Hoy miro hacia atrás para rendir homenaje a las gestas que han construido esta nación. Estoy orgulloso de ser dominicano con el ejemplo de mis mayores. Durante la Guerra de Abril desfilé con mis tropas por la Ciudad Colonial para festejar el Primer Centenario de la Restauración y escuchar el discurso del presidente Francisco Caamaño en la Fortaleza Ozama. Cuando participé en el asalto y captura por primera vez de ese centro de oprobio imaginé que liberaba a mi bisabuelo Próspero Freites preso allí por Lilís no obstante ser cónsul de Venezuela.
En las mañanas entrenaba tropas en guerra de guerrilla urbana preparándonos para la lucha contra las tropas norteamericanas, la fagina me henchía de orgullo al recordar a los trinitarios que por allí vivían. Encarnaba a mi tatarabuelo compañero de Juan Pablo Duarte, cuando junto a Matías Ramón Mella en la Puerta de la Misericordia borró la oscuridad que los oprimía y firmó con un trabucazo la Independencia dominicana. Buenaventura Freites además fue enlace entre los Trinitarios y Duarte y cuando al fundador de la Patria la gente de Santana lo desterró, lo llevó a vivir a su casa en Venezuela.
Al marchar por la 19 de Marzo con Nouel, rendía callado homenaje a mi tío abuelo, el periodista Arturo Freites Roque, asesinado alevosamente allí por su oposición a la primera ocupación norteamericana y por la calle Hostos levantaba el fusil frente a mi Partido 1J4 que armas en mano defendió la Constitución de 1963. Mi primera militancia política también fue homenaje a los compañeros de exilio de mi padre Armando Freites, quien una enfermedad impidió cumplir con su misión de luchar en su tierra contra Trujillo. En Venezuela murió con el orgullo de ser descendiente de Pedro María Freites uno de los libertadores y próceres de la independencia de Venezuela. Miro para atrás por haber compartido la construcción de la historia moderna junto a Balaguer, Bosch, Peña Gómez, Majluta y Leonel.
Por Alfredo Freites ;-
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