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viernes, noviembre 07, 2014

Los riesgos para Leonel podrían ser mayores

Leonel Fernández
EL ENFOQUE.-  La parada contra Leonel Fernández en Nueva York fue una tormenta en un vaso de agua, ya que  hablando con la verdad en las manos hay que reconocer que la convocatoria fue pobre, precaria. Los manifestantes  fueron pocos, aunque las  imágenes dieran a entender todo lo contrario, y se tuviera la impresión de que a la cita acudieron todos los dominicanos residentes en esa urbe. En ese entonces se mezclaron protestatarios, transeúntes y los peledeístas que abandonaban la reunión.  Las redes, sin dudas, fueron claves en la difusión y el engaño, pero el picante lo pusieron los seguidores del expresidente. Y no allá, sino aquí. Desde que se enteraron del hecho, y suponiendo lo peor, tomaron por asalto los medios de comunicación. Los fervorosos y los hostiles.
La reacción fue mayor que la acción. Se asumió como un palo de gallera lo que nunca pasó de topado. En política las pequeñas equivocaciones a veces trastornan más que las grandes. Cuando la táctica flaquea, la estrategia se descontrola. Lo sucedido el pasado miércoles en los frentes de un hotel de la avenida Tiradentes no debió sorprender, aunque fuera una demostración inútil...
TÍGUERE Y MEDIO.-  El zafarrancho del pasado miércoles fue el producto natural de la interpretación errada de lo ocurrido en Nueva York, y esta vez como entonces las redes jugaron un  papel valioso y contribuyeron al engaño. Desde antes de conocerse la actividad con Leonel Fernández, se estuvo convocando a una parada en los frentes del hotel, y se dio la impresión equivocada de que ese día iba acabarse el mundo. O por lo menos la carrera política del exmandatario. La cuestión se resumía en términos muy simples: o dejaba plantado a los empresarios y no asistía al almuerzo-entrevista o sencillamente las pasaría negras. Y la verdad que ni una cosa ni la otra. Fanfarroneó el Twitter, aguajeó el Facebook, y el Instagram se volvió buche y pluma nada más. No fue la cantidad de gente que se esperaba, y los que se atrevieron, cuando llegaron, ya el lugar estaba ocupado por hombres y mujeres muy decididos. Todavía se discute quién llevó esa tropa de choque, pero se cumplió la consigna de que “para un tíguere, tíguere y medio”...
LA CABALLERÍA.- Como en la zona los opositores a Leonel Fernández eran escasos, el tigueraje llevado al efecto cargó contra los camarógrafos y los fotógrafos, puesto que estos eran los únicos testigos del despropósito. Como no se vocearon consignas contra el expresidente, ni se tiraron huevos podridos ni tomates pasados de maduro, ni se soltaron los gatos que se tenían previstos, sus seguidores fueron los malos de la película. Nadie que no fuera esa turba alteró el orden, y como su razón de ser era proteger al expresidente e impedir un agravio parecido al de Nueva York, solo él sale afectado políticamente. Y todavía más cuando levantó los brazos y saludó, como todo un paladín, a la multitud que recién había perpetrado esa ofensa pública. Muchos recordaron una imagen parecida de Hipólito Mejía, después de la toma de la Casa Nacional en enero del pasado año, y que era de un César triunfante llegando a Roma. Lo que sucediera adentro ya no importaba, el daño estaba hecho...
LAS CANDELITAS.- La cita pudo haber sido una muestra de democracia. De un lado los oponentes a Leonel Fernández expresando su repudio y del otro sus seguidores manifestando adhesión política. Los estrategas de la confrontación podrán celebrar su hazaña y convertirse en los válidos principales del expresidente. La gente que resuelve en los momentos difíciles. Sin embargo, deben volver sobre sus pasos y atender a la posibilidad de que los riesgos ahora podrían ser mayores. No es verdad que los opositores a Fernández van a recogerse y no volverán a sacar cabeza, y  tampoco el exmandatario podrá añadir a su equipo de campaña esa tropa de choque, de manera permanente. Lo que sí podría producirse es una guerrita, y que como la consabida candelita, queme en una esquina y la otra. Fernández dejaría de ser un civilista y a partir de ahora jefe de turba y promotor de violencia, con todas las consecuencias habidas y por haber. No sería nada nuevo, ni aquí ni fuera, pero no sería el mejor de los presagios para las elecciones del 2016...

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