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viernes, abril 30, 2021

Para el alcohólico cada día es como si fuera el primero

El programa de recuperación de Alcohólicos Anónimos ayuda a dominicanos y extranjeros a superar la adicción

Vienen del infierno, del dolor, el miedo y la baja autoestima. La impotencia ante el alcohol les destruyó la capacidad de gobernarse a sí mismos. Pero están aquí y no en otro lugar. Solo eso, ya es ganancia.

Los alcohólicos del Grupo Santa Mercedes, el primero que abrió las puertas de Alcohólicos Anónimos en la República Dominicana en el año 1963, se reúnen tres veces a la semana en la parroquia Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote, ubicada en la calle San Pio X esquina Leonardo Da Vinci, en la Urbanización Renacimiento de Santo Domingo.

El grupo es bastante heterogéneo. Hay adultos mayores y jóvenes con toda la vida por delante; mujeres y hombres; nacidos en el país y extranjeros que han decidido vivir en esta tierra hasta el último día de sus vidas. Juntos comparten un objetivo primordial: mantenerse sobrios y ayudar a otros alcohólicos a alcanzar el estado de sobriedad. Durante las reuniones, desnudos de toda pretensión y defensa, comparten su testimonio que siempre comienza del mismo modo, pronunciando su nombre y una verdad que ya no ocultarán: “soy alcohólico”.

Sobre Alcohólicos Anónimos

Alcohólicos Anónimos es un programa de recuperación que se lleva a cabo en una comunidad de hombres y mujeres que comparten su mutua experiencia, fortaleza y esperanza para resolver un problema común: el alcoholismo.

Inició en el 1935, en Akron, cuando un hombre de negocios de Nueva York, que había logrado permanecer sobrio por primera vez en varios años buscó a otro alcohólico. Durante los pocos meses de sobriedad, notó que sus deseos de beber disminuían cuando trataba de ayudar a otros borrachos a intentar permanecer sobrios.

Hay muchos elementos que diferencian el programa de recuperación otros abordajes a la adicción que ofrecen tratamientos que luego dejan al adicto hacer frente a su vida cotidiana sin mayor acompañamiento.

Alcohólicos Anónimos considera el tratamiento como un proceso continuo, que nunca termina. Y que se aborda un día a la vez: la meta es ir pasando las tentaciones de a 24 horas, ponerse por meta el día siguiente.

Gabriela empezó a tomar a los 14 años. “Estar en el alcohol y las adicciones es estar en el infierno. Aunque quería salir, no podía. Bebía a todas horas y luego, sentía un temblor en todo el cuerpo, caminaba de puntillas y llegaba a convencerme de que alguien quería hacerme daño”, comentó en una de las reuniones, luego de llevar 7 años seguidos sin probar el alcohol.

A Raúl no le sirvieron las visitas a psicólogos, a siquiatras o los internamientos que tuvo en varios centros de rehabilitación.
“Alcohólicos Anónimos es una institución de amor, fortaleza y esperanza. Aquí me han aceptado como soy y yo he aprendido a conocerme, a no mentirme, a hacerme responsable de mis actos y de lo que siento”.

Sus testimonios impactan. Sin embargo, más importante de lo que se dijo aquella noche era quién lo estaba diciendo. Aunque vienen de diferentes sectores de la sociedad y tienen distintas ocupaciones e historias de vida, aquellos que le ofrecen su ayuda son vistos por el bebedor como seres superiores: cónyuges, padres, médicos, sacerdotes, jueces.

La insinuación de desaprobación marca una distancia que casi siempre es insalvable. Por eso, cuando el alcohólico que cruza el umbral de la primera reunión, en vez de escuchar la amenazadora frase: “esto es lo que usted debe hacer”, oye la reiterada voz “esto es lo que hacía yo”, se siente identificado y acogido.

Ni unas cuantas copas ni consumo de alcohol controlado. Aquí solo vale la abstinencia absoluta.

“Ningún principiante puede dudar de que la recuperación solamente puede empezar con la decisión de alejarse del primer trago”. Ese es el primero de los 12 pasos que forman parte de la rehabilitación propuesta por Alcohólicos Anónimos.

Por eso, para Enrique, de 60 años, está claro en que “esto no es un programa para quien lo necesite, sino para quien realmente lo quiere”.

Confiar en que el Todopoderoso le devolvería el sano juicio fue otra apuesta acertada que hizo Enrique. Y le funcionó. “Es cierto que puse de mi parte. Pero también le pedí a Dios que hiciera su voluntad porque sabía que si hacía la mía, me metería en problemas”.

Al final de la reunión que efectuó el pasado martes el Grupo Santa Mercedes hubo una celebración dedicada a Enrique, por sus 10 años de sobriedad. Los concurrentes disfrutamos bocadillos salados, un bizcocho relleno de crema pastelera y un delicioso jugo de naranja.

Los doce pasos de la recuperación

El programa de recuperación de Alcohólicos Anónimos está integrado por 12 pasos. Los bebedores que deciden asumirlo lo hacen parte de su vida.

A continuación, citamos algunos de ellos:
* Admitir que somos impotentes ante el alcohol.
* Confiar nuestra voluntad y nuestra vida al cuidado de Dios.
* Hacer un sincero y minucioso examen de conciencia.
* Hacer una lista de todas las personas a quienes habíamos perjudicado, y estuvimos dispuestos a reparar el mal que les ocasionamos.
* Reparar directamente el mal causado a esas personas cuando nos fue posible.
* Mediante la oración y la meditación, mejorar el contacto con Dios y pedir la capacidad para reconocer su voluntad y las fuerzas para cumplirla.

Por Kleiner López ;-

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