Por Alfredo Freites;-El titular del Listín Diario fue como decir
esta noche habrá oscuridad. Miguel Vargas Maldonado ganó la candidatura
presidencial del Partido Revolucionario Dominicano en unas elecciones
donde todo el mundo sabía que ostentaba la mayoría. Una jugada leída,
dirían los practicantes del póquer. Tampoco fue noticia que hubo líos en
lugares de votación. Dos elementos precedieron a estos acontecimientos.
El primero fue que con antelación se dijo que había brigadas de
disturbios integradas por adversarios de MVM que procuraban una merma en
la concurrencia en las votaciones, algo así como hicieron ante la
convocatoria del Comité Central del PRD.
El segundo es que los
eventos electorales del PRD son como las fiestas de los monos. En la
Casa Nacional Guido Gómez fue a votar, se retiró, alguien lanzó una
botella plástica y plá, cutucuplá, plá. Sonaron los tiros de estilo y
una bala impactó en una chapa masculina, para dejarle un lunar eterno.
Otro se desmayó del susto y las trifulcas se extendieron a otros locales
dejando en total 15 heridos.
La convención electoral del PRD
culminó con aproximadamente la mitad de los que tenían derecho a votar.
MVM alcanzó el 87 por ciento de los votos. Guido Gómez que descartó el
fraude electoral, sacó casi quince mil sufragios. Quizá el gran volumen
que le otorgó una encuesta no pudo concurrir al evento. Esto impidió que
arrasara en las urnas. De todas formas, Guido, con todas las
condiciones adversas, alcanzó más del siete por ciento. Por eso luego
cambió la versión y asegura que hubo trampa, que lo engañaron.
Los
miguelistas lo piensan como un Caballo de Troya que iba desde adentro a
promover disturbios, pero en realidad Guido es peleonero. Sabe que sus
parciales de alguna forma descargarían la ira de la derrota. Digan lo
que digan, él sigue en el PRD donde tiene mayor proyección futura que
en el Partido Revolucionario Mayoritario. ¡Qué dilema enfrenta!
Yo
creía desde el principio que la votación en la convención sería
anémica por razones de temor y falta de interés, pero los provocadores
le dieron la excusa a la Comisión Organizadora. Menos de los esperados
fueron al cónclave. Pero los que votaron eligieron. Ese es el final de
la historia. MVM tiene una reválida.
Se quedó en el tintero los planes de Guido de promover el retorno de Hipólito.
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