Mohamed Alí tuvo tantos admiradores como críticos durante su carrera. |
Mohamed Alí, que falleció este viernes 3 de junio,
será recordado como el deportista más extraordinario de la historia
porque, además de sus reconocidas dotes atléticas, fue protagonista de
procesos sociales y políticos de vastos alcances.
BBC Mundo;- Decimos
"protagonista", en vez de "héroe", porque sus actos públicos e incluso
privados se prestan a diferentes interpretaciones.
Como suele
suceder con los grandes hombres, los apologistas y los detractores de
Alí acostumbran a interpretar las cosas en formas muy diversas.
Los primeros dirán que su contribución principal fue debilitar el yugo que sujetaba a los afroamericanos: el deporte regido por la mafia, la ley y la religión (judeocristiana) de los blancos, la policía y el servicio militar.
George Foreman vs Muhammad Ali - Oct. 30, 1974
Mohamed Alí coincidió con los Beatles en Miami. El púgil y el grupo se convirtieron en iconos sociales. |
Dirán que, lejos de los rings, dejó fuera de combate a la opresión o
la forzó a bajar la guardia, tanto en Estados Unidos como en muchos
otros países que siguen el ejemplo de las potencias centrales.
Los
críticos jurarán que Alí cambió una mafia por otra (la Nación del
Islam) y que no reconoció en su momento el carácter liberador de Martin
Luther King, el verdadero campeón de los derechos civiles
afroamericanos.
Agregarán
que la negativa a la leva para la guerra de Vietnam no fue un gesto de
"objetor de conciencia", como él alegó, porque admitió que iría a la
guerra si se lo ordenaba Alá o Elijah Muhammad, el líder de la Nación
del Islam.
(Alí se alejó de esta organización radical tras la
muerte de Elijah Muhammad para abrazar un islamismo más convencional y
conciliador.)
Más allá de lo deportivo
Estas
y otras objeciones, muchas de ellas legítimas (Alí solía agraviar a sus
rivales negros y trató a muchas mujeres de una forma que incluso
entonces parecía abusiva), no le han restado estatura en la imaginación popular.
Es que Alí llena todos los requisitos de la grandeza que trasciende lo meramente deportivo.
En un artículo de abril de 2001 en BBC Mundo, titulado "Tiger, Alí, Pelé, Jordan", enumeramos los requisitos de esa grandeza. El campeón debe ser:
*El atleta que supera por un amplio margen a todos sus rivales.
*El atleta cuya apoteosis coincide y se confunde con un cambio profundo en la importancia y naturaleza de su deporte.
*El atleta que impulsa o representa un cambio vasto, insondable, permanente, en la sociedad que lo produce.
*El atleta cuyas hazañas deportivas y sus actos en otros ámbitos le abren un crédito perdurable en la imaginación popular.
De los cuatro deportistas mencionados en aquel artículo, Alí es el único
que reúne todos esos requisitos de la auténtica grandeza. Y también
algunos otros:
*El carisma, que brotaba de una elocuencia muy rara
entre los deportistas, con un discurso que
Mohamad Ali contra Ken Norton en un combate de 1973. |
fluctuaba entre el mensaje
poético, la invectiva política y religiosa, y un conocimiento instintivo
de los requisitos de la comunicación.
*Alí representó la última etapa del apogeo de su deporte, el boxeo,
cuando era el ámbito natural de las proezas individuales (a diferencia
del fútbol, el baloncesto, el béisbol y otros deportes colectivos) y
todavía no se había afirmado la convicción de que es una práctica brutal
y hasta despreciable.
*El Mal de Parkinson (diagnosticado en 1984) que lo privó de su elocuencia
y lo alejó gradualmente de los medios de comunicación, lo ha mantenido
en una especie de limbo, preservando a ojos del público su imagen más
favorable.
Y también habrá que reconocer, claro, su talento como boxeador, aunque todos, tanto amigos como detractores, apuntan que esto está vinculado con su genio como comunicador.
La enfermedad y su retiro de la vida pública ha dejado una imagen heroica en la memoria colectiva. |
"La pelea"
El escritor Norman Mailer, que escribió The Fight,
"La pelea", sobre el combate entre Alí y George Foreman en Zaire (ahora
República Democrática del Congo) en 1974, describe a un hombre mucho
más interesante y complejo que el "mero" boxeador de genio.
Un peleador inteligente, astuto y despiadado.
Esa complejidad abría una ancha brecha entre Alí y un personaje como
Foreman, a quien Mailer describe, simplemente, como "agradable y
temible".
Las imágenes de Alí recostado en las cuerdas (que su
entrenador Angelo Dundee había hecho aflojar para facilitar esta
maniobra), absorbiendo el castigo de Foreman hasta agotarlo, irritándolo
además con golpes de derecha (un puño que los diestros dosifican al
comienzo porque debe recorrer mayor espacio hasta el adversario), pertenecen a la memoria común de aficionados al deporte de todo el mundo, muchos de ellos críticos inflexibles del boxeo.
La historia de Mohamed Alí está hecha de estas ironías y contradicciones
Frazier (izq) derrotó a Alí por decisón tras quince asaltos en el Madison Square Garden de Nueva York en 1971. |
El personaje, por esas cosas de la vida, dejó de ser el joven Apolo,
elocuente, agresivo, para convertirse en un ermitaño silencioso, pero
tuvo la suerte de que en la memoria colectiva la imagen más perdurable ha sido la del campeón.
Por
una serie de razones, algunas meras coincidencias, la historia de
Mohamed Alí se ha confundido con el apogeo y la decadencia del boxeo,
con la conquista de los derechos civiles y el proceso que puso fin a la
guerra de Vietnam y, en definitiva, a la conscripción en Estados Unidos.
Sólo le faltó, para llenar el cartón, haber jugado un papel positivo en otro gran movimiento social de los últimos 50 años: la condición de la mujer.
Pero en esto Mohamed Alí fue un hombre muy de su época, de una época en la que era Cassius Clay.
Los guantes que usó Alí en la pelea que perdió frente a con Joe Frazier en 1971 en Nueva York |
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