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jueves, enero 11, 2018

Avances en mi salud

Un adenocarcinoma tan agresivo como el que se me ha diagnosticado tiene que ser atacado con mayor agresividad para evitar que en cuestión de días comprometa órganos vitales susceptibles de ser alcanzados por las células cancerosas que tienen extraordinaria capacidad de expansión y contaminación.
Aunque admito que llegué un poco tarde al diagnóstico por razones que no es necesario explicar en esta coyuntura --entre ellas el síndrome de Superman que todos llevamos dentro--, he dado mi mejor cara a una enfermedad que no permite muchas opciones.
Tuve la buena fortuna de llegar aún a tiempo a uno de los mejores centros anti cáncer del mundo, el Presbyterian Hospital de Nueva York y caer en manos de un equipo profesional consagrado a su oficio encabezado por un médico dominicano, el doctor Rafael Lantigua e integrado por los especialistas Paul Lee e Ivonne Saenger.
Voy a admitir ahora un dato que me había resistido aportar para no causarles mayores tormentos a mis familiares, a mis amigos, compañeros y gente que me valora y aprecia. Pero como esa realidad se ha modificado, lo digo hoy: la perspectiva de vida que me dieron los médicos fue de seis meses a partir del momento del diagnóstico.
El tratamiento, sin embargo, ha sido tan efectivo que en este momento los médicos no se atreven a hacer pronóstico, pero calladito en el oído el doctor Lantigua me dice que está apostando a los diez años y que en cinco de ellos me va a acompañar una “alta calidad de vida”.
Es decir, mi perspectiva al día de hoy es muy buena en comparación con el diagnóstico inicial, y aunque con enfermedades tan veleidosas como estas no se puede cantar victoria, --sobre todo cuando atacan a una persona casi septuagenaria, como yo--, mi organismo ha tolerado el duro tratamiento sin mayor reacción negativa.
Prometí que informaría
Cuando decidí informar sobre mi real estado de salud para evitar conjeturas maliciosas, asumí un compromiso que ahora, con toda razón, me reclaman a diario muchos lectores por diversas vías.
De igual forma he autorizado a mis médicos en el hospital a responder todas las inquietudes de los periodistas sobre mi estado de salud siempre y cuando no se violen los reglamentos hospitalarios ni se falte a la ética profesional que regula este tipo de ejercicio en los Estados Unidos.
Por eso los periodistas dominicanos en Nueva York han tenido acceso a mi real situación de saludÖ Y en atención a esto reproduzco la nota publicada ayer en el diario digital USahora.com firmada por el periodista Ramón Mercedes.
¿Gordo y colorao? ¡Tal vez no!
“El eslogan balaguerista “está gordo y colorao” se lo vamos a endilgar a nuestro colega César Medina, versado periodista que ha aportado bastante al sistema democrático de su país en los últimos tiempos.
“Se fue a pasar la Nochebuena a RD y el 26 regresó a NY con cerca de 20 libras más, muy recuperado, según mis bien enteradas fuentes. Al día siguiente de llegar se sometió a la sexta quimioterapia --y una semana después a la séptima--, para terminar con el tumor en el hígado y los nódulos pulmonares que pudieron haber quedado.
“Los toros en la investigación médico científica, doctores Paul Lee, Rafael Lantigua e Ivonne Saenger, están a cargo de su tratamiento. César, apreciado por muchos y despreciado por pocos, hace ejercicio, camina diariamente, va a la Iglesia ¿Ö? Los domingos, escribe y lee diariamente, ya habla con normalidad y no con voz imperceptible como cuando llegó al hospitalÖ
“En una palabra, ya está haciendo vida normal y en poco tiempo lo tendremos definitivamente en RD para venir a NY de vez en cuando a chequearse. ¡Ah, Salud, bendiciones y éxitos en este y demás años, colega! Deseos de esta columna”.
Publica de lunes a sábado Para comunicarse con el autor
Por CÉSAR MEDINA ;-
lobarnechea1@hotmail.com
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