
A partir de ahí - las cosas no han variado tanto, aun hayamos ganado
buen terreno en el campo democrático -, la falta de conciencia, la
ausencia de valores ético-morales lleva a mucha gente en elecciones a
desdeñar programas de gobierno transformadores, capacidades y
experiencias de candidatos, y a inclinar las simpatías por el derrotero
populista o clientelar de quien le ofrezca un salami, le brinde un pica
pollo o le dé unos pesos por su voto.
Ya arriadas las ideologías y cada
día más degrada la actividad política, de votarse preferiblemente por
los partidos o por las figuras, se ha ido pasando con todo desparpajo a
abrirle espacio a quien en determina coyuntura tenga mayor capacidad
de regalar cosas o de comprar conciencias en la campaña, especialmente
si cuenta con carta abierta para el uso de recursos públicos y tiene
detrás al Estado como facilitador (¿).
La Ley Electoral, de no haber sido hija de intereses, como la de
Partidos, debió hacer obligatorio que los candidatos presidenciales
intercambiaran ideas y airearan sus propuestas en un debate frente el
país, para que el gran público pudiera medir los alcances y evaluar
capacidades y debilidades de cada aspirante, para ir a lo seguro el día
de votar.
Y es que el evento organizado por la Asociación de Industrias,
que excluyó a una parte de los candidatos inscritos en la JCE, no fue
un debate, sino una simple lectura de respuestas a un temario previo de
los empresarios, desde la óptica del interés sectorial. ¿Y los demás
temas, como el fortalecimiento institucional, la corrupción y la
impunidad, entre otros?
Por suerte, hubo expositores que fueron más
allá del pedido que les encajonaba y adicionaron otros aspectos de su
proyecto de gobierno. Por el esquema elegido y el factor tiempo, no se
puede hablar de que uno ganó o de que otro perdió y, mucho menos, de la
parte gestual o de la informalidad de Gonzalo en la ocasión, porque lo
último respondía a la línea de “sencillez” con que se le vende. Prometió
mucho, para los pocos recursos a la vista. Abinader lució bien e hizo
mejor al decir que eliminará el odioso y abusivo anticipo (¿). Leonel,
con su estilo y peso específico, avanzó una amnistía fiscal amplia y,
ante la incertidumbre, el reto de mirar hacia dentro, reactivando los
sectores productivos, en lugar de la importación de bienes y servicios.
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