La vida, como tal, se rige por normas y leyes que permiten vivir en
una sociedad organizada garantizando la igualdad, derecho y convivencia
pacífica los cuales descansan en la Constitución. Un pacto social que
quien osare con transgredirlo es penado y sancionado tanto por la
justicia como por la sociedad. Y es que hasta en el deporte toda
disciplina tiene normas y reglas establecidas las cuales a la hora del
juego deben ser respetadas y aplicadas con el objetivo de que la
competencia sea más balanceada, competitiva y justa.
El PLD desde
su primer gobierno en el 1996 ha sido una pieza fundamental del
desarrollo y avance que exhibe hoy por hoy la República Dominicana.
Todos estos logros y hazañas solo han sido posible por el consenso y la
unidad partidaria, que hasta cierto momento caracterizó a esta
organización política. Esta regla de oro que tanto brillo le ha dado a
la hora de cuantificar el éxito del partido de la estrella amarilla y,
que de modo inexplicable para desgracia del pueblo, se ha ido
irrespetando paulatinamente en los últimos años.
Luego del traumático escenario que vivió el partido oficialista
durante el preludio de las elecciones del 2016. Algo sin precedentes en
la historia del PLD. Momento en el cual se vulneró todo lo establecido a
través de la implementación de todo tipo de artimañas y de maniobras
que podamos imaginar. Llegando a la osadía del uso de campaña sucia con
el objetivo de tratar de desacreditar y mancillar la figura de Leonel
Fernández presidente de este partido, ya que este, era el único
candidato que tenía números reales para ganar las elecciones en ese año,
y a su vez, no tenía impedimento legal alguno, excepto que ser el
contendor de más peso y el escollo interno para los planes de
materializar una modificación constitucional que permitiera a Danilo
Medina presentarse como candidato para un nuevo cuatrienio, el cual
tenía un impedimento constitucional.
A pesar de todos estos
desaciertos y agravios a los que ha sido sometido el PLD y su militancia
en los últimos siete años, y por ende la gran parte interna que como
resultado de estas arbitrarias decisiones e imposiciones fue vapuleada y
afectada significativamente con el uso del poder; decidió en aras de
mantener la unidad interna y el buen funcionamiento del partido, tal y
como como ha sido su tradición, ceder y firmar un acuerdo de 15 puntos
conjuntamente con los demás miembros del Comité político, el cual fue
refrendado por el Comité Central, un Pleno de dirigentes y depositado en
el Tribunal Superior Electoral. Y que posteriormente a pesar de las
diferencias coyunturales se sumó de manera militante asumiendo su rol y
responsabilidad para que el PLD ganara las elecciones y se mantuviera en
el poder tal y como sucedió.
Más hoy, como paradoja de la vida,
ese acuerdo que fue tan vital y decisivo para mantener la unidad morada
se pretende dejar de reconocer. Hemos escuchado de altos dirigentes en
algunas ocasiones que fue un atraco y en otras desconocimiento del
mismo, y que en lo inmediato se debe respetar las disposiciones del
Comité Político, ya que de cualquier miembro no acatar a plenitud dichas
disposiciones se estaría violentando la disciplina partidaria que puede
tener como desenlace sanciones disciplinarias.
Y la pregunta es
la siguiente ¿no está todo establecido y acordado en el acuerdo de 15
puntos del 2015 firmado y avalado por todo el partido? ¿Cómo se pueden
cambiar las reglas a mitad del juego? ¿Tienen estas personas con estas
acciones la calidad moral y el respeto ante el partido y la sociedad?
Evidentemente
que quienes incurren en desacato e ilegalidad, son los que hoy
pretenden a toda costa desconocer lo establecido en dicho acuerdo para
obtener beneficios particulares y que con este comportamiento comienzan a
transitar un terreno de ilegalidad que le hace perder su reconocimiento
y respeto ante la militancia peledeísta y el pueblo.
Este tipo de
acciones, sin lugar a dudas que han ido lacerando con el paso del
tiempo la democracia interna y el buen funcionamiento de este partido,
ya que mediante el uso de mayorías mecánica en sus órganos y organismos
se han impuesto posiciones, sin el debido consenso como ha sido su
tradición, a tal punto, que se obvia y se vulnera lo establecido, en
franca negación a los principios que dieron origen a ese instrumento de
liberación creado por ese grande del mundo el Profesor Juan Bosch; donde
la regla que impera por encima de todo en estos momentos, es el na e’
na, y todo es a sigún, sin importar el precio que se tenga que pagar.
Por Iván Canals ;-
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