima que ninguno de los interesados en el control partidario tiene, al momento, ventaja suficiente para vencer a sus oponentes e imponerse con cualquiera de esos métodos, y cada quien tiene sus preferencias. Hay los que estiman que si se realizan primarias la selección sería más transparente y democrática, mientras otros sostienen que la asamblea de delegados sería una auténtica representación de los organismos.
Luce que podría crearse un nudo en ese punto, por lo que son intensos los cabildeos ante la inminencia de la toma de una decisión reglamentaria. Ya veremos…
José Ovalle

Leo Hernández

Me encontré entre las góndolas de un supermercado, y nos saludamos con efusividad, con mi viejo amigo José Ovalle, propulsor en el PRD durante los primeros años de la década de los 80s de la célebre fórmula de los 13, gracias a la cual pudo en realidad Salvador Jorge Blanco alcanzar la candidatura presidencial perredeísta, y posteriormente la Presidencia de la República, aunque en ese gobierno de Jorge Blanco (1982-86), Ovalle fue notoria y virtualmente –aunque no del todo- marginado, confirmando así el decir popular que reza que “la mujer del raso generalmente no termina siendo la del general”. Pese a ello, mi amigo José siguió leal al perredeísmo, pero ya en un bajo perfil, estatus en que aún parece mantenerse, ya que tras nuestro saludo emotivo y conversar sobre nuestras respectivas familias, no afloró el tema político, ni siquiera por la penosa situación de crisis interna que afecta al PRD. Chacho hizo su trabajo, siempre solidario con su gente como el que más, pero es que hasta la belleza cansa…