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sábado, febrero 02, 2013

El descalabro partidarista en Venezuela y su similitud con lo que ocurre en el PRD

Por:-Emilio Herasme Peña-Si la crisis y descalabro abrupto de los tres partidos políticos principales de Venezuela fue lo que hizo posible el surgimiento del coronel Hugo Chávez como el máximo líder político venezolano en los últimos 15 años, para los analistas políticos locales resulta atractiva la idea establecer la similitud existente entre lo ocurrido entonces en aquel país y lo que ahora sucede aquí.
El análisis de tal similitud resulta útil y sobretodo interesante, tomando en cuenta que a partir de las elecciones de 1966, el escenario electoral criollo se lo repartieron el Partido Reformista, que luego se denominó PRSC, y el Partido Revolucionario Dominicano, PRD.
Luego de su fundación en 1973, el Partido de la Liberación Dominicana, PLD, se convirtió en la tercera fuerza electoral hasta 1994, aunque en los comicios de 1990 se colocó por encima del PRD aprovechando la división que se produjo entonces entre los principales líderes perredeístas.
Tras la caída de la dictadura perezjimenista en Venezuela en 1958, los partidos COPEI y Acción Democrática, AD, se repartieron la mayoría del electorado venezolano, pero en los años 70 el Movimiento al Socialista, MAS, emergió como la tercera fuerza importante, obteniendo un respetable 20 por ciento de los votos del electorado.  
Así ocurrían las cosas en Venezuela hasta la expulsión de la presidencia de la República de Carlos Andrés Pérez en 1993, aunque cuatro años antes el líder fundador de COPEI se negó a apoyar al candidato presidencial de su partido, Eduardo –El Tigre- Fernández, dolido porque éste le ganó la convención interna copeyana en 1988.
En República Dominicana el líder fundador del PRSC, Joaquín Balaguer, optó en 1996 por no respaldar al candidato presidencial de su partido, Jacinto Peynado, decidiendo en cambio aupar a Leonel Fernández, el candidato del PLD.
Desde aquel momento el PRSC dejó de ser lo que antes fue, al extremo de pasar al tercer puesto en los comicios de 1996 y en el 2000, pese a que en esta segunda ocasión el propio líder reformista fue su candidato presidencial, pero Danilo Medina, con el respaldo de su partido y del BIS quedó en segundo lugar detrás del ganador del PRD, Hipólito Mejía.
Como puede apreciarse, en Venezuela el COPEI dejó de ser lo que antes fue por la negativa de Calderas de apoyar la candidatura de “El  Tigre” Fernández, pero lo peor le sucedió a Acción Democrática a partir de 1993.
En ese año el presidente Pérez fue destituido de su cargo mediante una decisión del Congreso venezolano, decisión que contó con el apoyo del sector “institucional” del partido y de los legisladores bajo su orientación, al acatar las directrices trazadas al respecto por el entonces presidente de Acción Democrática, Luis Alfaro Ucero.
La acusación formulada y aceptada para esa  destitución, se basó en el hecho de que el residente Pérez le donó 16 millones de dólares a la candidata presidencial opositora al sandinismo Violeta Chamorro en el proceso electoral de Nicaragua en que ésta derrotó en las urnas a Daniel Ortega, el líder del Frente Sandinistas de Liberación Nacional y presidente en ejercicio de su país tras la derrota del somocismo en julio de  1979.
En Venezuela la posición asumida por el presidente de AD, Alfaro Ucero, fue determinante para que el presidente de su país y dirigente histórico “adeco” Carlos Andrés Pérez, tuviera que abandonar cabizbajo el Palacio de Miraflores, facilitando así el triunfo de Calderas y de su movimiento Convergencia en los comicios presidenciales de ese mismo año 93.
La desgracia del MAS le sobrevino por aliarse a Rafael Calderas y formar parte del gobierno presidido por éste a partir de enero de 1994, y al ser arrastrado por el desprestigio que esa administración acumuló debido a la abrumadora corrupción que la arropó.
Aquí la actitud de Balaguer de no apoyar a Peynado en 1996, marcó el descalabro total del PRSC, el cual se mantiene aún respirando gracias al oxígeno que le han suministrado los gobernantes del PLD a partir del 2004, y gracias también a la ayuda prestada por el ex presidente Mejía que les concedió varios períodos en la presidencia de la Cámara de Diputados y que además apoyó firmemente la permanencia del reformista Amable Aristy Castro en la secretaría general de la Liga Municipal, lo que el ingeniero Julio Maríñez jamás le ha perdonado .
En marzo del 2011 Miguel Vargas Maldonado perdió aquí la nominación a la presidencia de la República del PRD frente a Hipólito Mejía, pero rehusó aceptar que éste ganó en buena lid, negándose por tanto a darle su apoyo en las elecciones del 2012, pese a conservar la presidencia del partido en contra de lo establecido en los estatutos partidistas que él modificó a los fines de que el presidente perredeísta tenía que ser también el candidato a la presidencia de la República por esa organización.
Conforme a lo anterior los analistas y observadores políticos vernáculos se ven obligados a establecer una similitud entre el comportamiento político de Balaguer en contra de Peynado y a favor de Leonel Fernández, y de Calderas frente a su compañero de partido  Eduardo Fernández en 1989; así como también la contribución de Alfaro Ucero a la destitución de Carlos Andrés en 1993 y que desprestigió por siempre a su partido, Acción Democrática.
La insolidaridad de Alfaro Ucero frente al presidente Pérez constituye en el tiempo una copia fiel del comportamiento asumido aquí años después por Vargas Maldonado de pretender desprestigiar la formidable demostración cívica y democrática exhibida por la militancia perredeísta en la convención del 6 de marzo del 2011, al igual que su reiterada negativa a participar en la campaña electoral del perredeísmo en la cual éste buscaba afanoso retornar al poder después de ocho años “jalando aire”.
Si en Venezuela los tres partidos mayoritarios naufragaron al unísono debido a conflictos internos y a malquerencias fratricidas y decisiones erróneas, allanando el camino para que el comandante Hugo Chávez asumiera “solito” el liderazgo total del país; en República Dominicana una de las tres organizaciones mayoritaria, el PRSC, representa hoy una lastimosa minoría, y el PRD transita el mismo sendero por iguales motivos. A la postre eso significará la repetición en dos terceras partes de la debacle del partidismo tradicional venezolano a partir de los años 90. 
Emilio Herasme Peña
Se sabe que el PLD se ha salvado de la debacle porque no fue él quien se asoció a un Balaguer en el gobierno, sino que aceptó contento el respaldo de éste le brindó sin ningún compromiso en 1996, y por ese motivo navega viento en popa, “mirando sonriente” desde el Palacio Nacional el desguañangue del PRD, al tiempo que se solaza con el padrinazgo que le proporciona a los reformistas, otorgándoles jugosas tajadas del pastel.

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