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Graciela Morillo |
LOS CELEBRÓ SONRIENDO, HABLANDO Y RECIBIENDO AFECTOS DE SUS FAMILIARES
Santo Domingo-Graciela Morillo vistió ayer uno de sus mejores vestidos para la
celebración más importante que ha tenido su familia. Ataviada en un
traje púrpura, en el centro de una familia más que numerosa, sopló la
vela que coronaba el pastel alegórico a sus cien años, y lamió su índice
para probar el azucarado suspiro. Sonrió como de costumbre.
A su
lado, como desde hace tanto tiempo estaba Antonio Morillo ‘Maclin’, el
hermano que a sus 95 años pide a su señor Dios que derrame bendiciones
sobre él para seguir por la vida junto a su hermana mayor.
Es el deseo que ambos tienen para el año que se iniciará en tan solo horas.
“Ellos
vienen de una familia longeva. Su madre, doña Corina Morillo, murió de
104 años, y ellos llevan el mismo camino”, ilustra una de las hijas de
doña Graciela, que nació en El Corral de los Indios, en San Juan de la
Maguana, al suroeste de la capital dominicana.
Ambos caminan bajo
la supervisión de algún allegado, asegurando cada paso, como si
disfrutaran del paseo. Y cuando se menciona el centenario de la
veterana, el mismo que reunió a todos sus sobrinos y allegados, doña
Graciela le recuerda a su hermano que es mayor que él, que le lleva seis
años, lo que llama al estruendo de una carcajada de los presentes.
La dama explica que con los años las cosas se dificultan un poco, como el caminar.
Dice que lo hace aunque sea poquito y recuerda uno que otro golpe que se ha dado en los últimos días.
“Nosotros ya no podemos andar mucho, pero estamos bien”, dice consiguiendo el silencio absoluto de los presentes.
La
mayor con vida de los Morillo tuvo cuatro hijas: Altagracia, Milagros,
Luisa y Margarita, que a su vez le han dado nueve nietos.
Pero del
lado de su hermano, es probable que el espacio de esta historia no sea
suficiente para escribir los nombres de sus hijos, nietos y biznietos.
Y
es que don ‘Maclin’ tuvo 30 hijos, una cifra que no deja de asombrar a
sus mismos allegados. “Él tuvo 30 hijos imagínate, yo soy el mayor y ya
tengo 70 años.
Fíjate tú”, explicó a LISTÍN DIARIO el primogénito del hombre ataviado en un traje con corbata negra y lentes de sol.
PIDEN POR LA SALUD DE LA AGASAJADA
El cumpleaños fue pensado para que la dama la pase a su agrado, y para eso reunieron a la larga lista de nietos y sobrinos, de familiares cercanos y lejanos, que durante toda la tarde le acompañaron en el residencial Alameda Oeste.
El cumpleaños fue pensado para que la dama la pase a su agrado, y para eso reunieron a la larga lista de nietos y sobrinos, de familiares cercanos y lejanos, que durante toda la tarde le acompañaron en el residencial Alameda Oeste.
El día en la familia se inició con la visita del
sacerdote de la comunidad, que acudió a bendecir a la familia Morillo,
poniéndola en salud ante los ojos del Dios que ha llevado a doña
Graciela a la importante fecha conmemorada la tarde de ayer. El obsequio
del cura fue un rosario para las oraciones diarias.
Se trata de
la retribución de una familia que decidió consentir a la matriarca de la
familia como una vez lo hizo ella con ellos, cuando decidió dedicarse
por entera a su crianza. Esa fue su profesión, y hoy es el orgullo de
quienes la rodean.
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