Lo primero y tal vez lo único que hay que decir al respecto, superado el asombro inicial, es que eso descalifica a un gobierno que quiere gravar el salario 13, entre otros impuestos igualmente odiosos e inoportunos, pidiéndonos que nos sacrifiquemos para poder seguir despilfarrando el dinero público.
Y eso lo sabe el funcionario, quien al anunciar la decisión de dejar sin efecto la convocatoria admitió que los tiempos no están “para chulerías”, para luego explicar que el proceso de compra se había tramitado como algo rutinario que se hacía desde la pasada administración.
La licitación de esas orquídeas, que ayer provocó un gran alboroto en las redes sociales, ilustra con elocuencia lo arraigada que está una cultura que ha convertido el dinero público, los recursos del Estado, en una piñata de la que hay que aprovecharse de cualquier manera.
Hizo bien Fulcar en anular esa licitación, pero de ahora en adelante debe abrir muy bien los ojos para que no le cuelen otro rutinario despilfarro a cuenta del presupuesto de ese ministerio, que después de la campaña del 4% tiene muchos dolientes que no se sienten felices al ver que esos recursos se malgastan en orquídeas y demás pendejadas.
Por Claudio Acosta;-
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