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El enojo surgió de imágenes que ridiculizan las enseñanzas del Islam |
Manipulados por la emoción muchos nos hemos alineados con Charlie Hebdo
sin analizar los hechos ni las causas. La libertad de prensa no puede
ser un valladar para ofender ni discriminar. Todos debemos luchar por la
paz y el respeto al derecho ajeno. Cuando se brega con fanáticos u
oportunistas, con alienados o fascistas es poco lo que se puede
conversar. Nos han llevado, en la sociedad actual, a ser entes robóticos
amantes de la vida fácil sin gastar un segundo para pensar.
Pero no
debe ser así. Me dejó estupefacto el Papa cuando llamó a respetar las
creencias de los demás. Frisó a los propios. Punto de vista que he
defendido en torno a este tema de abuso de prensa versus fanatismo
religioso.
No quiero ni pensar en la reacción de los fanáticos cristianos si los
musulmanes hicieran publicaciones con Jesús en actividades mundanales.
Pero no las he visto porque la mayoría de los creyentes en esa fe con
gente de paz. Creen que su código religioso es un marco de vida.
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Charlie Hebdo: bromea sobre el Papa y Shoa |
No comparto sus puntos de vista ni creo en lo que creen, pero les
respeto el derecho a ser y creer. A menudo vemos que los fanáticos, no
sólo de religión, son intolerantes porque tienen la razón por encima de
todo y de todos. Viven en el nicho del antagonismo. Parece que nos
quieren enfrentar en otra “Guerra Santa”. En una cruzada moderna. El
problema de la sociedad contemporánea no son los musulmanes, aunque un
grupito de ellos entienda que deben devolver golpe por golpe atacando a
seres inocentes como forma de defender sus riquezas expropiadas y su fe
mancillada. Aunque lo quieran hacer creer, los musulmanes no están
invadiendo occidente.
El oscurantismo geopolítico es posible porque además del empobrecimiento
económico hay una propagación del hedonismo como estilo de vida. Un
mundo sin metas ni creencias donde las ideas han sido secuestradas por
esa tendencia superfi cial que nos arropa. Es más fácil vivir sin
cuestionar nuestro existir y dejarnos llevar como borregos al matadero
intelectual. Los actos terroristas en Francia son los dos extremos de la
intolerancia. Y seguirá la sangre.
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