Estos sucesivos éxitos electorales trajeron la
urdimbre conservadora de sacar del poder al progresismo por vía no
electoral; recurriendo al descrédito mediático del liderazgo que
representa estas fuerzas para luego convertir la ofensiva de los medios
de comunicación en procesos judiciales.
Aunque a esta trama se le llame el Nuevo Plan Cóndor, lo cierto es que sus características la alejan de aquella coordinación infausta; pues su sutileza y la forma en que se concibió en Atlanta, le dan una personalidad distinta y propia que nos hace recurrir a la afirmación de Carlos Marx en el XVIII Brumario de Luis Bonaparte en la que expresó, refiriéndose a lo dicho por Federico Engels, de que los grandes hechos y personajes de la historia universal aparecen como si dijéramos dos veces, que se olvidó agregar que una vez como tragedia y otra vez como farsa, cuestión que se explica si atendemos a analizar los procesos políticos partiendo de los procesos sociales, los que a su vez se generan en la forma que producimos las riquezas, y éstas, las riquezas, determinan, dependiendo de su distribución, el equilibrio de las fuerzas de la sociedad que marcan la dinámica de los hechos históricos.
Ya antes de la afirmación de Marx, y por supuesto, sin recurrir al materialismo histórico para analizar los fenómenos políticos y sociales, el filósofo italiano Giambattista Vico, afirmaba que la historia no avanzaba en forma lineal bajo el impulso del progreso, sino en ciclos repetidos que implican avances y retrocesos; aunque aclaró que la reaparición de un ciclo llega con nuevo signo. Dicho de otra manera, sostenía que ciertos períodos históricos tienen características semejantes entre sí, pero insistía en que variaban en detalles, y eso lo determina, como ya he dicho, la personalidad de cada momento histórico signado, vuelvo a insistir, por la forma en que se producen las riquezas.
Viéndolo desde esta óptica, el atraso de las fuerzas productivas marcado por el escaso desarrollo capitalista en toda América Latina, no podía producir sociedades como la estadounidense o como algunas europeas, sobre todo aquellas que a tiempo salieron de las monarquías absolutas y pudieron avanzar hacia sociedades estructuradas bajo un orden jurídico estable en donde la clase gobernante impedía el surgimiento de caudillos o dictadores que desafiaran el ordenamiento hecho de acuerdo a sus intereses y beneficio.
Aunque a esta trama se le llame el Nuevo Plan Cóndor, lo cierto es que sus características la alejan de aquella coordinación infausta; pues su sutileza y la forma en que se concibió en Atlanta, le dan una personalidad distinta y propia que nos hace recurrir a la afirmación de Carlos Marx en el XVIII Brumario de Luis Bonaparte en la que expresó, refiriéndose a lo dicho por Federico Engels, de que los grandes hechos y personajes de la historia universal aparecen como si dijéramos dos veces, que se olvidó agregar que una vez como tragedia y otra vez como farsa, cuestión que se explica si atendemos a analizar los procesos políticos partiendo de los procesos sociales, los que a su vez se generan en la forma que producimos las riquezas, y éstas, las riquezas, determinan, dependiendo de su distribución, el equilibrio de las fuerzas de la sociedad que marcan la dinámica de los hechos históricos.
Ya antes de la afirmación de Marx, y por supuesto, sin recurrir al materialismo histórico para analizar los fenómenos políticos y sociales, el filósofo italiano Giambattista Vico, afirmaba que la historia no avanzaba en forma lineal bajo el impulso del progreso, sino en ciclos repetidos que implican avances y retrocesos; aunque aclaró que la reaparición de un ciclo llega con nuevo signo. Dicho de otra manera, sostenía que ciertos períodos históricos tienen características semejantes entre sí, pero insistía en que variaban en detalles, y eso lo determina, como ya he dicho, la personalidad de cada momento histórico signado, vuelvo a insistir, por la forma en que se producen las riquezas.
Viéndolo desde esta óptica, el atraso de las fuerzas productivas marcado por el escaso desarrollo capitalista en toda América Latina, no podía producir sociedades como la estadounidense o como algunas europeas, sobre todo aquellas que a tiempo salieron de las monarquías absolutas y pudieron avanzar hacia sociedades estructuradas bajo un orden jurídico estable en donde la clase gobernante impedía el surgimiento de caudillos o dictadores que desafiaran el ordenamiento hecho de acuerdo a sus intereses y beneficio.
Los
caudillos y dictadores llenaban el vacío de esa inexistente clase
gobernante, que sí fue clase dominante, dirigida por gobiernos como el
de Estados Unidos o Inglaterra que aprovechaban las debilidades
institucionales propias del escaso desarrollo capitalista para sostener o
promover déspotas que garantizaran la presencia de sus empresas, que en
la práctica y junto a los embajadores, constituían el verdadero poder
político que movía la inmensa maraña de hilos que servían para dar vida a
los títeres en el gran teatro que permitía la operación de un plan como
el Cóndor, cuyas características le impedirían operar en la actual
sociedad latinoamericana.
Y es que, si bien es cierto que nuestra región no ha alcanzado los
niveles de desarrollo que los Estados Unidos, las fuerzas productivas
han avanzado con relación a la de los años que comprendieron las décadas
de los 70 y .80. Pero además, el avance de la ciencia de la
comunicación y la información; el empuje y financiamiento de la era
digital, del acercamiento de las sociedades a nivel planetario, de la
expansión del conocimiento y el acceso a la educación, del asomo de la
revolución de la inteligencia artificial, hacen imposible el
resurgimiento del Plan Cóndor, aquella expresión del troglodismo de una
época marcada por la ignorancia, que aunque persiste, no se acerca a lo
que fue.
Los conservadores hoy día no pueden recurrir a la sangre de forma
franca y abierta como lo permitía el Plan Cóndor, por ello el Plan
Atlanta ha venido a ser la alternativa para recuperar el poder sin
votos.
Por Manolo Pichardo ;-
No hay comentarios:
Publicar un comentario