Por Silvio Herasme Peña;-
El diccionario de la Real Academia
de la Lengua de España, define el término “holocausto” como un gran
sacrificio de seres humanos. Con dicho término se definió la gran
matanza de judíos, gitanos y otras étnias durante la Segunda Guerra
Mundial, de parte del Partido Nazi de Adolf Hitler.
Todo el que esté medianamente informado sabrá que los
ingleses ocuparon, tras la destrucción del Imperio Turco Otomano, por
allá por el 1920, todo el Medio Oriente, incluido Palestina, Egipto,
Irak y lo que se define ahora como Jordania y Arabia Saudí.
Las fronteras fueron trazadas por Naciones Unidas y el
imperio inglés, básicamente. Los israelitas querían volver a su tierra
de antaño, pero más antiguos que ellos, ahí vivía otro pueblo
identificado como Palestina.
Finalmente por la presión de judíos poderosos de
Inglaterra y la Asamblea General de las Naciones Unidas de los Estados
Unidos, emitieron aquella controversial Resolución 181, dividiendo el
territorio de Palestina entre dos Estados: Estado judío y Estado árabe, y
ahí fue que comenzó lo que persiste aún en estos días. La parte
Palestina de la Resolución nunca se cumplió.
Desde entonces los árabes rechazaron la Resolución 181 de
Naciones Unidas que creaba los dos Estados y Egipto hizo las paces con
Israel en los tiempos de Anuar el-Sadat, a instancia del presidente
Jimmy Carter, de los Estados Unidos. Luego lo hizo Jordania, pero ni
Libia ni Siria reconocieron a Israel.
Gaza se desempeña autónomamente porque es un reducto
humano controlado por el grupo islámico Hamas, el ala política de la
Autoridad Palestina proclamada independiente después de la muerte del
líder nacionalista palestino Yasser Arafat. En realidad ha tenido un
comportamiento reñido con las normas políticas que han prevalecido en el
Medio Oriente, especialmente su radicalismo ante Israel ¿Cómo puede
pensar Hamas que podría destruir a Israel?... ¿Cuál es el propósito de
esas provocaciones que lo único que logran es darle músculo a los
partiditos más derechistas y confesionales radicales de ese país? El
mundo entero, a mi modo de ver, considera legítimo a Israel, una nación
surgida tras el holocausto que sufrió a manos de los nazis.
Es una nación que lleva muy en el alma el sufrimiento. Por
eso es reprochable que los israelitas produzcan una matanza de
inocentes casi en los mismos términos que hicieron contra su pueblo los
fascistas.
Niños, ancianos y mujeres… familias enteras arrasadas por
la metralla que llega ominosa de los cielos o de los vehículos blindados
que disparan sin mirar hacia donde.
Los judíos deben comprender que luego del holocausto
israelita de la Segunda Guerra Mundial y de tantas violaciones de los
derechos humanos en el mundo, especialmente de las matanzas de
refugiados palestinos en Sabra y Chatila en Beirut del Oeste; durante la
Guerra del Líbano en el 1982, hace más 20 años, que existe en la
opinión pública internacional especial sensibilidad contra abusos
políticos que producen represión racial o ideológica en el mundo.
¿Qué responsabilidad tiene un niño palestino de Gaza de la
conducta de sus mayores o de personas que ni siquiera son sus
parientes?… ¿Por qué la acción de otros debe poner en peligro, por los
métodos más radicales, la vida de ese niño? Admitimos que Israel esté
hipersensibilizado por los ataques con cohetes de Hamas, pero no es su
deber reprimir, si procede, a los responsables de esas acciones, no a
una población pobre ajena a la conducta civil o incivil de otras
personas.
Si el ejército israelí sigue con esa pavorosa ofensiva en
Gaza, victimizando a inocentes, mujeres, ancianos y a sus hijos, la
nación israelí va a engendrar un sentimiento muy adverso a sus
propósitos en todo el mundo, a tal nivel podría darse que ni siquiera
las enmiendas suplirán el dolor infligido a esa depauperada población,
martirizada por décadas por querer usufructuar y progresar socialmente
en su propia tierra.
¡Es tiempo de erradicar todo ese dolor!. El holocausto de Gaza debe terminar para tranquilidad de la
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