Caracas, (EFE).-Custodiado por hasta
cuatro cuerpos militares y policiales distintos y en medio de un fuerte
secretismo, el Museo de la Revolución de Caracas, ubicado en la popular
barriada del 23 de Enero, recibía hoy jueves los últimos detalles para
convertirse hoy en lugar de acogida de los restos del
presidente Hugo Chávez. "La primicia la va a tener toda la prensa
mañana", decía una funcionaria de este bastión del chavismo al impedir
el paso al recinto, cuyas inmediaciones estaban hoy tranquilas, pero con
una fuerte presencia policial.
A diferencia de los cuerpos embalsamados de Lenin,
que reposa en un mausoleo en la Plaza Roja de Moscú, o de Mao Tse Tung,
que tiene su urna en la Plaza de Tienanmen de Pekín, los restos de
Chávez quedarán temporalmente en un espacio menos reconocido, pero no
menos simbólico.
En lo alto de una loma al oeste de la capital, el
museo en el que quedará exhibido el cuerpo del difunto mandatario a la
espera de un próximo traslado no es un sitio escogido al azar, sino el
emblemático "Cuartel de la Montaña" en el que Chávez se refugió durante
su intentona golpista de 1992.
La antigua escuela militar ocupa, además, el
corazón de la parroquia del 23 de Enero, una zona roja tanto por su
incondicionalidad chavista como por su peligrosidad.
Ahí nació el Movimiento Revolucionario Tupamaro y también es sede del grupo radical La Piedrita, ambos afines a Chávez.
"Yo creo que en ninguna parte va a estar más
seguro que aquí. Chávez se podía dar el lujo de caminar por aquí a pie,
tranquilo", dijo a Efe Yuguer Ibarra, un jubilado de 65 años que todavía
recuerda que una vez vio al presidente comer perros calientes en una de
las plazas del barrio.
Entre los vaivenes de decenas de miembros de Casa
Militar, Guardia Nacional (policía militarizada), Policía Nacional
Bolivariana (PNB) y Policaracas, los vecinos de la parroquia iban
mentalizándose para las aglomeraciones que habrá en las calles a partir
de mañana, ratificando la seguridad del lugar.
"Esto va a estar tranquilo, esto dentro de lo que
cabe es tranquilo. Bueno, tú sabes, como todo, de repente, un tirito por
ahí lejos, así, pero no es que estén atracando por aquí ni nada de
eso", comentó Eugenia Rosestán, una vecina de 57 años.
Entre muros con estampas del presidente, otros que
rezan "¡Hasta siempre, comandante!" y pintadas de iconos
revolucionarios como el Che Guevara o, incluso, de guerrilleros de las
FARC, el cortejo fúnebre de Chávez culminará mañana en el 23 de Enero
después de una capilla ardiente de nueve días en la Academia Militar.
"Es fabuloso, un placer que hayan dejado al
comandante aquí y que lo vemos aquí por el tiempo que vaya a durar",
comentó satisfecho Efraín García, de 49 años, miembro de la Comuna Simón
Bolívar.
Consejos comunales como este han contribuido en
los trabajos de los últimos días y, como explicó García, a partir de
mañana todos colaborarán a que "a las personas no les falte nada, no les
falte agua, comida, no vayan a traspasar las barreras y no vayan a
haber peleas (...) ni nadie que tome licor".
En las estrechas calles del barrio en el que
Chávez votó durante los últimos 14 años, sus habitantes no caben en su
cuerpo del contento pese a que son muy conscientes de que su estancia
allí es temporal.
"Eso sería hermoso, pero ese sueño no se va a
cumplir, porque muy pronto lo sacan porque ese va al Panteón, la idea es
que esté al lado de Bolívar", afirmó Ibarra.
Entre las dudas que el propio Gobierno ha señalado
sobre si el cuerpo de Chávez podrá o no ser embalsamado finalmente,
muchos creen que el mandatario podría ser llevado pronto al Panteón
Nacional si sigue adelante la enmienda a la Constitución o quizás sea
enterrado en su tierra natal, Barinas, tal y como él lo había
manifestado en alguna ocasión.
Mientras eso se decida, Chávez seguirá en el ahora
Museo de la Revolución, una escuela militar construida a principios del
siglo XX que se transformó posteriormente en Museo Histórico Militar,
en el Cuartel 4 de Febrero tras la restauración que Chávez ordenó se le
hiciera en 2002 y, a partir de mañana, en un mausoleo interino.
"Te aseguro que va a ser un impacto, está todo muy bello", indicó la funcionaria que seguía impidiendo el acceso al museo
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