EN LA JUSTICIA NO.- No creo que
los propios políticos puedan explicar el fenómeno, y sencillamente
porque deben ser los primeros en asombrarse y no entenderlo: la
satanización del oficio. La clara admisión de que a la política se
dedican los pícaros, los sinvergüenzas, los charlatanes. Esto es, gente
impropia. El debate alrededor de la Junta Central Electoral pone en
evidencia la situación, aunque no a mucha honra para que se constituya
en estadio de superación. Los políticos son buenos para regidores,
alcaldes, diputados, senadores, vicepresidentes y presidentes de la
República, pero no para miembros de la Junta Central Electoral, o del
Tribunal Superior Electoral, o de la Cámara de Cuentas.
Y no decir de la Suprema Corte de Justicia, o del Tribunal Constitucional, o del Tribunal Superior Administrativo. Al poder Ejecutivo lo malo, al Legislativo lo peor, pero al Judicial la excelencia. Antes se denunciaba a determinada persona, o se agraviaba, o se perseguía, y hasta se condenaba, pero de manera individual. Ahora se procede de conjunto y en la mira la condición. Nadie que sea político, o lo haya sido, puede acceder a un puesto de administración en la Justicia...
DESDE VENEZUELA.- Este cambio de situación, de ánimo, de esquema, se da sin una discusión previa, en que cada cosa se ponga en su lugar, sino respondiendo a circunstancias y en particular a una coyuntura. La electoral. El viejo procedimiento era todo lo contrario. Que como la lucha era entre políticos, que fueran políticos los árbitros. Todo quedaba entre casa, y lo importante era que cada bando tuviera su representante. Más que ofenderse, era acecharse, y sobre todo cuidar el proceso, evitar que se produjeran ventajas indebidas. La gente no recuerda, pero la modalidad fue extrapolada de Venezuela, y en un tiempo en que la democracia venezolana era formalmente admirable. Y la trajo José Francisco Peña Gómez. Y lo hizo como remedio, para curar una enfermedad. Como solución, para resolver un problema. El mismo durante toda una larga época: las reelecciones de Joaquín Balaguer. El Balaguer que después dio lugar al Pacto por la Democracia...
FUEGO, CENIZAS.- Aunque la democracia que se remienda, que se corrige, sigue siendo admirable. Los de entonces son los de ahora, y Pablo no se cae del caballo ni lo tumba una luz cegadora. Se baja tranquilamente, poniendo pie en el estribo y uniéndose a la causa como el más fervoroso de los militantes. La Junta Central Electoral conformada con políticos de todas las banderías, y que fue una iniciativa del PRD consentida por el PRSC, ahora se intenta desmontarla como parte de un consenso. El consenso de antes derogado por el consenso de ahora. Siempre se vuelve al antiguo lugar, o se gira sobre sí mismo, como el perro que quisiera morderse la cola, pero que nunca lo logra, como si fuera un retozo permanente. Lo más extraño es que el consenso sea más amplio de lo que se aprecia. Ningún sector se opone a una JCE incontaminada. Lo que se alega es que no hay tantos puros, políticamente hablando, ya que el que no sea ahora, lo fue antes, y se le atribuye propiedad al consabido dicho de que donde hubo fuego, cenizas quedanÖ
CAMINO MALO.- Nadie sabe a dónde llevarán estos caminos, pero los políticos tendrán que pensar de nuevo sus metas, y lo primero será renunciar a su condición, pues por ahora la política no será escalera para ascender a posiciones en la Justicia. La renovación, según vaya produciéndose, será mediante otros procedimientos. Lo que se hace con la Junta Central Electoral, el Tribunal Superior Electoral y la Cámara de Cuentas, se hará con las demás altas cortes. Habrá que acumular méritos en la profesión, y quedarse al margen de la política, pues lo que antes era camino fácil, ahora será camino malo, y cerrado. Los aspirantes tendrán que moverse por las alcantarillas. Solo basta mirar para el PRM, y sacar las conclusiones. Dos dirigentes serán sometidos al Tribunal de Disciplina, y su única culpa, hasta ahora, será lo que antes era una gracia. Ser políticos y aprovecharse de la situación. Saben que van a producirse vacantes, se sienten en capacidad de ocuparlas, y con el mejor de los avales: pertenecer a uno de los partidos del potencial reparto...
