El señor De la Llera, en su publicación, sufre una especie de “amnesia cronológica selectiva”, con la aparente intención de confundir al lector, cuando dice que “fue justamente eso lo que llevó al presidente Abinader a pararse firme ante Haití”, lo cierto es que este conflicto fronterizo lo generó el propio gobierno, al convertir un diferendo en una crisis internacional, que pudo resolverse a través del diálogo binacional y la vía diplomática, como estipula en el Tratado de Paz, Amistad Perpetua y Arbitraje de 1929.
Sin embargo, sus estrategas políticos prefirieron dar prioridad a sus ambiciones reeleccionistas, suscitando una “crisis controlada bajo un riesgo calculado”, con un marcado objetivo de manipular el sentimiento patriótico de los dominicanos, con la intención de detener la estrepitosa caída de su popularidad, y paralelamente desviar la atención pública de la crisis social en que está inmersa la población tras el descalabro de los servicios públicos, el alto costo de la vida, inflación y una inseguridad ciudadana que aterra, entre otros, acondicionando el escenario internacional para pronunciar su discurso en la ONU.
Todo el país sabe el origen real del conflicto, el cual se produce por la incapacidad demostrada por la delegación de la Cancillería dominicana al dejarse meter “gato por libre” con la firma de la declaración conjunta de los cancilleres de la República Dominicana y Haití -27 de mayo del 2021-, en el cual se estableció que “la obra iniciada en el río Dajabón o Masacre para la captación de agua NO CONSISTE en un desvío del cauce del río”.
Debido a este “grave error diplomático”, los haitianos hábilmente iniciaron la construcción del canal sin que el Gobierno dominicano, durante 2 años y 4 meses transcurridos, no “detectaran” la obra y, peor aún, nunca asumió la defensa legal de nuestra soberanía e integridad terrritorial ante la violación flagrante del tratado del 1929. ¿Por qué ahora el presidente Abinader ordena, de manera repentina, el cierre y militariazación de la frontera por tiempo indefinido hasta tanto los haitianos detengan la construcción del canal? ¿Acaso la reelección le hizo germinar el patriotismo? ¿Se obtuvieron resultados positivos con las medidas extremas adoptadas para paralizar el canal? ¡Evidentemente que no!
Aún peor, el articulista afirma que “el canciller Roberto Álvarez aseguró que la declaración conjunta de la Comisión Mixta Binacional sobre el río Masacre ‘NO TIENE NINGUNA FUERZA JURÍDICA’ porque no incluye su firma ni la del presidente de la República.”, lo que constituye en sí misma, una actitud engañosa e irresponsable “impropia” de la solemnidad de un acuerdo diplomático entre naciones.
Luego, hace una crítica a la clase política nacional al no aceptar una invitación a un supuesto diálogo de consenso del mandatario, pero esta negativa tiene su origen en la falta de credibilidad en el presidente Luis Abinader, pues De la Llera olvida adrede, que el presidente Abinader es conocido por no cumplir pactos ni promesas -incluidos su propio partido y aliados-, ejemplo de lo cual es el hecho de firmar un pacto eléctrico que no cumplió; firmó un pacto por la educación y tampoco cumplió; se iba a firmar un pacto sobre el tema haitiano, pero la mayoría de la mesa se dio cuenta de que el gobierno iba a tomar este tema como una herramienta reeleccionista, en vez de un acuerdo de nación, por lo que, con estos antecedentes de desconfianza, naufragó el pacto.
De manera que, el gobierno, luego de darse cuenta del error político cometido al exagerar la crisis y no poder encontrar un “bajadero” que le permitiera salir de su enredo, ha pretendido utilizar esa convocatoria, como una especie de “trampa”, con el propósito de involucrar a la oposición política en su propia derrota al tener que reabrir el mercado binacional ante el fracaso de sus medidas para detener la construcción del canal haitiano.
Si el presidente Abinader en verdad quería un consenso político nacional, antes de tomar las medidas del cierre fronterizo pudo haber convocado a los ex presidentes de la República y consultar su parecer al respecto, y de seguro que de esa reunión habría salido la mejor solución para el país, además de haber concitado la unión de todos los sectores nacionales.
La amnesia cronológica selectiva del autor de referencia se manifiesta nueva vez, cuando reprocha al expresidente Fernández su crítica al “despliegue militar en la frontera ante un Haití retador y una obra ilegal” en la que “Barbecue ofreció apoyo en dinero y armas”.
En este sentido, De la Llera falta a la verdad en la cadena de tiempo de los acontecimientos, pues la aparición de manifestaciones multitudinarias de haitianos enardecidos, la presencia del jefe de las bandas criminales haitianas encabezadas por Jimmy Chérizier, alias “Barbecue”, acontecieron cronológicamente a partir que el presidente Luis Abinader, en un acto de intimidación, ordenara un despliegue militar por tierra, mar y aire que, apropósito, esta acción está prohibida en el Art. 1 del tratado internacional de 1929.
A decir verdad, estas medidas desproporcionadas del presidente Abinader han logrado lo que ningún líder haitiano ha concitado en 219 años de su independencia: la “unión monolítica” de todos los sectores sociales de Haití entorno a un simple canal, que ha pasado de ser un conflicto de baja intensidad, a constituirse en una “causa de orgullo nacional” para todos los haitianos.
Al concluir su amnésico escrito, hace otra crítica al tres veces presidente de la República en cuanto a su desacuerdo en la “rehabilitación del canal de La Vigía y el plan de construcción de la presa de Don Miguel”.
Lo que no dice el autor es que ambas soluciones son violatorias al mismo tratado internacional en su artículo 10, en que, precisamente, la República Dominicana reclama la violación por parte de Haití; además, el canal de La Vigía es insostenible por la operatividad de alto costo, pues esa obra fue construida en el año 1950 y ninguno de los gobiernos del país se había atrevido a usarlo.
Entorno a esta trama inducida por el gobierno, es evidente su rotundo fracaso en detener la construcción del canal, el cual ya está en operación de prueba; el gobierno haitiano y los empresarios dominicanos le doblaron el brazo al presidente Abinader, y ha tenido que reabrir “unilateralmente” el mercado binacional, con la afrenta de que un simple alcalde haitiano mantiene el cierre de su frontera.
Concluyo este escrito, dejando claro que los hechos han demostrado que el expresidente Leonel Fernández tenía razón en su análisis sobre el canal haitiano, pues el Gobierno dominicano, finalmente acogió sus planteamientos al acudir a la vía diplomática como único medio de solución del conflicto, viéndose el gobierno obligado a reunirse con los cancilleres latinoamericanos en la OEA. Esto también lo olvidó el articulista.
¡Ah, la terrible amnesia selectiva!
@GuzmanFermin1
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