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Época dorada. Mike Tyson es levantado por su ex promotor Don King luego de finalizar un combate. |
Nueva York;-La vida de Mike Tyson es la historia de nunca
acabar. En algún momento fue el hombre más temido del planeta, un
campeón del peso completo que aterrorizaba al que se cruzara en su
camino, dentro o fuera del cuadrilátero. Más recientemente, se destapó
como una persona atormentada, con un monólogo en Broadway que Spike Lee
convirtió en un progama especial de televisión que será transmitido el
16 de noviembre por HBO.
Resulta que Tyson no nos había contado
todo. Pero no hay que preocuparse, ya que se encargó de eso con una
autobiografía que destapa hasta los rincones más retorcidos de su vida.
El
título es “Undisputed Truth” (La Verdad Indiscutida), y la realidad es
que Mike Tyson es un tipo con muchos problemas. Está desesperado por
apaciguar sus demonios, pero el libro necesitó un epílogo adicional
escrito justo antes de su impresión para hablar sobre la más reciente
recaída de Tyson con el alcohol.
Y aunque la situación haya
mejorado últimamente en el mundo de Tyson, el exboxeador advierte que en
cualquier momento puede caer al precipicio.
“A veces fantaseo con
volarle la cabeza a alguien para ir a prisión por el resto de mi vida”,
escribe. “Trabajar en este libro me hace pensar que toda mi vida ha
sido una broma”.
Aunque desde hace algún tiempo Tyson se dedicó
más a su familia, la comedia y una vida relativamente sana, recuerda que
vive a diario con la sombra de un drogadicto al que le encantaba
inhalar cocaína y emborracharse, y que estaba en una constante búsqueda
de mujeres para llevar a la cama. El sexo aparece con lujo de detalles, y
Tyson habla bastante de las mujeres que pasaron por su vida. Una
excepción es Desiree Washington, la concursante de un certamen de
belleza que acusó a Tyson de violarla en Indianápolis, un delito por el
que el púgil estuvo tres años en prisión.
“¿Cómo puedes violar a alguien que viene a tu habitación de hotel a las dos de la mañana?”, pregunta.
Incluso
en la cárcel, Tyson tuvo bastante actividad sexual, primero gracias a
visitantes, y después con una consejera de rehabilitación de drogas a la
que Tyson le envió 10.000 dólares para arreglar el techo de su casa.
“Tenía
tantas relaciones sexuales que estaba demasiado cansado incluso para ir
al gimnasio”, escribió Tyson. “Me quedaba todo el día en mi celda”.
La
narración es en primera persona, pero fue escrita por Larry Sloman. Sus
páginas permiten una mirada fascinante a una vida que ha sido bien
documentada. El lenguaje es tan crudo y soez que Tyson tiene que
explicar algunas de las palabras que utiliza para referirse a las
mujeres y los negros en un capítulo aparte al final.
También tiene
sus pasajes graciosos, como cuando Tyson se olvidó de un maletín con un
millón de dólares en efectivo, y que uno de sus allegados recuperó una
semana después. “Había tenido un día bastante loco en la ciudad y olvidé
dónde lo dejé”, dijo Tyson.
Tyson no escatima la autocrítica,
lamentando su falta de autocontrol. Pero también lanza dardos a quienes
lo rodearon en una carrera en la que generó más de 300 millones de
dólares, pero que lo dejó en la bancarrota.
Catalogó a su primera
esposa Robin Givens como una arpía que lo hizo comportarse como un
perrito entrenado, a Evander Holyfield como un tramposo ligado con el
uso de esteroides, y acusó al árbitro Mitch Halpern de estar borracho en
el cuadrilátero durante su primera pelea con Holyfield en 1996.
Pero sus mayores cañonazos son para su ex promotor Don King.
“Cuando pienso en todas las cosas horribles que Don me hizo durante tantos años, todavía me dan ganas de matarlo”, señaló.
Tyson
relata historias inesperadas, como el día que supuestamente encontró al
actor Brad Pitt en la casa de Givens. Cuando Tyson los encaró, Pitt
habría dicho, “no me pegues, no me pegues. Solo estábamos repasando un
libreto”.
¿Y qué hay del tatuaje tribal que tiene en el rostro? Se
suponía que fuesen unos corazones, pero quien se lo hizo lo convenció
de cambiarlo.
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