¿Qué tiene de malo? ¿A quién afecta el sistema
de primarias abiertas, simultáneas y con el padrón universal de la
Junta Central Electoral? Es todo lo contrario, favorece a todo el mundo
porque no habría forma de torcer la voluntad de la mayoría de los
miembros de un partido.
Quienes la rechazan le temen a su verdadero tamaño, porque saben
que unas primarias abiertas y con la organización y fiscalización de la
Junta arrojará un resultado ominoso para su futuro electoral porque no
podrán evitar que los candidatos sean elegidos por la mayoría real de su
partido.
Pongamos el ejemplo del Partido de la Liberación Dominicana. Sería,
obviamente, el partido más votado independiente de quién gane la
candidatura presidencial, que todo apunta sería Leonel Fernández porque
el presidente Danilo Medina no podría presentarse porque en su caso la
reelección tiene impedimento constitucional.
Sería lógico, pues, que la JCE no podría inscribir su candidatura a
esas primarias mientras exista ese impedimento. O sea, Danilo quedaría
fuera por forfeit a menos que antes de aprobarse la ley partidos y de
votarse su reglamento, se elimine de la Carta Magna el transitorio que
le impide presentarse a una segunda reelección.
Eliminar ese escollo para favorecer a Danilo sería algo menos que
imposible porque requeriría las dos terceras partes de la Asamblea
Nacional para pasar una nueva reforma constitucional. La única
alternativa sería que el Constitucional declare ilegal el transitorio a
la luz del principio universal de que no se puede legislar contra una
persona ni contra una entidad en particular.
¿... Qué pasaría en el PRM?
Unas primarias abiertas en el Partido Revolucionario Moderno, PRM,
serían ganadas abrumadoras por el expresidente Hipólito Mejía porque
todas las ventajas estarían a su favor. Esa es la razón por la que el
grupo de Abinader le teme como el diablo a la cruz a ese método de
elección. Hipólito, en cambio, lo prefiere. Hay grupos de poder, sin
embargo, que atizan el fuego de la división tanto en el PRM como en el
PLD a propósito de la decisión que deberá tomarse en cuestión de días
sobre la escogencia del método de primarias que deberá consignarse en la
nueva ley de partidos políticos que ya está casi consensuada con
excepción de ese punto espinoso.
La ley no pasaría en el Congreso si los principales partidos no se
ponen de acuerdo--, primero entre ellos--, y luego con el resto de las
formaciones reconocidas por la Junta que tienen representación en las
Cámaras.
Ya la oposición ha adelantado que no reconocería una ley aprobada
partiendo de los intereses del Comité Político del PLD que en este
momento está pendiente de pronunciarse en ese sentido.
El resto... es el resto
Los demás partidos --excluyendo el PRD que ya fijó posición a favor
de las primarias abiertas con el padrón universal de la JCE--, no
tendrán mayor significación por su escasa representación en el Congreso,
que en algún momento tendrá que abocarse a conocer la ley, consensuada o
no.
La complicación mayor surge porque los dos partidos más votados en
las elecciones pasadas y que consecuentemente tienen mayor
representación en el Congreso --el PLD y el PRM--, están divididos en
dos bloques...
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