Santo Domingo;- La “semana negra”, como la tipifica el propio
jefe de la Policía, cierra con balance positivo para la ley: se frustró a
tiros el intento de fuga colectiva en Najayo, en cuestión de horas se
descubrió la autoría del ataque artero en el metro de Santo Domingo y se
despejaron dudas sobre el sabotaje a las torres del tendido eléctrico.
Fueron
acontecimientos sucesivos que estremecieron a la opinión pública
dominicana, poco acostumbrada a ese tipo de evento de característica
eminentemente terrorista e inicialmente confusos, con muertos, heridos,
quemados y amenaza colectiva latente al sosiego público.
La
conspiración para atacar la cárcel de Najayo tomó meses de
planificación, con una inversión multimillonaria, sobornos y compra de
voluntades, y la decisión de liberar a tiros y con las bajas que
demandaran las circunstancias a figuras del bajo fondo criminal que no
parece limitarse a cuatro gatilleros o matones a sueldo.
El
entramado criminal es amplio y conduce la investigación hacia sectores
muy poderosos del mundo de las drogas, posiblemente con ramificaciones
internacionales, empeñados en poner en la calle a figuras emblemáticas
que han caído presas aquí, y de paso dejar señales claras de su
capacidad operativa para agenciarse impunidad.
Es el mismo patrón
de conducta del crimen organizado-- con su tenebroso mensaje ominoso:
¡plata o plomo!--, que tiene patas arriba a las agencias internacionales
que luchan contra el narcotráfico en todo el mundo.
La operación
del viernes 24 en la más importante cárcel del país es el típico acto
del narcotráfico internacional para sacarle molleros a la ley y tratar
de doblegar la autoridad a base de la violencia extrema. Hasta ese día
la República Dominicana no había vivido una experiencia propia de
naciones que se revelan como paraísos del crimen organizado.
(( “Terrorismo incendiario”
Hasta ayer sábado al mediodía, los investigadores tenían la convicción de que el joven de 21 años Frank Kelin Holguín Medina actuó en solitario el jueves 23 cuando lanzó un artefacto incendiario en un vagón repleto de personas en la segunda línea del metro, provocando quemaduras graves a varios pasajeros, uno de los cuales se encuentra en estado crítico.
Hasta ayer sábado al mediodía, los investigadores tenían la convicción de que el joven de 21 años Frank Kelin Holguín Medina actuó en solitario el jueves 23 cuando lanzó un artefacto incendiario en un vagón repleto de personas en la segunda línea del metro, provocando quemaduras graves a varios pasajeros, uno de los cuales se encuentra en estado crítico.
Inicialmente
se pensó que un hecho de tal magnitud no pudo ser iniciativa particular
de un muchacho de conducta intachable y comportamiento correcto
acostumbrado a convivir con la miseria extrema debajo del puente
Francisco del Rosario Sánchez conocido popularmente como “el puente de
la Diecisiete”, que une a los sectores más populosos de la zona oriental
de Santo Domingo con el resto de la capital.
Desde el primer
momento la investigación trató de establecer posibles vínculos de
Holguín Medina con grupos extremistas y eventualmente con el
narcotráfico, que apenas horas después dio el golpe más osado del crimen
organizado: el intento de asalto a la cárcel de Najayo supuestamente
para liberar a un grupo de sicarios de largo prontuario criminal. En esa
acción murieron seis personas, cuatro reos y dos vigilantes del penal.
No
falta quienes buscan asociar ambos hechos partiendo de una lógica
comprensible. Fueron apenas horas que mediaron entre un acontecimiento y
otro, a lo que se sumó casi de inmediato la denuncia de que se intentó
sabotear las torres del cableado de alta tensión de la CDEEE en acción
de corte terrorista.
Las primeras horas tras el ataque al metro
fueron de mucha confusión. Las cámaras de vigilancia y seguridad del
moderno sistema de transporte grabaron todo lo acontecido, pero esas
imágenes no se mostraron a la Policía hasta 12 horas después. Los
sucesos se registraron a las 8:36 antemeridiano y se entregaron copias a
la Policía a las 8:30 de la noche.
A ese detalle atribuye la
investigación policial la hipótesis inicial de que se trató de un
intento de suicidio a lo bonzo: dándose fuego en público para captar la
atención, pero el jefe de la Policía Manuel Castro Castillo aclara que
la institución no estableció responsabilidades hasta el día siguiente
cuando se entregó el joven Holguín Medina.
La “semana negra” que
concluye ha provocado seria preocupación en todos los sectores sociales.
El cardenal Nicolás López Rodríguez, el empresario José Luis Corripio y
otros prestantes ciudadanos visitaron el viernes al Presidente Danilo
Medina para tratarle el tema, y al salir del despacho el religioso fue
enfático al señalar que las autoridades no pueden actuar “con paños
tibios” frente a hechos tan preocupantes.
La buena noticia es que
la Policía ha actuado con presteza, quedándole pendiente solamente el
esclarecimiento del sabotaje eléctrico, un hecho sobre el que la
investigación también ha logrado avances importantesÖ
No se
descarta la posibilidad de que ese hecho se inscriba en el habitual robo
de metales que terminan en la chatarrería de fundición y no al
propósito de dañar la imagen del señor Rubén Bichara como administrador
de la CDEEE y menos para sembrar pánico y terror en la población...
Por César Medina ;-
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