Los atracos motorizados se han recrudecido en las últimas horas y no
queremos pensar que las autoridades hayan “bajado la guardia” en sus
operativos contra la delincuencia.
No queremos pensar, ni por asomo, que ante la indecisa postura
asumida frente a los reclamos ciudadanos de que se regule la circulación
de motocicletas con dos a bordo, los atracadores que suelen valerse de
estos vehículos para cometer sus fechorías sientan que la cancha de la
impunidad sigue libre para ellos.
Al menos siete episodios de atracos, con saldos de muertes,
inclusive, han ocurrido en las últimas 72 horas coincidiendo con lo que
parece ser una desaceleración de los operativos generales de las tropas
mixtas en las calles de la capital.
En esos momentos los atracadores motorizados parecían haber sido
puestos a raya y hasta se notaba un descenso en el flujo de
motociclistas sin cascos o acompañados, como fruto de los anuncios de
las autoridades de que irían tras los sospechosos.
Y de verdad que lo fueron, pues en esos operativos se incautaron
armas, cuchillos, motores robados y hasta se atraparon delincuentes que
estaban prófugos de la justicia o eran buscados por sus delitos.
Al anunciarse que entraría en vigor una regulación que disponía que solo
los motochonchistas autorizados y aquellos propietarios de motores que
obtuvieran el permiso de Tránsito Terrestre podían transportar personas,
se crearon las expectativas de que el problema de la delincuencia
motorizada iba a ser enérgicamente enfrentado.
La percepción ha cambiado.
Vuelven por sus fueros los atracos motorizados, con toda la carga de
espantos, miedos y frustraciones que traen consigo hasta el punto de que
ya los ciudadanos, no importa si andan montados o a pie, temen a los
motoristas en sentido general.
Y razones sobran, pues las estadísticas indican que el 80 por ciento
de los atracos, con muertes incluidas, se perpetran con dos en motores.
Los últimos de esta semana han seguido este mismo patrón y los
venideros también... hasta que a la autoridad no le tiemble el pulso
para imponer firmes regulaciones al uso de dos en motores.
Tomado del Editorial del
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