El tema de la reelección presidencial vuelve a acaparar la atención
de la opinión pública en nuestro país en estos momentos. El mismo
resurge luego que el presidente de la República, licenciado Danilo
Medina Sánchez declarara, en rueda de prensa celebrada en el Palacio
Nacional, que en su momento, cuando el calendario electoral lo exija,
fijará su posición sobre el debatido tema.
Su interés radica en lo
que pareciera ser un cambio de opinión, luego de afirmar en varias
ocasiones que no intentaría reelegirse en la Presidencia de la
República. Para abordar este tema de interés nacional y evaluar la
pertinencia de la misma es necesario analizar los aspectos políticos y
legales que conlleva un proyecto relacionista en los actuales momentos.
Los
aspectos de carácter político que implicaría esta tentativa continuista
los podemos expresar de la manera siguiente: Primero, un riesgo
reputacional para el Presidente de la República, toda vez que en caso de
intentarlo echaría por el suelo sus propias afirmaciones, antes
realizadas, de que no intentaría la búsqueda de un nuevo mandato en esta
ocasión, lo que lo equipararía al expresidente Hipólito Mejía que
incumpliera su palabra de no respostularse a la Presidencia de la
República en el año 2004, luego de afirmar en varias ocasiones que no lo
haría.
El segundo aspecto es un riesgo político mayor al interior
de su Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y los opositores
Partido Revolucionario Dominicano (PRD) y el Partido Revolucionario
Mayoritario (PRM), toda vez que para aprobar la modificación de la
Constitucional, que restablecería la reelección, tendría que sonsacar
legisladores seguidores de los tres principales líderes de esas
organizaciones, el doctor Leonel Fernández Reyna, el ingeniero Miguel
Vargas Maldonado, y el ex presidente Hipólito Mejía, a cambio de
canonjías y recursos del poder que le provocaría fricciones políticas
con los principales actores políticos garante del clima de paz y
gobernabilidad de que disfruta nuestro país.
El tercer y último
riesgo político es de carácter institucional, pues se intentaría
modificar una constitución que fue promulgada luego de un amplio
consenso con las fuerzas organizadas de la sociedad civil y la comunidad
política dominicana, con apenas cuatro años de haber entrado en
vigencia, por el simple motivo de pretender hacer un traje a la medida
al gobierno de turno.
Otras implicaciones sobre las que conviene
reflexionar son las contingencias de carácter legal que reviste un
intento reelecionista toda vez que el artículo 124 de la Constitución
establece que el Poder Ejecutivo se ejerce por el Presidente de la
República, quien será elegido cada cuatro años por voto directo y no
podrá ser electo para el período constitucional siguiente, lo que
implica que para impulsar una reelección es necesario eliminar este
mandato.
El segundo aspecto de carácter legal lo constituye el
artículo 210, párrafo número uno, relativo a la utilización de los
referendos, el cual expresa que las consultas políticas mediante
referendo no podrán tratar sobre aprobación ni revocación de mandato de
ninguna autoridad electa o delegado, lo cual constituye a toda luces el
otro escollo con que tropezaría la reelección presidencial.
El
tercer y último aspecto que analizaríamos es el artículo 110 de la
Constitución de la República el cual manifiesta: “La ley solo dispone y
se aplica para lo porvenir. No tiene efecto retroactivo sino cuando sea
favorable al que esta subjudice o cumpliendo condena. En ningún caso los
poderes públicos o la ley podrán afectar o alterar la seguridad
jurídica derivada de las situaciones establecidas conforme a una
legislación anterior”. Lo que se deriva de estas consideraciones es que
el Presidente actual no debería beneficiarse de una modificación
constitucional. Finalmente, al margen de los riesgos políticos y legales
e institucionales que implica un proyecto reelecionista en los actuales
momentos, la confluencia de un proyecto de esta naturaleza con las
acciones gubernamentales afectaría estas últimas creando distorsiones en
la aplicación de las políticas públicas y restándole efectiva y
eficacia a las mismas, además de que sería un elemento que vendría a
contrariar la lógica de la dinámica política actual y a fragilizar más
la credibilidad que tiene en la ciudadanía la clase política nuestra,
diezmando el proceso de afianzamiento de nuestro sistema político
democrático.
El autor es abogado y máster en Ciencias Políticas.
Por Julio Aníbal Fernández Javier ;-
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