"EL BULEVAR DE LA VIDA"
Uno retorna a lo suyo que es cronificar la realidad nacional, y se rencuentra con un Covid modelo delta-ómicron que no respeta ni a su santa madre, contagiando a más de 35 mil ciudadanos en los últimos siete días.
En la política sigue el desmemoriado tocar con guitarra y con violín de un PRM y un PLD ahora “verdimorado”, que asumen cada uno su rol cambiado, defendiendo hoy lo criticado ayer, y también viceversa que es lo que jode.
En el deporte, por su gravedad, un solo hecho posterga todos los anteriores. Hablo de la utilización de altos representantes del Ministerio Público como instrumentos de presión, amedrentamiento y acoso para el derribo, de parte de las Águilas cibaeñas contra los Tigres del Licey.
El lanzamiento de la primera bola y el recibimiento de esta, a cargo de los aguiluchos procuradores Yeny Reynoso y Wilson Camacho respectivamente, en el partido del pasado domingo en el estadio Cibao (una mujer bella e inteligente se hace aguilucha para evitar ser perfecta) es un hecho tan grave que, ante él, la inflación o el anunciado aumento de la energía eléctrica y las tasas de interés, y hasta el mismísimo Covid son temas secundarios. Lo primero es lo primero.
Lo del domingo, fue una acción legal pero ilegítima de parte de las Águilas, y que un Mejía de Cañafístol, Baní, Vitelio, como el presidente de la Liga no debió aceptar.
La presencia intimidante de Reynoso y Camacho en el estadio, y el sospechoso posible contagio del “eagles father”, César Valdez, conducen este problema hasta la mismísima Embajada que todo lo sabe, decide y controla en el país. Y todo por el bien de la democracia deportiva, y por el respeto a los deportivos derechos a vencer que tiene El Glorioso.
El asunto amenaza con convertirse en una crisis nacional, pues según mis fuentes, de tener que celebrarse un partido entre Águilas y Licey para decidir quién enfrenta a los Gigantes del Cibao, se pretende invitar al mismísimo presidente Luis Abinader a lanzar la primera bola que sería recibida por la vice Raquel, y supervisado por el presidente del Senado, Eduardo Estrella, todos furibundos aguiluchos.
Hasta la inseguridad ciudadana pasa a un segundo plano cuando, violando el debido proceso deportivo y el respeto a los deportivos derechos, se pretende utilizar todos los poderes del Estado para evitar el triunfo del Licey. ¡Inaceptable!
Por: Pablo McKinney;-
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