Derrumbes e inundaciones, producto de muchos dias de lluvias
constantes, han causado una verdadera situación de desastre en la zona
Norte del país, declarada de inmediato en estado de emergencia por el
Gobierno.
Miles de familias han quedado imposibilitadas de comunicarse por la
vía terrestre como lo hacen de ordinario, entre un poblado y otro, o
están sufriendo las molestias de abandonar sus casas inundadas y
refugiarse en otros lugares de manera temporal, mientras se restablezca
la normalidad.
Otros han perdido sus casuchas ↭, arrastradas por ríos desbordados, o
han visto resquebrajarse otras tantas viviendas por los efectos de
deslizamientos de tierra o la presión de los torrentes de agua.
En condiciones como éstas, donde las familias urbanas forzosamente se
ven obligadas a desplazarse en busca de refugios seguros, la vida ha
sido demasiado trastornada.
Es por eso que la declaratoria del estado de emergencia, mediante un
decreto del presidente Danilo Medina, abre los canales para que el
Gobierno utilice recursos extraordinarios en la adquisición de equipos,
materiales y cualesquier otros elementos que sean necesarios para
proteger a las comunidades de las inundaciones, para reparar casas y
asistir a los damnificados, con comidas y útiles.
Si bien los operativos de auxilio y reconstrucción no han cesado en
estos días, la persistencia de las lluvias y de las zonas inundadas,
agravadas con la destrucción de la capa asfáltica de algunas carreteras
por la saturación de agua, así como áreas de cultivo totalmente
anegadas, presagian que la crisis persistirá por algunas semanas.
A las cuatro provincias norteñas declaradas en emergencia se unirá
hoy Samaná, que también ha padecido en términos humanos y económicos los
impactos de estos desastres naturales, especialmente en el turismo.
Todas las muestras de solidaridad y apoyo consecuente deben ser
dirigidas hacia las comunidades norteñas del país en estos tiempos de
calamidades.
Tomado del editorial del
de la fecha
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