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Leonel Fernández |
EL ENFOQUE.- La parada contra Leonel
Fernández en Nueva York fue una tormenta en un vaso de agua, ya que
hablando con la verdad en las manos hay que reconocer que la
convocatoria fue pobre, precaria. Los manifestantes fueron pocos,
aunque las imágenes dieran a entender todo lo contrario, y se tuviera
la impresión de que a la cita acudieron todos los dominicanos residentes
en esa urbe. En ese entonces se mezclaron protestatarios, transeúntes y
los peledeístas que abandonaban la reunión. Las redes, sin dudas,
fueron claves en la difusión y el engaño, pero el picante lo pusieron
los seguidores del expresidente. Y no allá, sino aquí. Desde que se
enteraron del hecho, y suponiendo lo peor, tomaron por asalto los medios
de comunicación. Los fervorosos y los hostiles.
La reacción fue mayor
que la acción. Se asumió como un palo de gallera lo que nunca pasó de
topado. En política las pequeñas equivocaciones a veces trastornan más
que las grandes. Cuando la táctica flaquea, la estrategia se
descontrola. Lo sucedido el pasado miércoles en los frentes de un hotel
de la avenida Tiradentes no debió sorprender, aunque fuera una
demostración inútil...
TÍGUERE Y MEDIO.- El zafarrancho
del pasado miércoles fue el producto natural de la interpretación errada
de lo ocurrido en Nueva York, y esta vez como entonces las redes
jugaron un papel valioso y contribuyeron al engaño. Desde antes de
conocerse la actividad con Leonel Fernández, se estuvo convocando a una
parada en los frentes del hotel, y se dio la impresión equivocada de que
ese día iba acabarse el mundo. O por lo menos la carrera política del
exmandatario. La cuestión se resumía en términos muy simples: o dejaba
plantado a los empresarios y no asistía al almuerzo-entrevista o
sencillamente las pasaría negras. Y la verdad que ni una cosa ni la
otra. Fanfarroneó el Twitter, aguajeó el Facebook, y el Instagram se
volvió buche y pluma nada más. No fue la cantidad de gente que se
esperaba, y los que se atrevieron, cuando llegaron, ya el lugar estaba
ocupado por hombres y mujeres muy decididos. Todavía se discute quién
llevó esa tropa de choque, pero se cumplió la consigna de que “para un
tíguere, tíguere y medio”...
LA CABALLERÍA.- Como en la
zona los opositores a Leonel Fernández eran escasos, el tigueraje
llevado al efecto cargó contra los camarógrafos y los fotógrafos, puesto
que estos eran los únicos testigos del despropósito. Como no se
vocearon consignas contra el expresidente, ni se tiraron huevos podridos
ni tomates pasados de maduro, ni se soltaron los gatos que se tenían
previstos, sus seguidores fueron los malos de la película. Nadie que no
fuera esa turba alteró el orden, y como su razón de ser era proteger al
expresidente e impedir un agravio parecido al de Nueva York, solo él
sale afectado políticamente. Y todavía más cuando levantó los brazos y
saludó, como todo un paladín, a la multitud que recién había perpetrado
esa ofensa pública. Muchos recordaron una imagen parecida de Hipólito
Mejía, después de la toma de la Casa Nacional en enero del pasado año, y
que era de un César triunfante llegando a Roma. Lo que sucediera
adentro ya no importaba, el daño estaba hecho...
LAS CANDELITAS.-
La cita pudo haber sido una muestra de democracia. De un lado los
oponentes a Leonel Fernández expresando su repudio y del otro sus
seguidores manifestando adhesión política. Los estrategas de la
confrontación podrán celebrar su hazaña y convertirse en los válidos
principales del expresidente. La gente que resuelve en los momentos
difíciles. Sin embargo, deben volver sobre sus pasos y atender a la
posibilidad de que los riesgos ahora podrían ser mayores. No es verdad
que los opositores a Fernández van a recogerse y no volverán a sacar
cabeza, y tampoco el exmandatario podrá añadir a su equipo de campaña
esa tropa de choque, de manera permanente. Lo que sí podría producirse
es una guerrita, y que como la consabida candelita, queme en una esquina
y la otra. Fernández dejaría de ser un civilista y a partir de ahora
jefe de turba y promotor de violencia, con todas las consecuencias
habidas y por haber. No sería nada nuevo, ni aquí ni fuera, pero no
sería el mejor de los presagios para las elecciones del 2016...
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