"Un, dos, tres, Evo otra vez"; "Evo 2015, Evo dos mil siempre"; "Evo no se va, se queda, se queda, Evo presidente"…
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Para cuando Evo Morales cumpla su último año de gobierno, en 2020, habrá permanecido 14 años en el poder. |
Frente
al Palacio Quemado, la sede presidencial, sonríen las mujeres que
acaban de ver a Evo por el balcón, y algunos hombres vestidos de
mineros.
Hay hasta simpatizantes llegados de Argentina –que piden
más cóndor (el ave nacional boliviana) y menos buitres (en referencia a
los fondos de inversiones que mantienen un litigio con Argentina)– y una
pareja de turistas francesas con cara de despistadas que, sin
esperarlo, acaban bailando abrazadas a una ferviente simpatizante de
Morales al son de la música tradicional andina.
Este domingo, el
60% de los bolivianos respaldó en las urnas a Morales para que pueda
sacar adelante su tercer mandato y último, según la redacción actual de
la Constitución.
No está claro todavía si tendrá una mayoría suficiente en el Congreso para cambiar ese texto o si buscara la reelección.
Pero cuando se cumpla su último año de gobierno, en 2020, Morales habrá permanecido 14 años en el poder.
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A la tradicional base de apoyo de indígenas y campesinos se han sumando los empresarios y celebridades locales. |
"Con los resultados de estas elecciones a nombre personal pero
también a nombre del vicepresidente y de quienes siguen luchando por la
liberación de Bolivia, gracias por este triunfo del pueblo boliviano",
exclama el mandatario.
"¿Hasta cuando seguir sometidos al sistema
capitalista. Este triunfo es de los anticapitalistas y
antineoliberalistas", dice entre aplausos.
A falta de resultados
oficiales, los sondeos a pie de urna sugieren lo que todos esperaban en
el país, que el presidente Morales –quien ya era de por sí uno de los
líderes latinoamericanos más populares– logró evitar una segunda vuelta y
arrasar en las elecciones.
El triunfo de la economía
Quizás
la victoria más simbólica sea la del Movimiento Al Socialismo (MAS), su
partido, en Santa Cruz, un departamento que tradicionalmente se ha
considerado como bastión de la oposición y donde hasta hace poco el
presidente era recibido a pedradas.
El MAS también ha ganado en todos los departamentos del país, salvo en Beni.
Y
es que a su tradicional base de apoyo de indígenas, campesinos y otros
colectivos sociales, Morales ha sumado a empresarios y hasta a
celebridades locales, gracias al buen desempeño económico del país.
Las
recetas de un presidente que habla de antiimperialismo y
nacionalizaciones han sido alabadas por organizaciones que están lejos
de ser consideradas como "socialistas", desde el Fondo Monetario
Internacional hasta el diario estadounidense The Wall Street Journal.
Pero lo cierto es que las calles de La Paz están llenas de síntomas de esa bonanza, como edificios en construcción.
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Samuel Doria Medina, de Unidad Demócrata (UD), quedó segundo con cerca de un 25% de los votos. |
Desde nuevos supermercados, cines o centros comerciales a los ya
célebres "cholets", las extravagantes mansiones de los empresarios
migrantes que ganaron dinero en los últimos años.
Quizás el
flamante teleférico de la capital, con sus dos líneas y una tercera en
camino, sea el mejor ejemplo del cambio en Bolivia, que es todavía uno
de los países más pobres de América Latina.
Esta impresionante
obra de ingeniería conecta La Paz con la ciudad satélite de El Alto,
hogar de miles de migrantes del interior que viven a más de 4.000 metros
sobre el nivel del mar.
"A mí (el presidente) me ha ayudado con
el bono Juana Azurduy (a embarazadas y madres de niños menores de dos
años) y con el SUMI (seguro de salud para madres y niños), el gobierno
atiende a mis hijos hasta los 5 años", le dice a BBC Mundo María Esther
Prieto, con su bebé en brazos.
Cuenta que el sueldo de su esposo maestro se ha duplicado en los últimos dos años.
"Ha
cambiado el país, en lo económico, hay más trabajo, está con el pueblo y
las comunidades le quieren", dice otra señora, que prefiere no dar su
nombre, en un centro de votación de La Paz.
Críticas
Bajo
la gestión de Morales Bolivia ha crecido a un ritmo constante del 5%
anual, hasta convertirse en la economía de más rápida expansión de toda
Sudamérica. Y se han reducido los índices de pobreza en un 20%.
Sin
embargo, sus críticos, incluyendo a su principal rival en estos
comicios, el empresario de centro derecha Samuel Doria Medina, Morales
está dejando el futuro de la economía en manos del azaroso precio
internacional de los recursos naturales.
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La imagen del Che Guevara se alza sobre una pancarta electoral en El Alto. |
También es atacado por la izquierda por quienes creen que Evo es sólo
un capitalista con piel de socialista que está anteponiendo los
beneficios económicos a la protección del medio ambiente y los recursos
naturales.
Hasta ahora, el legado de Morales deja otras sombras
que tendrá que enfrentar en su tercer mandato, como un ineficiente
sistema de justicia, una ola de violencia contra las mujeres y tensiones
de carácter racial en el seno de las Fuerzas Armadas.
"Debería
planificar más obras y proyectos en salud y educación, que ha estado muy
abandonada en Bolivia", asegura Jorge Lora, kioskero del barrio de La
Lomas, en La Paz.
"No debería estar velando en él, sino en lo que
el pueblo pide. Hay mucha mentira", añade una mujer del mismo barrio,
que prefiere no dar su nombre.
"Por ejemplo –agrega–, él dijo que
el satélite (Túpac Katari) iba a funcionar y no ha funcionado, y hay una
inversión muy fuerte que ha hecho para eso, pudiendo hacer acá cosas
que necesitamos".
"Mire, mi zona, Las Lomas, no ha mejorado. Desde
que he nacido sigue lo mismo, en El Alto las cosas sí están bien…",
dice en referencia a una de las ciudades más "evistas".
Legado
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El 60% de los bolivianos respaldó a Morales en las urnas el domingo. |
Allí
mismo, en El Alto, un monumento al revolucionario argentino Che Guevara
se eleva junto a uno de los nuevos centros comerciales, rodeado de
miles de puestos de venta de verduras y productos de contrabando.
Y sobre todos ellos, el rostro de Morales en un cartel, divisando esta caótica y ruidosa intersección.
Su
cara estará aquí por mucho tiempo a juzgar por el apoyo de gran parte
de los bolivianos, que le ven como responsable directo de su bienestar.
Porque como líder cocalero Evo Morales se ganó el corazón de los
indígenas, y como jefe de Estado forjó la confianza de los empresarios.
Ahora
tendrá que probar a sus críticos que se equivocan cuando dicen que se
ha convertido en un líder autocrático y con deseos de perpetuarse en el
poder.
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