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| Sandra Kurdas,victima de uno de los casos mas recientes de violencia de genero entre los ricos |
Por años
el tema fue “manipulado” en los medios, pero las redes sociales han
posibilitado colocarlo en el tapete - See more at:
http://www.elcaribe.com.do/2013/06/10/violencia-familiar-tambien-entre-ricos#sthash.9OucMnie.dpuf
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Por años el tema fue “manipulado” en los medios, pero las redes sociales han posibilitado colocarlo en el tapete
Santo Domingo;-Lo que era un secreto a voces de repente ha salido expuesto a la opinión pública: las redes sociales y los reportes de prensa han sacado a la luz que la violencia familiar no es exclusiva de los excluidos y con menos nivel educativo, sino que es un fenómeno sin fronteras sociales y económicas, y que tras los altos muros de las mansiones, en lo alto de las modernas torres, cientos de mujeres encopetadas ocultan tras las gafas de diseñadores las huellas reveladoras de que llevan por vida un infierno del que se les dificulta escapar.
Hasta hace poco los casos de violencia familiar en la clase alta eran ocultados por los medios de comunicación y los pocos que salían a relucir eran “manipulados” debido al estatus social y la influencia económica y política de las personas envueltas. El 31 octubre de 1982, el dirigente reformista Leonardo Matos Berrido mató a su esposa Edith Gómez en el parqueo del hotel Embajador. Los argumentos de los abogados de la defensa en los tribunales, le permitieron salir en libertad en poco tiempo. En los años 80 el compositor y publicista Ramón Alberto Díaz Domínguez (Ramoncito), también allegado al expresidente Joaquín Balaguer, quien gobernaba en ese entonces, mató a su esposa y en el caso no hubo condena. En los casos señalados, las mujeres, además de muertas, fueron doblemente victimizadas al ser estigmatizadas, pues algunas fueron a la tumba con el escarnio de la infidelidad. Dejando la invisibilidad De acuerdo con el Instituto de Género de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), la violencia familiar arroja estadísticas de más de 2,000 mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas en el país en la última década, o las más de 60 en lo que va de año. Y precisamente cuando las estadísticas van en aumento y la violencia familiar y de género es considerada por organismos como ONU Mujer como una epidemia mundial, las víctimas ocultas en el poder y el dinero comienzan a romper la invisibilidad que por años las hacían anónimas. Ya sea través de las redes sociales, sobre todo el Twitter, o por medio de denuncias directas en las fiscalías del país, las parejas agredidas por ricos, famosos y poderosos se han atrevido a denunciarlos públicamente, evitando así pasar a engrosar el número de víctimas fatales. Ejemplos de estos casos ventilados en los medios de comunicación y los tribunales son los que envuelven al senador Hans Vieluff, el exsenador Tonty Rutinel, la cantante Marta Heredia, el exgeneral y jefe de la Marina de Guerra y la Dirección General de Drogas, Iván Peña Castillo, y el último, el del empresario y exministro de Turismo, Frank Jorge Elías. En los casos señalados, las pruebas presentadas en los tribunales reflejan niveles de violencia difícilmente imaginables en el entorno de los personajes envueltos. Rompiendo cadenas Para el psiquiatra Secundino Palacios, el que la violencia familiar entre ricos y poderosos comience a salir de las paredes del hogar, es un indicador de que la sociedad está cambiando y que las mujeres han comenzado a romper cadenas. “Las mujeres, y ese parece ser el caso de la señora Sandra Kurda, han asumido una toma de conciencia que indica que algo está cambiando en la sociedad, y eso sin dudas se debe a la influencia de las redes sociales, ya que los periódicos, los medios tradicionales manejados por grupos de poder en los que los agresores tienen influencia para manipular y callar, no pueden esconder lo que está pasando”, observó Palacios. La socióloga Milqueya Mateo, directora del Instituto de Género de la UASD, sostiene que la violencia familiar y de género en la clase alta ha existido siempre, “sólo que ellos han tenido los mecanismos para que no salga a la luz pública, y las evidencias empíricas demuestran que el nivel de incidencia es altísimo”. Las redes sociales Tanto el psiquiatra Palacios como la socióloga Mateo coinciden en señalar que el hecho de que la violencia familiar y de género entre ricos y poderosos salga de la invisibilidad se debe a que se está produciendo un salto en la conciencia social y femenina. “Es que hoy vivimos la sociedad del conocimiento y las redes sociales juegan un papel fundamental en dar a conocer esa violencia que vivía entre el closet del temor de las mujeres de alta sociedad”, observa Palacios. “Las redes sociales son medios para que ellas denuncien la situación de violencia en que viven, pero lo más importante es que ya se han atrevido a hacerlo”, subraya Mateo. ¿Machismo?: “marica” es quien maltrata la mujer En Chile se ha implementado una campaña en la cual connotadas figuras públicas reconocidas por su homosexualidad aparecen en carteles mirando con enojo y con una leyenda que dice: “Maricón es quien maltrata a una mujer”. En el caso del machismo dominicano, habría que ver el efecto que causaría en un hombre abusador verse retratado como un gay, sobre todo cuando la violencia de género tiene en la fanfarroneada superioridad del machismo criollo uno de sus factores fundamentales.
