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sábado, enero 04, 2020

Un conflicto que nos desajusta

La paz mundial está ensombrecida, y en quebradizo equilibrio, tras abrirse un peligroso estado de guerra entre Estados Unidos e Irán que ya ha comenzado a tener repercusiones en la economía planetaria.
Alzas en el precio del petróleo y de productos alimenticios de alta demanda vienen a añadirse como componentes gravosos al escenario de recesión que ya experimentan las economías de varias naciones en medio de la guerra comercial entre China y los Estados Unidos.
Los actores ajenos a lo que ocurre en los fluidos escenarios de ambas guerras, la comercial y la bélica en el Medio Oriente, han quedado expuestos de repente a sus consecuencias, sin haber tenido nada de culpa en esos conflictos.
Tal es el caso de la República Dominicana que, tras el alza petrolera disparada por el ataque de fuerzas armadas estadounidenses contra un vehículo en el que viajaba uno de los más altos rangos militares iraní, que murió en la acción, se verá compelida a sufrir un brusco desajuste en el presupuesto de las compras petroleras.
Solo con el aumento de 4 dólares al barril, consecuencia inmediata de este conflicto, el país tendrá que disponer de aproximadamente 64 millones de dólares más en su factura petrolera de corto plazo. Y cuidado.
Una escalada bélica sería desastrosa, pues afectaría los flujos turísticos en todo el mundo, el valor de las materias primas y los fletes y daría lugar de un clima de incertidumbre para las nuevas inversiones.
En el caso dominicano, estos inesperados acontecimientos que van escalando hora a hora deben obligar al Gobierno a un inmediato y exhaustivo análisis del panorama, a fin de tomar las previsiones de lugar frente a los impactos inevitables del alza petrolera y de algunos ‘commodities’ en el mercado mundial.
Esta crisis nos sorprende en el momento en que los dominicanos se sumergen en la vorágine de dos elecciones nacionales, en las que el partido del gobierno, con toda su maquinaria de poder, se moviliza y lucha por retenerlo, lo que de ningún modo debería distraerlo de sus obligaciones de manejar los impactos de la confrontación bélica, que se sentirán más allá de los presentes episodios.
De hecho, ya los estamos sintiendo.
Tomado del editorial de
Un conflicto que nos desajusta
de la fecha ,-
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