![]() |
En los ‘tiempos de Papa’ |
“La calle está dura, Presidente”, le dijo un periodista a Hipólito Mejía en 2002, cuando gobernaba el país.
¡Pues camina por la acera, M...!, recibió como respuesta.
El
asunto no pasó de otra “gracia presidencial”, aunque ha quedado en el
rico anecdotario de ese período de gobierno abundante en cuentos y
palabrotas, pero escaso en realizaciones.
Ahora es Hipólito el que
está en la calle, aunque se encuevó para Navidad, temporada de mano
suelta en la que el expresidente no es nada pródigo sino todo lo
contrario.
Tiene que estar viendo lo dura que está la calle para
él, para su partido recién nacido y para sus esperanzas de volver al
poder en año y medio... Y sin posibilidad de coger la acera del PRM que
ocupa Abinader.
Hipólito ha decidido ser otra vez candidato
presidencial en el escenario más desfavorable que haya encontrado a lo
largo de su longeva vida política.
Su foja lo dice todo: tres
veces candidato, dos veces derrotado y con una victoria pírrica, con
menos del 50 por ciento en su época de mayor gloria, cuando la “sonrisa
del triunfo” engañó a medio mundo.
Probar suerte electoral otra
vez, ahora en el otoño vital y con criatura partidaria de evidentes
malformaciones, es un paso de altísimo riesgo para el carismático
expresidente que por donde quiera que pasa divide y causa roncha...
Se soltaron los demonios
En el recién nacido Partido Revolucionario Moderno se soltaron los demonios, como ocurre siempre donde está Hipólito Mejía. Nadie es capaz de imaginarse lo que saldrá de esa organización sometida a este tipo de contradicción sin tener siquiera estructura organizativa.
En el recién nacido Partido Revolucionario Moderno se soltaron los demonios, como ocurre siempre donde está Hipólito Mejía. Nadie es capaz de imaginarse lo que saldrá de esa organización sometida a este tipo de contradicción sin tener siquiera estructura organizativa.
Pocos
dudan que Hipólito se impondrá a Abinader, pero estaría por verse el
costo político y las consecuencias futuras de una acción que por
naturaleza propia está llamada a fracasar en mayo del dieciséis.
Parecería
que a Hipólito le apasiona la revancha contra Leonel, pero la única vez
que se enfrentaron, en 2004, recibió una pela soberana con una
diferencia de un 25 por ciento de la población electoral: Leonel obtuvo
58 por ciento; Mejía 33. A pesar de que Mejía buscaba la reelección y
utilizó a su favor todos los mecanismos y recursos del poder. La otra
derrota la recibió Hipólito de Danilo Medina en las elecciones de 2012,
en las que Leonel como Presidente metió todo el brazo para que ganara su
compañero de partido. Al iniciarse la campaña electoral pasada, la
diferencia de casi 30 puntos porcentuales que daban las encuestas a
favor de Mejía hacía parecer imposible una victoria peledeísta.
Leonel no lo menciona...
Leonel Fernández no menciona a Hipólito Mejía para nada. Jamás ha dicho su nombre en público, actitud que al parecer forma parte de su estrategia para minimizarlo. Hipólito, en cambio, no deja de mencionar a Leonel y trata siempre de descalificarlo.
Leonel Fernández no menciona a Hipólito Mejía para nada. Jamás ha dicho su nombre en público, actitud que al parecer forma parte de su estrategia para minimizarlo. Hipólito, en cambio, no deja de mencionar a Leonel y trata siempre de descalificarlo.
Con Danilo es diferente. A Danilo
el expresidente Mejía lo trata de paños y manteles y las malas lenguas
hablan de que se ven con relativa frecuencia, siempre por iniciativa del
líder opositor para tratarle temas relacionados con obras y
construcciones a pesar de que no es ingeniero.
Incluso, se habla
de que en una eventual reelección que no parece ya posible, Hipólito se
inclinaría por Danilo de la misma forma en que él dice Miguel Vargas
apoya a Leonel.
Se trata de esas cosas extrañas de la política...
No hay comentarios:
Publicar un comentario