DE JEFES.- El Partido Revolucionario
Mayoritario será una organización de dirigentes, de jefes, y no podría
ser de otro modo. ¿Cómo pedir a perredeístas conocidos, que se negaron a
empadronarse en el PRD original, que lo hagan en el PRM? Sería empezar
con problemas, y ya se sabe que los inconvenientes entre perredeístas se
multiplican por simple pestañeo. Está el caso de Milagros Ortiz,
presidenta del comité del Distrito Nacional, y nadie recuerda que fuera
electa y menos que haya renunciado del PRD.
Se trata de un reparto en la
cumbre, pues entre los requisitos no escritos está no someterse a
subordinación, pues quien no es de Hipólito Mejía, es de Luis Abinader, y
aunque la etapa es de atajar, cada cual anda con su lazo para amarrar
de entrada. La doble militancia se permite a nivel de partido, pero no
de grupo. Lo cual se comprueba de muchas maneras. Una, las “vacantes” se
llenan de forma equitativa. Si son dos, uno y uno, y si tres, buscan
una vuelta que no los canse mucho...
LAS VACANTES.- ¿Cómo
se producen las vacantes? La fórmula de avenencia luce inteligente. Los
dirigentes que no se quedaron en el PRD pueden ingresar al nuevo
agrupamiento con sus antiguos rangos u ocupando las posiciones que
ostentaban antes de las expulsiones, suspensiones y convenciones. Como
si nada hubiera pasado. El mismo carro, solo que con otra capota. En los
lugares en que la directiva entera no se afilie, se hacen las
sustituciones de lugar. Esas son las vacantes, los puestos de mando sin
titular, y son los que se distribuyen entre los seguidores de Mejía y
Abinader a partes iguales. Es decir, que irse con Mejía o con Abinader
produce bonus. Por ejemplo, ser tomado en cuenta para determinadas
posiciones, que en unos casos sería premio, ascenso, promoción. Los
perredeístas que se quejaron porque fueron excluidos del padrón de
Miguel Vargas, y que nunca dijeron que fue porque ya no eran miembros de
organismos, ahora podrán recuperar su perdida importancia. Lo que no
está mal, políticamente hablando, pues sería como nacer con el pan bajo
del brazo....
ABIERTA.- Luis Abinader declaraba ayer en
nota de prensa que el Partido Revolucionario Mayoritario será un oasis
de democracia, donde se respetará el derecho a elegir y ser elegido. Y
si es así, no habrá problema. Un caso único en la historia del partido
que una vez fuera llamado de La Esperanza Nacional. Por lo menos
Hipólito Mejía y sus seguidores confían en que ese será el ánimo de
Abinader cuando llegue la hora de decidir candidato. La idea es que
ambos se sometan a consulta con un padrón abierto, universal, y que vote
todo perredeísta o dominicano que sientan simpatía por uno o por el
otro. Como será con el registro de la Junta Central Electoral, no habrá
exclusiones y las manipulaciones de fuera no importarán. De un modo u
otro es el método de elección sugerido o propuesto por los empresarios
del Conep, y que Mejía saludó mediante carta pública. Sería populismo
puro, pero también democracia directa...
EL SACRIFICIO.-
Se dirá que falta gente, y la verdad que no, pues aunque no existe un
amarre definitivo y las conversaciones y los trabajos avanzan, los
perredeístas tienen una cosa clara: El candidato de La Convergencia
tiene que ser uno de los suyos. Los potenciales aliados pueden arrear
todo lo que quieran, y hacer maravillas en la pista, pero ese punto es
innegociable. Como las elecciones del 2016 serán juntas y no separadas,
habrá para todos. ¿Por qué ser candidato a la presidencia si puede serlo
sin conflicto a senador, o a diputado, o a alcalde de una ciudad
importante? Se trata de políticos que debieran estar cansados de arar en
el mar, y que nunca han sido nada, y que ahora tendrían la oportunidad
de pertenecer a un colectivo con posibilidades de acceder al poder,
situación que les permitiría relanzar sus carreras desde arriba. Además
¿No se actúa con el designio superior de salvar la patria, de rescatar
el gobierno de las manos impuras de los peledeístas? Los sacrificios se
imponen y las mezquindades repugnan, ya que lo único que se necesita es
voluntad política y conciencia moral. Lo que suena bonito en el papel,
pero no se sabe en la práctica...
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