EL ETERNO DICIEMBRE.- Los
políticos felicitaron en ocasión de Navidad y Año Nuevo, aunque la
mayoría desapareció y no se les vio por parte. Con las acostumbradas
excepciones. Leonel Fernández, por ejemplo. Nunca en diciembre le fue
mejor, y de ser niño y creer en los Reyes Magos, pondría vaso de agua,
yerba y cigarrillo debajo de la cama para que le dejaran un diciembre
permanente. El entusiasmo fue tanto que sus más fervientes andan
recogiendo firmas en apoyo a su candidatura, pero los perversos exageran
la nota y piensan en la posibilidad de un nuevo partido.
Activar los equipos es una cosa, y registrar nombres de compañeros, de aliados y de gente independiente, otra muy distinta. Además se recuerda una situación anterior. ¿De qué sirvieron las firmas que se recolectaron al final de su último mandato y que de tantas hubo que exhibirlas en carretillas? No tiene sentido por tanto trabajar dos veces, o hacerlo de nuevo, si la primera oportunidad no funcionó. Aunque no debe olvidarse que los equipos están ociosos y conviene ponerlos en movimiento, desperezarlos. Y lo más interesante: Fernández no puede vivir sin una campaña electoral en pie...
DISTENSIÓN O CONFRONTACIÓN.- Después del saludo en la boda de la primogénita del presidente, del almuerzo de aniversario del partido y los repartos de Navidad, las relaciones entre Danilo Medina y Leonel Fernández se suponen en bajo perfil. Aun cuando los seguidores de Fernández son las hormiguitas que más trabajan. Cada cual de seguro volverá sobre sus pasos, y habrá que ver con qué ánimo. Si distendido o de confrontación. Un diputado de Medina quiso hacerse el gracioso planteando una reelección de ocho años, pero fue una provocación que cayó en el vacío. No hubo coro ni tampoco réplica. Un intento fallido, pues era un pelotero de banca y nadie lo llamó como emergente. Aunque no hay que hacerse ilusión. Lo principal volverá sobre el tapete, la dialéctica no cesa y el proceso deberá imponer un resultado. Lo que se discutió en el 2017 recuperará su espacio en el 2018. El PLD o su organismo de dirección tendrán que redimirse y resolver lo pendiente. Y no solo aquello que afecta al partido, sino también al país. La Ley de Partidos, por ejemplo. No se dice cuándo se convocará al comité Político, y el primer lunes del mes y del año cayó feriado. Día de Año Nuevo. Ni siquiera hubo que dar excusa, la razón más que sobreentendida...
QUE LA PAVA PONGA.- La situación, sin embargo, tiene que admitirse diferente. Las razones por las que el Comité Político no se reunía antes, no pueden ser las de ahora. No es verdad que Danilo Medina y Leonel Fernández no se podían ver la cara. Incluso este último aceptó que había discrepancia en un punto y confió en que se resolvería pronto. La agenda se mantiene, pues. O un lunes, u otro día cualquiera de semana, sea a principio o a final de mes, el CP será convocado. Entonces se sabrá si sigue el tranque de las primarias, o se conocen las consultas a los constitucionalistas, o se deja de lado lo jurídico o doctrinario, y se le da solución política a un problema político. Como debió haber sido desde el principio, ya que si -hasta ahora- no existe entendimiento entre Medina y Fernández, se debe a una extraña decencia entre peledeístas. Los líderes prefieren, antes que imponerse, encontrar una salida. Que la discrepancia se supere mediante la discusión abierta y no por avasallamiento de las partes. Quisieran, aunque no lo digan, evitar que sea el espíritu de Metro Country Club que decida las cosas. Aunque se tiene capacidad y condiciones para que sea a las malas lo que puede ser a las buenas. Medina y Fernández conocen los riesgos y no quieren forzar un desenlace amargo...
QUITARSE DE LAS MANOS.- Lo que suceda con Danilo Medina y Leonel Fernández es una cosa y otra lo que finalmente se decida con la Ley de Partidos. El universo político debe determinar, pues la apariencia engaña. Se piensa que el PLD está atrapado en su propia trampa, y es todo lo contrario. Del partido morado la llave y el candado. El proyecto tiene que ser rescatado doblemente. Sacado de las manos del PLD, pero igualmente de la comisión bicameral. Uno, porque está jugando con candela sabiendo que no puede quemarse. Y otro, porque demostró irresponsabilidad, primero, e incapacidad después. La pieza tiene que ir a donde debió ir desde el principio: al pleno de las cámaras. Se sabe que la decisión de una cámara no será la de la otra. Que en el Senado hay mayoría suficiente, pero no entre los diputados. El consenso no fue posible, y no por falta de diligencias entre peledeístas y demás sectores políticos del país. Si la Ley de Partidos es importante, y necesaria, y lo es de cara a las elecciones del 2020, lo justo es proceder. Que sean las cámaras, el pleno de una y de otra, pues el constituyente no creó alternativas oficiosas de entendimiento, incluyendo comisión bicameral. Lo que no es correcto es mantener la pieza en el limbo y la política sin reglas...
