El inmenso salón Bienvenido Sandoval de la Casa Nacional del Partido
de la Liberación Dominicana estaba abarrotado, había sido preparado para
la puesta en circulación del libro “Años de avance. Escritos de teoría y
acción”, una recopilación de artículos publicados por Leonel Fernández
durante sus años de juventud en Vanguardia del Pueblo y Política: teoría
y acción, periódico y revista de la organización, que al ser recordados
con la lectura de fragmentos y la de uno completo por el propio autor,
el público redescubrió una mocedad marcada por la profunda y fecunda
formación intelectual, que a confesión del adulto, no le brindó la
academia sino el Partido y Juan Bosch.
El evento discurrió, en formato de panel, como un encuentro familiar que, partiendo del contenido del libro, abordó todo lo relativo a la concepción y organización de la formación política, destacándose el papel que jugó Vanguardia en lo relativo a sus acciones formativas, de agitación política y reclutamiento de simpatizantes que pasarían a ser circulistas (aspirantes a miembros) y miembro, la categoría más alta que podía alcanzar un peledeísta , según repetía Juan Bosch, porque un miembro en un partido de cuadros como lo era el PLD, tenía que ser un militante.
El debate intelectual, aunque estaba presente en el periódico, se concentraba en la revista que el autor del libro puesto en manos del público esa noche, llegó a dirigir. Se destacó que aquel foro escrito para el debate político-intelectual fue escenario no solo para figuras políticas locales y dirigentes del PLD, sino que destacados intelectuales de otros países de abiertas posiciones progresistas ocuparon espacios permanentes en las publicaciones de aquel cuaderno político, que no solo se concibió para un ejercicio académico, sino como un instrumento que, como el periódico, sirviera de canalizador de acciones políticas concretas destinadas a la construcción de una sociedad libre, en el sentido político, económico y social.
El evento discurrió, en formato de panel, como un encuentro familiar que, partiendo del contenido del libro, abordó todo lo relativo a la concepción y organización de la formación política, destacándose el papel que jugó Vanguardia en lo relativo a sus acciones formativas, de agitación política y reclutamiento de simpatizantes que pasarían a ser circulistas (aspirantes a miembros) y miembro, la categoría más alta que podía alcanzar un peledeísta , según repetía Juan Bosch, porque un miembro en un partido de cuadros como lo era el PLD, tenía que ser un militante.
El debate intelectual, aunque estaba presente en el periódico, se concentraba en la revista que el autor del libro puesto en manos del público esa noche, llegó a dirigir. Se destacó que aquel foro escrito para el debate político-intelectual fue escenario no solo para figuras políticas locales y dirigentes del PLD, sino que destacados intelectuales de otros países de abiertas posiciones progresistas ocuparon espacios permanentes en las publicaciones de aquel cuaderno político, que no solo se concibió para un ejercicio académico, sino como un instrumento que, como el periódico, sirviera de canalizador de acciones políticas concretas destinadas a la construcción de una sociedad libre, en el sentido político, económico y social.
En
el moderno salón de actos no cabía una persona más; pasillos y rincones
se llenaron una hora antes de iniciar la actividad, por lo cual debió
habilitarse el espacio ubicado en el patio de la principal casa del PLD
que fungió como Foro Cultural por donde desfilaron intelectuales y
políticos en aquella etapa en que los peledeístas andábamos hambrientos
de ideas, sedientos de debates, para lo cual nos hundíamos en los libros
como fuentes del conocimiento e insumos para el cuadrilátero
académico-intelectual que daba las herramientas para la lucha en las
calles.
El escenario daba la idea de encuentro doméstico. Me sentía en casa.
Pero cuando Héctor Olivo interrumpió a los oradores para anunciar,
mientras se colocaba en la pantalla el patio completamente lleno de
espectadores, que el espacio del Foro Cultural se integraba a la
actividad, mi percepción de reunión familiar se transformó en una que me
ubicaba en aquel ejército que comenzó a crear Juan Bosch el 15
diciembre de 1973 y que encontró de umbral para su formación, aquel
mismo lugar.
Entre los miembros de este ejército convocados por el líder del PLD y
su libro, estaba Monchy Rodríguez, que como todos, celebraba con
alegría aquel reencuentro del peledeísmo. Le vi sonreír, aplaudir,
saludar y abrazar. Pocas horas después, cuando el sol comenzaba a
acariciar mi cara, supe que había muerto, que habíamos perdimos uno de
los nuestros!
Por Manolo Pichardo ;-
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