LOS PULPEROS.- Los perredeístas tienen
ahora problemas de contabilidad. Los bandos quieren convencer a la
opinión pública de cual convoca o reúne más, y lo hacen como los
pulperos, sin cuadrar la caja, sino calculando las ventas del día a ojo
de buen cubero. Y la consabida apreciación de me gané tanto. Luis
Abinader, por ejemplo, se llena la boca diciendo que el noventa por
ciento de sus compañeros se fueron con el PRM, y si lo punchan mucho
atribuye la información a unas encuestas que nunca identifica. O se
defiende con un que no son suyas, sino de empresarios o partidos
contrarios y que no está autorizado a revelar la fuente.
Miguel Vargas,
por su lado, lo hace de otra manera. Dice que tiene más diputados,
alcaldes, regidores y distritos municipales, y por igual mayoría en los
organismos de dirección. El aplauso de la calle es ocasional y responde a
la emoción del momento, distinto al que ocupa un cargo en instancias de
poder o en la propia organización, situación que lleva a suponerlos
líderes medios o cercanos a las masas. ¿Cómo puede llegarse a diputado,
alcalde y regidor, si no se tiene un mínimo de apoyo en las bases o en
la población?...
LAS MIGRACIONES.- Esa situación al
parecer era cierta, pues ahora que se acerca la elección de los bufetes
directivos de los ayuntamientos, el PRM hace un reconteo y los números
ñdice-- son diferentes. Abinader me confió el sábado que la correlación
es de 23 alcaldes PRM, 22 PRD, y siete u ocho indecisos, aunque ya en la
prensa del domingo Víctor Gómez Casanova negaba ese desplome de Vargas
en los municipios. No obstante, Abinader habla de ahora, de manera que
lo que se consignaba de Vargas con mayoría, era verdad. El hecho puede
ser nuevo, pero nada del otro mundo, puesto que es normal que se
produzca una recomposición de fuerzas, y que los alcaldes y los
regidores, como los perredeístas en general, planteen quedarse en el
partido o asociarse al núcleo en formación. Ninguna de las facciones
recuerda que el PRD entero no supera al cincuenta más uno. No lo pudo
José Francisco Peña Gómez, ni Hipólito Mejía, y tampoco Miguel Vargas...
RESULTADO.-
Los aspirantes perredeístas tienen un afán de medirse con Leonel
Fernández, y en encuestas con fines internos incluyen esa pregunta,
creyendo que si los números favorecen su suerte, convencerían a sus
compañeros de ser la opción más válida, más ganadora. La campaña la
libran contra el expresidente y no contra sus reales adversarios. Sin
embargo, mientras se entretienen de esa manera y deliran, Fernández, sin
todavía ser candidato, les come los caramelos. Las reseñas de prensa
del acto de Mao, que fue de toda la Línea Noroeste, dieron cuenta de que
dos jóvenes mujeres de la zona que militaban en el PRD dieron el salto.
Ahora respaldan las aspiraciones de Fernández. Esto es, no dejaron al
PRD de Vargas para apoyar al PRM de Abinader y Mejía. Lo cual significa
que está nadando en lo seco, a pesar de Mao estar rodeado de ríos y
atravesado por canales, o de que no hace mucho anduvieron sus calles en
una demostración que ña su juicio-- fue extraordinaria. Hay situaciones
que son obvias por realizarse a la luz del día...
OBSEQUIOSOS.-
Mientras se produce ese fenómeno de perredeístas que se van, el PRM
sustenta sus expectativas en La Convergencia, a la que confluyen
individuos tan diversos y con promedios tan pobres que no saben lo que
es ganar un juego. Los insurgentes no advierten esa realidad, que en
otra circunstancia la verían como alevosa, de que sus aliados son
agentes de división. Como no son perredeístas de militancia, o de
sentimiento, y ni siquiera de emoción, no sienten ni padecen. Les da
igual que se vaya a tierra y no cumpla su verdadero papel. Lo suyo es
coyuntura y conveniencia, pues de por sí no han tenido ni tienen
posibilidades de alcanzar metas o realizar sus propósitos con fuerza y
voluntad propias. Llegado el momento se verá a Mejía y a Abinader
repartiendo postulaciones a diestra y siniestra, pero sobre todo a costa
de los verdaderos perredeístas (o perremeístas). La vieja mala
costumbre de Peña Gómez que daba a manos llenas a cambio de nada
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