Investigadores de la Universidad de Salamanca han concluido una
investigación que demuestra la efectividad de una terapia basada en la
administración de hormona del crecimiento combinada con rehabilitación
en ratas adultas que tienen una lesión cerebral. Los resultados,
publicados en la revista 'Behavioural Brain Research', muestran como
los animales recuperan sus funciones motoras cuando el tratamiento se
inicia inmediatamente después de producirse la lesión.
Este hallazgo forma parte de una investigación
que comenzó hace años y se centra en los beneficios de los trasplantes
neurales en modelos de rata con una lesión de la corteza motora,
parte de la corteza cerebral que controla y ejecuta los movimientos
voluntarios.
En el nuevo modelo primero se enseña a los
animales un comportamiento de habilidad motora fina, que consiste en
sacar la pata a través de uno de los agujeros de la caja de test para
acceder a la comida que se sitúa fuera en un comedero.
Una
vez aprendido este comportamiento, se les practica una lesión por
aspiración en la corteza motora contralateral a su mano preferente, de
manera que, si es una rata diestra, se les lesiona el hemisferio
izquierdo y, si es zurda, se le lesiona el hemisferio derecho, puesto
que cada hemisferio cerebral controla la extremidad contraria. Tras
comprobar que la lesión es efectiva, se procede a realizar trasplantes
neurales.
Los autores comenzaron realizando estos trasplantes
a partir de tejido de embrionario de la misma zona cerebral,
comprobando que se producía una recuperación de las funciones motoras,
y estudiaron los mecanismos implicados en la recuperación mediante el
empleo de diferentes tipos de tejidos donantes no corticales, como
tejido de la amígdala o del núcleo estriado.
Al pensar en
trasladar estas investigaciones al ser humano, y teniendo en cuenta
los problemas éticos y legales asociados al empleo de tejidos
embrionarios, los científicos se plantearon abordar otras estrategias.
Una de ellas fue utilizar astrocitos, un tipo de células de la glía,
encapsuladas en esferas de alginato, un polímero biocompatible.
Sin embargo, un cambio en la búsqueda de nuevas estrategias llegó
a
través de la colaboración con Jesús Devesa, investigador de la
Universidad de Santiago de Compostela que es pionero en tratamientos
clínicos con la hormona del crecimiento. "Entramos en contacto con él
para aplicar su método a nuestro modelo experimental", señala
Margarita Heredia.
Esta nueva fase consiste en aplicar la
hormona de crecimiento combinada con rehabilitación a ratas adultas
condicionadas para realizar el test de habilidad motora fina,
lesionadas posteriormente por aspiración en la corteza motora y en las
que se ha comprobado la efectividad de la lesión.
Para
realizar los experimentos, se dividieron las ratas en varios grupos. A
uno de ellos se le aplicó la hormona del crecimiento inmediatamente
después de la lesión y a otro, a los seis días. El resultado,
corroborado por otros grupos de animales que sirven de control para el
experimento, es que las ratas del primer grupo alcanzaron una
recuperación funcional del déficit motor y las del segundo no.
La rehabilitación, que consiste en forzar el uso de la mano afectada
por la lesión, se realiza en dos periodos, entre 5 y 14 días después
de la lesión y a los 30 días del tratamiento con la hormona del
crecimiento, aunque ahora los investigadores están pensando en
introducir otros marcos temporales.
Por otra parte, la
investigación también ha incluido estudios inmunohistoquímicos para
localizar sustancias implicadas en estos procesos. Una ellas es la
proteína gliofibrilar ácida (GFAP), que aumenta tras la lesión debido a
la reacción astrocitaria que se produce en la zona de la lesión.
El estudio también se ha ocupado de la nestina, proteína que se
expresa durante el desarrollo en células progenitoras neurales y en el
cerebro adulto se encuentra principalmente en los lugares en los que
se localizan células madre, como los ventrículos laterales o el
hipocampo. En este sentido, han comprobado que la nestina se reexpresa
tras la lesión.
Tras esta publicación,
los investigadores de la Universidad de Salamanca se proponen nuevos
experimentos en los que se inicie la rehabilitación desde el primer
día del tratamiento con la hormona del crecimiento, así como analizar
el papel de los receptores de la hormona de crecimiento.
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