Activar los equipos es una cosa, y registrar nombres de compañeros, de aliados y de gente independiente, otra muy distinta. Además se recuerda una situación anterior. ¿De qué sirvieron las firmas que se recolectaron al final de su último mandato y que de tantas hubo que exhibirlas en carretillas? No tiene sentido por tanto trabajar dos veces, o hacerlo de nuevo, si la primera oportunidad no funcionó. Aunque no debe olvidarse que los equipos están ociosos y conviene ponerlos en movimiento, desperezarlos. Y lo más interesante: Fernández no puede vivir sin una campaña electoral en pie...
DISTENSIÓN O CONFRONTACIÓN.- Después del saludo en la boda de la primogénita del presidente, del almuerzo de aniversario del partido y los repartos de Navidad, las relaciones entre Danilo Medina y Leonel Fernández se suponen en bajo perfil. Aun cuando los seguidores de Fernández son las hormiguitas que más trabajan. Cada cual de seguro volverá sobre sus pasos, y habrá que ver con qué ánimo. Si distendido o de confrontación. Un diputado de Medina quiso hacerse el gracioso planteando una reelección de ocho años, pero fue una provocación que cayó en el vacío. No hubo coro ni tampoco réplica. Un intento fallido, pues era un pelotero de banca y nadie lo llamó como emergente. Aunque no hay que hacerse ilusión. Lo principal volverá sobre el tapete, la dialéctica no cesa y el proceso deberá imponer un resultado. Lo que se discutió en el 2017 recuperará su espacio en el 2018. El PLD o su organismo de dirección tendrán que redimirse y resolver lo pendiente. Y no solo aquello que afecta al partido, sino también al país. La Ley de Partidos, por ejemplo. No se dice cuándo se convocará al comité Político, y el primer lunes del mes y del año cayó feriado. Día de Año Nuevo. Ni siquiera hubo que dar excusa, la razón más que sobreentendida...
QUE LA PAVA PONGA.- La situación, sin embargo, tiene que admitirse diferente. Las razones por las que el Comité Político no se reunía antes, no pueden ser las de ahora. No es verdad que Danilo Medina y Leonel Fernández no se podían ver la cara. Incluso este último aceptó que había discrepancia en un punto y confió en que se resolvería pronto. La agenda se mantiene, pues. O un lunes, u otro día cualquiera de semana, sea a principio o a final de mes, el CP será convocado. Entonces se sabrá si sigue el tranque de las primarias, o se conocen las consultas a los constitucionalistas, o se deja de lado lo jurídico o doctrinario, y se le da solución política a un problema político. Como debió haber sido desde el principio, ya que si -hasta ahora- no existe entendimiento entre Medina y Fernández, se debe a una extraña decencia entre peledeístas. Los líderes prefieren, antes que imponerse, encontrar una salida. Que la discrepancia se supere mediante la discusión abierta y no por avasallamiento de las partes. Quisieran, aunque no lo digan, evitar que sea el espíritu de Metro Country Club que decida las cosas. Aunque se tiene capacidad y condiciones para que sea a las malas lo que puede ser a las buenas. Medina y Fernández conocen los riesgos y no quieren forzar un desenlace amargo...
QUITARSE DE LAS MANOS.- Lo que suceda con Danilo Medina y Leonel Fernández es una cosa y otra lo que finalmente se decida con la Ley de Partidos. El universo político debe determinar, pues la apariencia engaña. Se piensa que el PLD está atrapado en su propia trampa, y es todo lo contrario. Del partido morado la llave y el candado. El proyecto tiene que ser rescatado doblemente. Sacado de las manos del PLD, pero igualmente de la comisión bicameral. Uno, porque está jugando con candela sabiendo que no puede quemarse. Y otro, porque demostró irresponsabilidad, primero, e incapacidad después. La pieza tiene que ir a donde debió ir desde el principio: al pleno de las cámaras. Se sabe que la decisión de una cámara no será la de la otra. Que en el Senado hay mayoría suficiente, pero no entre los diputados. El consenso no fue posible, y no por falta de diligencias entre peledeístas y demás sectores políticos del país. Si la Ley de Partidos es importante, y necesaria, y lo es de cara a las elecciones del 2020, lo justo es proceder. Que sean las cámaras, el pleno de una y de otra, pues el constituyente no creó alternativas oficiosas de entendimiento, incluyendo comisión bicameral. Lo que no es correcto es mantener la pieza en el limbo y la política sin reglas...
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