![]() |
Pedro Martínez al inicio de su carrera con los Dodgers de los Ángeles |
El ingreso de Pedro Martínez al altar de los grandes
del béisbol de los Estados Unidos. Es un lauro personal del que todos
los dominicanos nos hacemos dueños. Este logro debe ser exaltado por los
maestros de todos los niveles; por los promotores del crecimiento
humano y los que buscan un referente para orientarse en la vida.
El
gran mérito de Pedro Martínez va más allá de su nicho en la Galería del
Salón de la Fama en la villa de Cooperstown. Tiene que ver su hazaña
con la decisión, con el poder de la voluntad.
Este atleta,
pequeño para los usos de este mundo del más grande, más fuerte, más
rápido, no se dejó amilanar por la discriminación de los managers y
gerentes de equipos que lo miraban como un alfeñique bueno para nada. Su
deseo de triunfar, su voluntad se impuso, y hoy recibe un abrazo mayor
que 48 mil kilómetros de los dominicanos y también de los bostonianos
que lo tienen como uno de los suyos.
Pedro Martínez es un referente. No
sólo para el béisbol. Así debe ser visto. Fue un lanzador decidido,
inteligente y hábil. Cuando estaba asignado para trabajar, se sumergía
en su papel, se concentraba en su trabajo. Subía a la cima del diamante
con la decisión de abatir a sus adversarios sin importar el poder ni la
estatura que tuvieran.
El dominio de la concentración, algo vital para todos los deportes. Esa fue su arma secreta.
Hoy
será recibido este héroe deportivo nacional. El país debe estar
presente no sólo por su ingreso al Salón de la Fama sino por todo lo que
significa que un humilde y delgaducho joven, de una zona marginada, se
haya alzado sobre su misma adversidad para imponerse con letras doradas.
Pedro
Martínez no sólo fue un atleta destacado, también un hombre de dignidad
y orgulloso de su origen. Muchas veces sus pronunciamientos rozaron lo
delicado para un negocio que es dirigido fríamente como es el béisbol,
donde son los resultados los que mandan y no los sentimientos.
Él
significa mucho para la educación nacional por su dedicación y su vida
decente. Triunfó en un momento en que el béisbol se deprimía y los
manejadores de los atletas los incitaban al uso de esteroides para
buscar hazañas. Pedro las logró sin estimulantes.
Huelgan los numeritos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario