El mundo es uno. Sobre todo frente a la masacre y
al horror el mundo es uno. La Declaración de los Derechos Humanos de
1948 nos defiende y nos obliga. Por ella podemos llamarnos mundo
civilizado.
Nuestro país hace mucho tiempo es parte de la
comunidad internacional y eso significa compromisos, no significa
renuncias. La soberanía se mide por la capacidad de cumplir esos
compromisos, no por la irresponsable intención de violarlos o
ignorarlos.
“Todos los seres humanos nacen libres e iguales en
dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben
comportarse fraternalmente los unos con los otros.”
Esa Declaración Universal de los Derechos Humanos
de la que somos signatarios desde el primer día, nos obliga en el mejor
sentido a esperar del Estado dominicano, la protección y la seguridad de
quienes habitamos su territorio. Ése es el ejercicio de soberanía que
queremos. Basta de seguir el discurso de Trujillo, Pinochet, Videla o
Somoza que ante la exigencia de la comunidad internacional para que
respetaran la vida de sus nacionales recurrieron al burdo y torpe
ejercicio de querer confundir los intereses nacionales con los de una
camarilla de fascistas que no descansan en su intención de hacernos
infelices y de avergonzarnos.
Hay dos asuntos que están en la preocupación de
muchos dominicanos y dominicanas: uno es el principio de la
irretroactividad de la ley y el otro tiene que ver con las consecuencias
de las acciones de la comunidad internacional, asumiendo que nadie
tiene dudas acerca de lo graves que pueden ser las consecuencias de la
resolución del Tribunal Constitucional.
El principio de la irretroactividad de la ley fue
el tema de la tesis universitaria de una dominicana ejemplar, la Dra.
Minerva Mirabal de Tavárez, que nunca, nunca se inclinó ante la
injusticia, nunca la paralizó el terror y no temió ayer a los que
todavía hoy pretenden continuar su hazaña inhumana, egoísta,
antidemocrática y cobarde.
Sobre lo que será la acción de la comunidad
internacional y lo que podemos esperar, viene también a mi memoria el
viaje de mi padre Manolo Tavárez Justo a la sede de la Organización de
Estados Americanos en Washington en el año 1961 para impedir el
levantamiento de las sanciones de los países de América a República
Dominicana mientras no se dieran condiciones reales de avance en la
democratización del país. ¿Ese recurso de Manolo Tavárez ante la
comunidad interamericana podría ser interpretado como un intento de
lesionar la soberanía del pueblo dominicano?
Pero sobre estos temas hay mucho más, muchos más
episodios de nuestra historia que deben hacernos sentir orgullosos y
también agradecidos.
Dominicanos y dominicanas no podemos olvidar que
el derecho internacional se escuchó aquí primero, surgió de aquí. Fue
Fray Antón de Montesinos quien en su defensa de los pueblos originarios
motivó el “derecho de gentes” concebido por Francisco de Vitoria. ¿Cómo
poder ocultar nuestro orgullo de ser dominicana?
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos,
surgió de la V Conferencia de Consulta de la OEA en Santiago de Chile en
agosto de 1959 en gran medida como reacción frente al horror que
provocó en los países civilizados la masacre de los expedicionarios del
14 de junio. ¿A quién puede sorprender la animosidad contra estas
iniciativas de la comunidad internacional por parte de quienes
celebraron aquellos crímenes?
En un país que se reclama cristiano no debemos
olvidar que el ejemplo más impactante de lo que significa el compromiso
con los seres humanos viene dado por un extranjero, no precisamente bien
valorado en su tiempo y lugar: un buen samaritano.
Es el momento de asumir con responsabilidad que
necesitamos un profundo cambio cultural y político. Mientras sigamos
reproduciendo las actitudes que denunciamos nada va a cambiar: en
nuestros procederes egoístas y desconfiados está la explicación de la
sociedad que insistimos en mantener. Una sociedad en la que el engaño,
el robo, la violencia y el fraude se han ido transformando en mérito.
Y, dominicanos y dominicanas tenemos derecho a
saber lo que piensan los partidos políticos. Yo, por mi parte,
especialmente reclamo conocer la posición oficial de mi Partido, el de
la Liberación Dominicana.
Se sabe que la resolución afectará a un número
indeterminado de personas, por lo que también reclamo del Gobierno los
cambios que fueren necesarios para que quienes tengan que implementar
las medidas anunciadas nos aseguren que se intentará reducir el dolor en
todo lo que sea posible.
También espero que la responsabilidad
gubernamental alcance para darse cuenta de que los intereses del país
deberán ser bien defendidos y tenemos un Ministerio de Relaciones
Exteriores ausente, que no previó absolutamente nada y que en su
situación actual difícilmente pueda ayudar a mejorar los retos que
Minou Tavárez Mirabal |
Una de las primeras consecuencias de la resolución
del Tribunal Constitucional es que ha puesto en primer plano lo peor de
nosotros mismos. En los comentarios de los periódicos digitales,
televisivos y radiales, en la prensa escrita, la descalificación, la
incapacidad de aceptar y aceptarnos se ha adueñado del escenario.
Pueden estar felices los tradicionales traficantes
del miedo, esos que desde las penumbras de la dictadura todavía no
superada, sobreviven gracias al temor de unos, el oportunismo de otros y
la desidia de quienes han olvidado que la política es un servicio a
todos, que no se puede hacer sin ideas, sin valores y sin convicciones.
Pero esta sensación de malestar, de incomodidad y
de profundo pesar, nos debe llamar a la reflexión tranquila y a la
acción decidida por una República Dominicana civilizada de la cual ahora
y más tarde nos sintamos todas y todos orgullosos.
Por: Minou Tavárez Mirabal
Diputada
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