El secretario de Estado de los Estados Unidos, señor John Kerry,
acaba de emitir unas declaraciones sobre la política latinoamericana que
solo pueden ser interpretadas como “un chiste”.
Llama la atención
el alto funcionario norteamericano acerca de la inconveniencia de
regímenes largos en el continente, incluyendo la posible modificación de
la Constitución para lograr elecciones.
Uno pensaría que el señor
Kerry debería externar la misma preocupación por los regímenes feudales
y monárquicos del Medio Oriente como Arabia Saudita o Jordania, entre
otros o por la permanencia de 20 años reeligiéndose en el poder de
Hosni Mubarak hasta que se lo llevó la llamada “alborada árabe”.
En
retrospectiva también el señor Kerry debió referirse a las tiranías
alentadas precisamente por los Estados Unidos cuando esa opción
constituía un ariete en la lucha ideológica que mantenía con la Unión
Soviética en la época de la llamada “guerra fría”.
Regímenes
repugnantes irrespetuosos de los derechos humanos como la tiranía de
Trujillo aquí, Pérez Jiménez en Venezuela y la más sanguinaria de todas,
la de Augusto Pinochet en Chile; que derrocó a un gobierno legítimo que
se supone que los Estados Unidos deben defender. Quien escucha las
quejas del señor Kerry piensa que tiene en su cabeza el gobierno de los
hermanos Castro, en Cuba, pero ese gobierno ha sido el resultado de una
lucha armada contra la tiranía de Fulgencio Batista que subió al poder
mediante un golpe de Estado contra del gobierno civil de Prio Socarrás.
Es
posible que los Estados Unidos no auspiciaran ese ascenso de Batista,
pero hasta donde conocemos nunca lo combatió a pesar de que era público
el control de la mafia norteamericana en la isla que controlaba el
tráfico de drogas y el juego de azar.
El gobierno de Ortega, en
Nicaragua, es el resultado de una elección popular, y el origen político
de Ortega es la Guerra Sandinista que derrocó el tirano sostenido por
el poder imperial.
Las palabras del señor Kerry dan la idea que
los Estados Unidos están resentidos por el giro latinoamericano hacia
gobiernos de izquierda. Recientemente El Salvador, Brasil y Uruguay han
elegido limpiamente sus respectivos gobiernos y nadie se ha quejado como
no sea el que no pudo convencer a los electores de sus respectivos
países.
Es cierto que el llamado “Socialismo del Siglo XXI”
impuesto por Chávez en Venezuela y que ha dejado como herencia a Nicolás
Maduro, no es el resultado de una asonada militar, sino el resultado de
una elección legítima una y otra vez por Chávez. Fue a Chávez a quien
se le dio un Golpe de Estado en el 2002 que afortunadamente fue
rechazado por las Fuerzas Armadas y por el pueblo.
La elección de
Rafael Correa, Evo Morales, en Ecuador y Bolivia no pueden ser más
válidas. ¿Cuál es la objeción norteamericana hacia esos gobiernos?
Entendemos que esos regímenes no responden hoy “a fe ciega” a los
citados de la voluntad de los Estados Unidos.
Tampoco creemos que
el afán de “dominar a toda costa” sea el espíritu que prime hoy en el
espíritu de los Estados UnidosÖPuede que hayan personas, como el señor
Kerry, que sí lo quiera, pero dudamos que tal sentimiento esté en el
espíritu del presidente Barak Obama.
Obama es un político que
apostó a cesar las guerras que inició Bush y mantiene una política
conciliadora hasta con Vladimir Putin si éste no se mete en los asuntos
internos de Ucrania, que es un país independiente.
Viendo las
declaraciones del señor Kerry, tan desafortunadas, pensaríamos que se
trata de un chiste y no fruto del resentimiento porque la política de su
país ya no es “la batuta ni la Constitución” en América Latina.
El
Secretario de Estado norteamericano debe buscarse a un amigo o a un
asesor latinoamericano que lo ayude a comprender la transformación que
está cambiando para siempre a esos países.
Si bien se les dio a
los sectores más recalcitrantes el golpe de Honduras, es de señalarse,
puntualizar y reiterar que la época del “golpe de estado” como norma,
pasó para siempre en Latinoamérica.
Fue una aspiración muy ansiada muy trabajada pero afortunadamente lograda y ahora la apreciamos muy conscientemente.
En definitiva queremos pensar que lo dicho por el señor John Kerry es solamente un chiste...Solo queda reír.
Por Silvio Herasme Peña;-
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