Mercedito chocó con unos plátanos. Y usted se preguntará cómo. Sucede
que cayó de una guagua platanera en la que trabaja, enredado con el
pantalón y los tennis. Caliente, sintió que no tenía nada y cogió para
su casa. Se acostó y no se pudo levantar.
El dolor en la cadera lo inmovilizó. ¡Ay que dolor, ay Dios!, gritaba. ¡Dios mío, caramba!, se lamentaba. Hasta que alguien entendió que este hombre no podía pararse para ir al médico y que había que llamar de emergencia al 911.
El dolor en la cadera lo inmovilizó. ¡Ay que dolor, ay Dios!, gritaba. ¡Dios mío, caramba!, se lamentaba. Hasta que alguien entendió que este hombre no podía pararse para ir al médico y que había que llamar de emergencia al 911.
La ambulancia del 911 llegó en poquísimos minutos con la paramédico Marianny Reynoso al mando.
El trayecto desde Villa Liberación no fue fácil porque los hoyos en la
calle ponían a brincar a la ambulancia tanto como el dolor de Mercedito
Jiménez. La paramédico lo atajaba, lo sedaba con sus atenciones, pero
que va, el dolor no se aguantaba.
Quedó complacido con el servicio del 911.”Se portaron muy bien conmigo”
cuenta Mercedito. Rápido y buen trato. “Ellos nunca me abandonaron.
Hicieron diligencias desde la ambulancia para que me recibieran más
rápido” recuerda.
El 911, rápido y gratuito, es un bien público de todos los dominicanos y dominicanas. Cuídalo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario