La paz mundial está ensombrecida, y en quebradizo
equilibrio, tras abrirse un peligroso estado de guerra entre Estados
Unidos e Irán que ya ha comenzado a tener repercusiones en la economía
planetaria.
Alzas en el precio del petróleo y de productos alimenticios de alta
demanda vienen a añadirse como componentes gravosos al escenario de
recesión que ya experimentan las economías de varias naciones en medio
de la guerra comercial entre China y los Estados Unidos.
Los actores ajenos a lo que ocurre en los fluidos escenarios de ambas
guerras, la comercial y la bélica en el Medio Oriente, han quedado
expuestos de repente a sus consecuencias, sin haber tenido nada de culpa
en esos conflictos.
Tal es el caso de la República Dominicana que, tras el alza petrolera
disparada por el ataque de fuerzas armadas estadounidenses contra un
vehículo en el que viajaba uno de los más altos rangos militares iraní,
que murió en la acción, se verá compelida a sufrir un brusco desajuste
en el presupuesto de las compras petroleras.
Solo con el aumento de 4 dólares al barril, consecuencia inmediata de
este conflicto, el país tendrá que disponer de aproximadamente 64
millones de dólares más en su factura petrolera de corto plazo. Y
cuidado.
Una escalada bélica sería desastrosa, pues afectaría los flujos
turísticos en todo el mundo, el valor de las materias primas y los
fletes y daría lugar de un clima de incertidumbre para las nuevas
inversiones.
En el caso dominicano, estos inesperados acontecimientos que van
escalando hora a hora deben obligar al Gobierno a un inmediato y
exhaustivo análisis del panorama, a fin de tomar las previsiones de
lugar frente a los impactos inevitables del alza petrolera y de algunos
‘commodities’ en el mercado mundial.
Esta crisis nos sorprende en el momento en que los dominicanos se
sumergen en la vorágine de dos elecciones nacionales, en las que el
partido del gobierno, con toda su maquinaria de poder, se moviliza y
lucha por retenerlo, lo que de ningún modo debería distraerlo de sus
obligaciones de manejar los impactos de la confrontación bélica, que se
sentirán más allá de los presentes episodios.
De hecho, ya los estamos sintiendo.
Tomado del editorial de
de la fecha ,-
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