Hasta hace poco los casos de violencia familiar en la clase alta eran ocultados por los medios de comunicación y los pocos que salían a relucir eran “manipulados” debido al estatus social y la influencia económica y política de las personas envueltas. El 31 octubre de 1982, el dirigente reformista Leonardo Matos Berrido mató a su esposa Edith Gómez en el parqueo del hotel Embajador. Los argumentos de los abogados de la defensa en los tribunales, le permitieron salir en libertad en poco tiempo. En los años 80 el compositor y publicista Ramón Alberto Díaz Domínguez (Ramoncito), también allegado al expresidente Joaquín Balaguer, quien gobernaba en ese entonces, mató a su esposa y en el caso no hubo condena. En los casos señalados, las mujeres, además de muertas, fueron doblemente victimizadas al ser estigmatizadas, pues algunas fueron a la tumba con el escarnio de la infidelidad. Dejando la invisibilidad De acuerdo con el Instituto de Género de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), la violencia familiar arroja estadísticas de más de 2,000 mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas en el país en la última década, o las más de 60 en lo que va de año. Y precisamente cuando las estadísticas van en aumento y la violencia familiar y de género es considerada por organismos como ONU Mujer como una epidemia mundial, las víctimas ocultas en el poder y el dinero comienzan a romper la invisibilidad que por años las hacían anónimas. Ya sea través de las redes sociales, sobre todo el Twitter, o por medio de denuncias directas en las fiscalías del país, las parejas agredidas por ricos, famosos y poderosos se han atrevido a denunciarlos públicamente, evitando así pasar a engrosar el número de víctimas fatales. Ejemplos de estos casos ventilados en los medios de comunicación y los tribunales son los que envuelven al senador Hans Vieluff, el exsenador Tonty Rutinel, la cantante Marta Heredia, el exgeneral y jefe de la Marina de Guerra y la Dirección General de Drogas, Iván Peña Castillo, y el último, el del empresario y exministro de Turismo, Frank Jorge Elías. En los casos señalados, las pruebas presentadas en los tribunales reflejan niveles de violencia difícilmente imaginables en el entorno de los personajes envueltos. Rompiendo cadenas Para el psiquiatra Secundino Palacios, el que la violencia familiar entre ricos y poderosos comience a salir de las paredes del hogar, es un indicador de que la sociedad está cambiando y que las mujeres han comenzado a romper cadenas. “Las mujeres, y ese parece ser el caso de la señora Sandra Kurda, han asumido una toma de conciencia que indica que algo está cambiando en la sociedad, y eso sin dudas se debe a la influencia de las redes sociales, ya que los periódicos, los medios tradicionales manejados por grupos de poder en los que los agresores tienen influencia para manipular y callar, no pueden esconder lo que está pasando”, observó Palacios. La socióloga Milqueya Mateo, directora del Instituto de Género de la UASD, sostiene que la violencia familiar y de género en la clase alta ha existido siempre, “sólo que ellos han tenido los mecanismos para que no salga a la luz pública, y las evidencias empíricas demuestran que el nivel de incidencia es altísimo”. Las redes sociales Tanto el psiquiatra Palacios como la socióloga Mateo coinciden en señalar que el hecho de que la violencia familiar y de género entre ricos y poderosos salga de la invisibilidad se debe a que se está produciendo un salto en la conciencia social y femenina. “Es que hoy vivimos la sociedad del conocimiento y las redes sociales juegan un papel fundamental en dar a conocer esa violencia que vivía entre el closet del temor de las mujeres de alta sociedad”, observa Palacios. “Las redes sociales son medios para que ellas denuncien la situación de violencia en que viven, pero lo más importante es que ya se han atrevido a hacerlo”, subraya Mateo. ¿Machismo?: “marica” es quien maltrata la mujer En Chile se ha implementado una campaña en la cual connotadas figuras públicas reconocidas por su homosexualidad aparecen en carteles mirando con enojo y con una leyenda que dice: “Maricón es quien maltrata a una mujer”. En el caso del machismo dominicano, habría que ver el efecto que causaría en un hombre abusador verse retratado como un gay, sobre todo cuando la violencia de género tiene en la fanfarroneada superioridad del machismo criollo uno de sus factores fundamentales.
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