Y no decir de la Suprema Corte de Justicia, o del Tribunal Constitucional, o del Tribunal Superior Administrativo. Al poder Ejecutivo lo malo, al Legislativo lo peor, pero al Judicial la excelencia. Antes se denunciaba a determinada persona, o se agraviaba, o se perseguía, y hasta se condenaba, pero de manera individual. Ahora se procede de conjunto y en la mira la condición. Nadie que sea político, o lo haya sido, puede acceder a un puesto de administración en la Justicia...
DESDE VENEZUELA.- Este cambio de situación, de ánimo, de esquema, se da sin una discusión previa, en que cada cosa se ponga en su lugar, sino respondiendo a circunstancias y en particular a una coyuntura. La electoral. El viejo procedimiento era todo lo contrario. Que como la lucha era entre políticos, que fueran políticos los árbitros. Todo quedaba entre casa, y lo importante era que cada bando tuviera su representante. Más que ofenderse, era acecharse, y sobre todo cuidar el proceso, evitar que se produjeran ventajas indebidas. La gente no recuerda, pero la modalidad fue extrapolada de Venezuela, y en un tiempo en que la democracia venezolana era formalmente admirable. Y la trajo José Francisco Peña Gómez. Y lo hizo como remedio, para curar una enfermedad. Como solución, para resolver un problema. El mismo durante toda una larga época: las reelecciones de Joaquín Balaguer. El Balaguer que después dio lugar al Pacto por la Democracia...
FUEGO, CENIZAS.- Aunque la democracia que se remienda, que se corrige, sigue siendo admirable. Los de entonces son los de ahora, y Pablo no se cae del caballo ni lo tumba una luz cegadora. Se baja tranquilamente, poniendo pie en el estribo y uniéndose a la causa como el más fervoroso de los militantes. La Junta Central Electoral conformada con políticos de todas las banderías, y que fue una iniciativa del PRD consentida por el PRSC, ahora se intenta desmontarla como parte de un consenso. El consenso de antes derogado por el consenso de ahora. Siempre se vuelve al antiguo lugar, o se gira sobre sí mismo, como el perro que quisiera morderse la cola, pero que nunca lo logra, como si fuera un retozo permanente. Lo más extraño es que el consenso sea más amplio de lo que se aprecia. Ningún sector se opone a una JCE incontaminada. Lo que se alega es que no hay tantos puros, políticamente hablando, ya que el que no sea ahora, lo fue antes, y se le atribuye propiedad al consabido dicho de que donde hubo fuego, cenizas quedanÖ
CAMINO MALO.- Nadie sabe a dónde llevarán estos caminos, pero los políticos tendrán que pensar de nuevo sus metas, y lo primero será renunciar a su condición, pues por ahora la política no será escalera para ascender a posiciones en la Justicia. La renovación, según vaya produciéndose, será mediante otros procedimientos. Lo que se hace con la Junta Central Electoral, el Tribunal Superior Electoral y la Cámara de Cuentas, se hará con las demás altas cortes. Habrá que acumular méritos en la profesión, y quedarse al margen de la política, pues lo que antes era camino fácil, ahora será camino malo, y cerrado. Los aspirantes tendrán que moverse por las alcantarillas. Solo basta mirar para el PRM, y sacar las conclusiones. Dos dirigentes serán sometidos al Tribunal de Disciplina, y su única culpa, hasta ahora, será lo que antes era una gracia. Ser políticos y aprovecharse de la situación. Saben que van a producirse vacantes, se sienten en capacidad de ocuparlas, y con el mejor de los avales: pertenecer a uno de los partidos del potencial reparto...
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